Médico británico, observó que los campesinos que ordeñaban a las vacas estaban inmunizados contra la viruela humana, terrible enfermedad que diezmaba las poblaciones. Dedujo que debían estar expuestos a la acción del virus animal en una pequeña cantidad, por lo que contraerían la enfermedad llamada cow-pox o vacuna (derivada de vaca). Experimentó inyectando al niño James Phipps con pus de una ordeñadora infectada de cow-pox, para inocularle tras ocho semanas la viruela padecida por los humanos. Finalmente observó que el niño no contraía la enfermedad, con lo que quedó demostrado el principio de la vacuna.
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Personaje
Literato
La Academia filosófica fundada por Platón estuvo dirigida durante 25 años por Jenócrates, pero la influencia que pudo tener en los alumnos que participaban en ella fue bastante escasa.
Personaje
Literato
Jenófanes fue expulsado de Colofón, su patria, e inició una vida errante hasta que se estableció en Elea donde desarrolló la mayor parte de su obra. En los escasos escritos conservados hace una audaz crítica del antropomorfismo religioso griego, considerando que si los animales pudieran pintar, los dioses tendrían forma animal. Jenófanes plantea la existencia de un dios único y omnipotente, con cuya mente regiría el mundo ya que la sabiduría es más importante que la fuerza.
Personaje
Literato
Jenofonte participó activamente en la situación política creada en Atenas durante el gobierno de los Treinta Tiranos al combatir contra Trasíbulo y el partido democrático. La victoria demócrata provocó la marcha del filósofo, participando en la expedición de Ciro el Joven y en la batalla de Cunaxa, narrando la huida de los mercenarios griegos en su famosa obra, la "Anábasis". Hacia finales del siglo V a.C. regresó a Atenas, participando en la guerra entre Esparta y Persia al mando de los mercenarios atenienses al servicio espartano. Incluso años más tarde se marchó a Esparta para combatir contra sus propios compatriotas. Exiliado de Atenas, se refugió en Scilunte de donde fue expulsado por los tebanos, refugiándose en Corinto donde puso fin a sus días.
contexto
En las sociedades primitivas actuales estudiadas por Morgan y los antropólogos en general se ha descubierto siempre algún tipo de jerarquía, tanto de índole política, como militar o religiosa. Lo mismo sucede en la Antigüedad, como vemos en las sociedades que nos son más conocidas, el mundo helénico y el romano. En la Grecia de Homero la autoridad permanente estaba representada por el consejo (boule), primitivamente formado por los jefes de genos; junto a él, estaba la asamblea del pueblo (agora) y también tenían un jefe militar (basileus). En Roma la situación es similar, aunque en ninguna parte se menciona la elección de los jefes (principes). No obstante, si seguían la norma general de elegir todos los puestos, comenzando por el rey, por aclamación, se puede admitir que el mismo orden regía respecto a los jefes de las gentes (principes). Referido a la zona indoeuropea de Hispania también se aprecia cierta jerarquización, que se pone de manifiesto en los banquetes, como narra Estrabón en su libro 3, 3, 7, refiriéndose a las poblaciones montañesas, desde los galaicos hasta los vascones y el Pirineo. "Comen sentados sobre bancos construidos alrededor de las paredes, alineándose en ellos según su edad y dignidad". Se trataba, según Estrabón, de jerarquías basadas en la edad y la dignidad, pero no en la capacidad económica. La edad es algo biológico, lo que nosotros llamamos madurez; pero lo que no sabemos es en qué consistía la dignidad (término griego timé = dignidad, estimación, honor, consideración pública) y cómo se alcanzaba. En opinión de Lomas este segundo término estaría contrapuesto a la edad (término griego helikía) y sería casi privativo de la juventud. Estas jerarquías en la cultura castreña, que ocupa gran parte del territorio a que se refiere Estrabón, se han puesto en relación con las denominadas "joyas castreñas", que podían haber sido llevadas como exponente de distinción social o por ciertas personas, los oficiantes del culto, que podían ser estos mismos individuos. Pero es que, además, en la epigrafia de la zona tenemos suficiente constancia de estas jerarquías: 1. En el primer pacto de la Tabla de Hospitalidad de los Zoelas (27 d. C.) se renovó un antiguo pacto de hospitalidad entre los representantes de las unidades indígenas afectadas, dando validez al mismo Abieno, hijo de Pentilo, magistratus Zoelarum (magistrado de los Zoelas), 2. En el pacto de hospitalidad de El Caurel, Lugo (28 d. C.), el pacto se realiza entre el propio Tillego, hijo de Ambato, y los magistrados (abreviatura mag. en la inscripción) de los Lougos del castellum Toletense, Latino hijo de Aro y Aio hijo de Temaro. 3. En una inscripción aparecida en Vegadeo, Asturias (Diego Santos, ERA n° 14), aparece un princeps Albionum. García y Bellido interpreta este término como un jefe o caudillo, un personaje importante de la tribu (sic) de los Albiones. Es posible que también haya un princeps en la inscripción de Paredes de Nava, Palencia (CIL II 5762), zona de unidades organizativas indígenas y no de castella. 4. En una inscripción de Lugo (CIL II 2585) es mencionado también un princeps, de acuerdo con la nueva lectura ofrecida por Arias, Le Roux y Tranoy (Les inscriptions romaines de la province de Lugo, n° 34). 5. En la Tabula Contrebiensis los contrebienses que intervienen como jueces del litigio son denominados praetor en un caso y magistratus en cinco. 6. En una inscripción de Pedrosa del Rey, zona de vadinienses y, por ello, de unidades indígenas suprafamiliares, según la lectura que de ella hacen J. Mangas y J. Vidal, por ellos publicada, tendríamos otro princeps. Probablemente haya que pensar que títulos como magistratus, praetor y princeps, todos ellos latinos, deben ser una interpretación romana de las magistraturas indígenas, que aparecen también en algunas otras áreas del Mediterráneo en las narraciones de la conquista romana.
