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obra
Otro de los cartones para tapiz destinados a decorar el comedor de los Príncipes de Asturias en el Palacio de El Pardo; junto a la Cometa y los Niños inflando una vejiga, fue realizado por Goya entre agosto de 1777 y enero de 1778. Por este lienzo percibió el artista 5.000 reales.Se trata de una de las obras más originales de los pintados hasta este momento por el maestro, integrándonos perfectamente en el mundo de los majos de finales del siglo XVIII, en el engaño a que están siendo sometidos el hombre de la derecha y el del frente por los que están a su alrededor, haciéndonos partícipes de la escena a los espectadores. La manera de retratar las estampas de su tiempo, con el mayor naturalismo, hacen de Goya un pintor único.Las figuras se sitúan formando una pirámide, pero lo que más nos llama nuestra atención es el interés por los efectos lumínicos, al colocar a varios personajes en la sombra que proyecta la capa situada entre los árboles y otros en plena luz del sol, acentuándose los colores vivos que emplea. La pincelada es bastante suelta, aunque la primera impresión hace creer que todo el conjunto está perfectamente detallado. La distribución de los personajes en el escenario crea el espacio, articulándose figuras y espacio de manera magistral.
contexto
Jugadores de pies Quitada la mesa y marchada la gente, y estando todavía sentado Moctezuma, entraban los negociantes descalzos, pues todos se descalzaban para entrar en palacio los que llevaban zapatos, sino eran los muy grandes señores, como los de Tezcuco y Tlacopan, y otros pocos amigos y parientes suyos. Iban pobremente vestidos; si eran señores o ricoshombres y hacía frío, se ponían mantas viejas o groseras y ruines sobre las finas y nuevas; pero todos hacían tres o cuatro reverencias. No le miraban al rostro, hablaban humillados y andando para atrás. Él les respondía muy mesurado, muy bajo y en pocas palabras, y aun no todas las veces ni a todos, que otros secretarios suyos o consejeros, que para esto estaban allí, respondían; y con tanto, volvían a salir sin volver la espalda al Rey. Después de esto se entretenía con algún pasatiempo oyendo música y romances, o a truhanes, con los que se divertía mucho, o mirando a unos jugadores que hay allí en pies, como aquí de manos, los cuales llevan en los pies un palo como especie de cuartón, rodillo, parejo y liso, que arrojan a lo alto y lo recogen, y le dan dos mil vueltas en el aire tan bien y rápidamente, que apenas se ve cómo; y hacen otros juegos, monerías y gentilezas por gentil concierto y arte, que causa admiración. A España vinieron después algunos con Cortés que jugaban así con los pies, y muchos los vieron en la corte. También hacían matachines, pues se subían tres hombres uno sobre otro de pies planos en los hombros, y el último hacía maravillas. Algunas veces miraba Moctezuma cómo jugaban al patoliztli, que se parece mucho al juego de las tablas, y que se juega con habas o judías rajadas, como dados de harinillas, que llaman patolli; los cuales mueven con ambas manos, y los arrojan sobre una estera o en el suelo, donde hay algunas rayas como en el alquerpe, en donde señalan con piedras el punto que cayó arriba, quitando o poniendo china. A esto se juegan cuanto tienen, y hasta muchas veces sus cuerpos para esclavos los tahúres y hombres bajos.
termino
acepcion
Hombre que por dinero y ante el pueblo cantaba, bailaba o hacía juegos y truhanerías.
acepcion
Hombre que por estipendio o dádivas recitaba o cantaba poesías de los trovadores, para recreo de los reyes y de los magnates.
obra
Uno de los episodios mitológicos favoritos de Rubens es el juicio de Paris, el hijo de Priamo, rey de Troya, quien con su decisión llevó a su ciudad a la guerra y la destrucción. El momento elegido por el artista en esta tabla que conserva la National Gallery de Londres es cuando las diosas se desnudan para así poder arbitrar Paris la belleza divina, según recoge el poeta satírico griego Luciano en su "Diálogo de los dioses". Aparecen, de izquierda a derecha, las tres diosas con sus respectivos atributos: Atenea con sus armas, Venus acompañada de Cupido y Juno con su pavo real. En la esquina derecha de la composición observamos al pastor -sosteniendo en su mano la manzana de la discordia- acompañado de Mercurio, vestido con su capa roja y portando su sombrero con las pequeñas alas y su caduceo. El momento de la elección se produce cuando Paris contempla la belleza de Venus y tiende la manzana, gesto que es respondido por la diosa con la acción de cubrirse, siguiendo Rubens el esquema de las Venus puditicias clásicas. La pose más atrevida de Atenea parece tomada de la Venus Anadyomene, mostrando la admiración del maestro flamenco por la escultura clásica.Si comparamos esta composición con la versión realizada hacia 1600 y que también guarda la National Gallery londinense, encontramos un profundo cambio en el estilo de Rubens. Los personajes esculturales inspirados en el Renacimiento han dejado paso a una formas pictóricas luminosas, reflejando la influencia de Tiziano. El paisaje flamenco de colores cristalinos y fríos es sustituido por una amplia perspectiva italiana bañada por una luz dorada y una espectacular sensación atmosférica. Tampoco son necesarios elementos anexos para indicar la victoria de Venus, sólo un gesto sirve para anunciarnos la decisión del joven Paris, quien recibirá como premio de Venus a la mujer más bella del mundo, Helena, la esposa de Menelao, llevando a su país a la guerra y falleciendo en ella debido a una flecha que le lanzó Filoctetes.
obra
El mito homérico lo ambienta Cranach el Viejo en un paisaje natural mágico con un ambiete romántico y fantasioso. Paris aparece representado con una brillante armadura tendido en el bosque. Se trata pues de una iconografía legendaria y romántica que será empleada en el arte, la literatura y el teatro alemán hasta nuestros días.