Giotto compuso un espacio digno y creíble donde transcurre la acción. Los personajes están dispuestos en semicírculo, flanqueando a Jesucristo, que sigue la línea estructural del espacio, el interior de una iglesia. Los elementos arquitectónicos del ábside enmarcan perfectamente los hechos que se desarrollan en el primer término, con el arco de la nave central mucho más desarrollado que el resto, ya que encuadra al personaje principal. Sentado en el banco, Cristo se dirige a los doctores, moviendo los brazos, articulando de esta forma su discurso. El contenido de la escena se ve reforzado por las diferentes expresiones de los personajes. Algunos comentan lo que están oyendo, relacionándose entre sí, pero todos los movimientos y, sobre todo, las miradas, se subordinan a la importancia del argumento: el discurso de Jesús. Destacar también la presencia de María y José, en la parte izquierda, a los cuales mira uno de los doctores, que vuelve su cabeza hacia ellos. La luz y las tonalidades unifican la escena, con el punto más sobresaliente en la túnica de Jesús, de color más intenso que el resto.
Busqueda de contenidos
obra
Un papel relativamente semejante en Francia lo juega el anónimo maestro del Paramento de Narbona, pintor y miniaturista. De su primera actividad conservamos la tela que le ha dado nombre (Museo del Louvre), encargada por el rey Carlos V. De la segunda, la parte más temprana de este bello Libro de Horas, que llegó a poseer y completar Jean de Berry. La obra que le corresponde es de una alta calidad de dibujo y una monumentalidad personal ajena a las corrientes más usuales entonces en Francia.
obra
El tema del Cristo clavado en la cruz es uno de los menos representados en la iconografía de la Pasión. Esta imagen está tomada del Libro de las lamentaciones de María, pero es poco lógica la representación por la que opta Fra Angelico en esta escena del convento de San Marcos: el Cristo está siendo clavado con la cruz erguida. El Crucificado, en cuya figura el artista muestra un gran conocimiento de la anatomía humana, está apoyado en una escalera. Flanqueando la cruz, por detrás de ella, se sitúan otros dos andamiajes, utilizados por los verdugos que se aplican en la acción del enclavamiento. La cabeza de Jesús se ladea hacia la izquierda de la composición, donde se sitúan la Virgen María y Santa Marta, que la consuela. El rostro de María es de una potencia expresiva muy importante. Marta la coge del brazo mientras mira a Cristo crucificado. En el ala derecha, cerrando la composición por este lado, dos sacerdotes conversan con un soldado que, de espaldas al espectador, figura un espacio por la posición de sus piernas abiertas. Salvo el pequeño montículo donde se alza la cruz, no existen otros elementos que remitan al efecto en profundidad. Fra Angelico ha eliminado incluso cualquier detalle anecdótico que haga perder potencia al argumento representado: el plano de fondo es neutro. Son los personajes y las miradas de los protagonistas los que crean el espacio de la escena.
obra
La Sala de Lacas del Palacio de La Granja fue diseñada por Filippo Juvarra pero su configuración original se perdió debido al incendio de 1918, desapareciendo buena parte de las pinturas murales. La pieza está decorada con paneles de mármol y laca oriental, de donde procede el nombre. También se decora con pinturas de asunto bíblico, todas salidas de los pinceles de Giovanni Pinnini, como ésta obra que contemplamos en la que las estructuras arquitectónicas se convierten en verdaderas protagonistas, en sintonía con las pinturas de Veronés.
obra
Esta pequeña tabla servirá a Rembrandt para representar diversas expresiones, una de sus obsesiones en sus primeras obras como apreciamos en el Profeta Balaam y su burra. Las figuras ocupan todo el espacio y ofrecen una amplia gama de gestos, desde el temor a la ira, pasando por el dolor o la codicia. Cristo se presenta en la parte trasera de la composición, elevando su brazo para fustigar a los cambistas mientras éstos huyen despavoridos, excepto el que aparece en primer plano que aprovecha para recoger las monedas de la mesa. Quizá los sentimientos estén algo exagerados, enlazando con la Pintura Flamenca del siglo anterior. La sensación de movimiento ha sido perfectamente interpretada, reforzando la tensión del momento. La iluminación fuerte y dorada empleada por el maestro se debe a Pieter Lastman, en cuyo taller Rembrandt aprendió el naturalismo tenebrista de Caravaggio, tamizado por Lastman y los Caravaggistas de Utrecht.
Personaje
Literato
Religioso
Las obras pertenecientes a este carmelita son: "Excelencia de San José", "Vida de Santa Catalina de Toledo", "Vida del venerable P. Juan de la Cruz", "Vida de fray Francisco del Niño Jesús", "Historia de la Virgen", "Alabanzas de la castidad" y "Escuela de oraciones".
obra
Dentro del ciclo pasionista realizó también Juan de Mesa otra creación magistral: el Nazareno, en el que nos ofrece una versión de mayor hondura dramática que la de Montañés, por cuanto ha intensificado las huellas del sufrimiento, patentes en el rostro y en la curvatura de la espalda, según lo vemos en el impresionante Jesús del Gran Poder de Sevilla y en el Nazareno de La Rambla (Córdoba).
obra
Veronés recoge en esta escena un episodio narrado por San Mateo en su Evangelio. Jesús, al entrar en Cafarnaum, recibió la visita de un centurión romano que le suplicó para que curara a su siervo paralítico. Así, contemplamos en el lienzo a Cristo junto a sus acompañantes a la izquierda, en el centro al centurión con sus soldados y a la derecha la lujosa entrada del palacio del centurión, custodiado por la guardia. La expresividad de las figuras es la característica que define el pasaje. Todos reflejan claramente su estado de ánimo: desesperación en el centurión o tranquilidad en el gesto de Jesús. Los personajes van ataviados con ricos ropajes, iluminados por una luz de atardecer que provoca una excelente sensación de atmósfera en el ambiente y hace que la gama cromática sea más homogénea, destacando el negro manto de Cristo. Este delicado lienzo fue adquirido en Inglaterra para Felipe IV, quien lo envió a El Escorial.
obra
Este sensacional lienzo permaneció oculto en un almacén de la Academia de San Fernando hasta la exposición de la obra de Cano que se celebró en Granada en el año 1954. Formaba parte de la serie de pinturas realizadas por el maestro granadino para el refectorio de la Cartuja de Santa María de las Cuevas en Sevilla. Cano se inspiró en una composición del mismo tema realizada por Aniballe Carracci, al colocar el pozo en el centro de la composición. Se trata de una obra cargada de elegancia en la que destacan el sobresaliente dibujo, la estudiada composición y la brillante ejecución, empleando tonalidades rosas para la túnica de Cristo y azules para el manto. La sensación atmosférica es una muestra de la admiración por la escuela veneciana manifestada por el maestro granadino, especialmente por Tiziano y Veronés. El paisaje del fondo aumenta la brillantez del conjunto, demostrando Cano una vez más que es uno de los mejores creadores del Siglo de Oro.