obra
Rembrandt sentirá una especial predilección por las figuras de ancianos, representados de la manera más verista posible. Esto hace pensar a algunos especialistas que Jeremías podría tratarse de la figura de su padre, Harmen van Rijn, quien murió en 1630, siendo como una especie de homenaje. Representa al profeta Jeremías contemplando la destrucción de la ciudad de Jerusalén a manos de Nabucodonosor II, rey de Babilonia, en el año 586 antes de Cristo. El anciano profeta está sentado en unas rocas a las afueras de la ciudad, dejando apoyar su rostro triste y melancólico sobre su brazo izquierdo. Delante de él observamos una serie de tesoros que quizá pudo rescatar del templo de Salomón. Al fondo se aprecia la ciudad en llamas. (Jeremías, 39; 1-10)La luz procedente del fuego ilumina en toda su extensión a la figura del anciano que mira con gesto de preocupación y tristeza como su ciudad es pasto de las llamas. La zona donde la luz procedente del fuego no impacta se convierte en sombra, siguiendo la teoría tenebrista aprendida con Pieter Lastman en Amsterdam, inspirándose éste en Caravaggio. El naturalismo con el que Jeremías está representado, con la frente arrugada, el cabello largo y fino, las manos y el pie con la piel fláccida demuestra que Rembrandt se interesa por captar las figuras directamente del natural, lo que refuerza la hipótesis de que el modelo sea su padre.
lugar
Capital del vino que lleva su nombre, los orígenes de la ciudad de Jerez de la Frontera parecen remontarse muy antiguo, como lo muestran los restos hallados en los yacimientos de Mesas de Asta. Ubicada en la provincia de Cádiz, algunos autores han relacionado los tiempos remotos de la localidad con la cultura tartésica; también se ha señalado la existencia de una Xera fenicia y de un Ceret romano. Pero no será hasta la llegada de los musulmanes cuando obtengamos datos más fiables acerca del pasado de la ciudad. Los árabes se asentaron aquí en las primeras décadas del siglo VIII y llamaron Xerez a la ciudad: fueron ellos quienes levantaron mezquitas y palacios, siendo en determinados momentos de la dominación musulmana una de las principales ciudades de al-Andalus. Algunas edificaciones dan muestra de este esplendor, como el Alcázar, Melgarejo o el recinto almohade. En 1264 Xerez fue tomada por las tropas del rey Alfonso X el Sabio, iniciando a partir de entonces una nueva etapa, no menos vigorosa que la anterior. Su pujanza queda demostrada por la construcción de nuevos templos, esta vez cristianos, que tienen en el gótico final su primer estilo y que continúan con el renacimiento, el barroco y el neoclásico. El trasvase de riquezas que se produce con el descubrimiento y colonización de las nuevas tierras americanas favorece especialmente a Jerez, que ve surgir y asentarse en sus palacios y casas blasonadas a una emergente aristocracia y burguesía de nuevo cuño, cuyas riquezas se basan en la agricultura y las bodegas de vino. Estos nuevos grupos gustan del lujo y la ostentación, y sus integrantes serán los promotores de un sinnúmero de iglesias y otros edificios representativos, así como del peculiar aspecto urbano de Jerez, en el que salta a la vista el esplendor económico de otros tiempos. Acaso las bodegas, fundadas y regentadas desde hace siglos por generaciones de vinateros, sean el mejor ejemplo de este gusto burgués y aristocrático por lo artístico y la ostentación. El vino fue, pues, el promotor principal de la riqueza de Jerez. Gracias a esta industria afluyeron grandes capitales a la ciudad, que se pudo reformar a sí misma y crecer en tiempos modernos mediante largas avenidas y nuevos barrios, que habrían de acoger a una población en aumento. En la actualidad, Jerez añade a sus ingresos tradicionales los derivados del turismo, que llega atraído tanto por la belleza de sus monumentos como por el vistoso espectáculo que proporciona la Real Escuela de Arte Ecuestre. Y, en tiempos mucho más recientes, no hay que olvidarse del Circuito Permanente de Velocidad, cuyos grandes premios hacen afluir hasta Jerez a ingentes masas de aficionados a las carreras de coches y motos.