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Degas será un gran retratista del mundo artístico con el que compartía ideas y espacios comunes. Entre sus amigos destaca el pintor James Tissot, al que contemplamos en su estudio rodeado de cuadros. Su actitud, con el bastón en la mano derecha y el abrigo y el sombrero sobre la mesa, indican una inminente salida del estudio para visitar los cafés y las "brasseries" donde se reunían los artistas. Las aficiones pictóricas de Tissot eran muy similares a las de Degas; los dos sentían especial atracción por los grabados japoneses, la pintura italiana del Quattrocento, el color de Whistler y los estudios académicos. También les llamaba la atención el Renacimiento alemán, especialmente Cranach, y el Barroco Centroeuropeo. Quizá por esto contemplemos junto al pintor una copia del retrato de Federico III de Cranach, que se conserva en el Louvre. Las demás pinturas que adornan la habitación también indican esas referencias, concretamente a Brueghel y a la pintura japonesa - el cuadro de la derecha y el que se sitúa sobre Tissot, respectivamente -. Algunos especialistas consideran que Degas aludiría con estos cuadros a la superficialidad de su amigo, considerándole un mero copista. De hecho, todos los críticos alaban la facilidad de Tissot para adaptarse a los diferentes estilos, obteniendo un indiscutible éxito en su momento que le permitió vender una importante cantidad de obras, llegando a triunfar en el Salón de París. La atención del artista se centra en el rostro del modelo, iluminado por un potente foco de luz. Ese maravilloso rostro contrasta con la oscuridad de los tonos de su traje, destacando la intensidad de su mirada. La pincelada empleada es muy suelta, especialmente en el pantalón, aunque ofrece muestras indiscutibles de preciosismo dibujista en el cuadro de Cranach o en las líneas maestras de la figura. Los tonos empleados son especialmente oscuros, animándolos con algunos toques de azul, blanco o rojo, obteniendo una obra de elevada calidad.
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Jan Brandt era un importante funcionario de la ciudad de Amberes además de un erudito humanista. Su hija, Isabella, será la primera esposa de Rubens, con la que se casará el 3 de octubre de 1609. La relación entre Jan y Rubens será muy estrecha, continuándose incluso después de la muerte de Isabella en 1626 -posiblemente víctima de la peste- como se pone de manifiesto en este retrato fechado en 1635.El funcionario aparece rodeado de sus queridos libros -publicó comentarios de Julio César, Apuleyo y Cicerón- sobre una balda, al fondo. Sentado en una silla y vestido austeramente de negro, como indicaba la moda de la época, dirigiendo su inteligente mirada hacia el espectador, mostrando la personalidad del modelo al igual que hacía Tiziano, el maestro de los maestros para el propio Rubens. Las pinceladas son rápidas y empastadas, interesándose el pintor por los efectos atmosféricos. Las tonalidades oscuras dominan la composición, contrastando con el blanco de la golilla y los puños. El resultado es un retrato cargado de fuerza y expresividad, en línea con la escuela veneciana.
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La costumbre de Jan van Eyck de inscribir largas frases en los marcos de sus obras nos proporciona abundantes datos sobre las mismas. Es el caso de este retrato del orfebre Jan de Leeuw, uno de los miembros más destacados de la guilda (gremio) de orfebrería de Brujas. El artista ha escrito en neerlandés: "Jan de Leeuw, que abrió los ojos a la luz el día de Santa Ursula de 1401 -el 21 de octubre-; heme aquí pintado por Jan van Eyck, que hizo mi retrato lo mejor que pudo -lema del artista- en 1436". Contaba pues, Jan de Leeuw, con 35 años cuando Van Eyck le retrató. El artista sustituye en el escrito el apellido del retratado por la efigie de un leoncito, que es lo que significa "Leeuw".
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Magnífico retrato, realizado en 1654, de un miembro de una de las familias más importantes de Amsterdam. Sobre un fondo neutro que hace difícil ver el sombrero negro del personaje, se recorta la figura de Jan Six, vestido elegantemente a la moda y portando al hombro una casaca de color rojo. El hombre mueve ligeramente la cabeza hacia la izquierda y mira de reojo al espectador. Aunque Rembrandt sigue interesado en ofrecernos los detalles del traje, la pincelada se ha hecho mucho más suelta, utilizando manchas de color, estilo que en aquellos años denominaban "la manera áspera", observándose una gran influencia de la pintura de Tiziano. Aun utilizando una forma diferente de pintar, el artista continúa centrando su atención en el rostro del personaje, que refleja la personalidad, el alma, lo que motiva que no permanezcamos al margen ante cualquiera de sus retratos, sino que odiemos o amemos al retratado en cuestión.
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Posiblemente sea éste uno de los mejores grabados ejecutados por Rembrandt. El protagonista es Jan Six - a quien también hizo un retrato - miembro de la alta burguesía de Amsterdam como se aprecia en su espada, sus vestidos y el amplio cortinaje que encontramos en la zona de la derecha, apasionado por la poesía, los libros y las obras de arte. En esa atmósfera de erudición le ha representado Rembrandt, leyendo un interesante libro apoyado en el quicio de una ventana para que la fuerte iluminación impacte en su cabeza y en el libro, creando una sensación ambiental de exquisita belleza. Ese mismo foco de luz no deja de golpear los libros apilados en primer plano, reforzando el aspecto humanístico del personaje. La ejecución es perfecta tanto por el dibujo seguro y firme empleado como por la atmósfera, recordando a Tiziano y la escuela veneciana.
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Entre los medallistas flamencos más importantes del siglo XVII destaca Jan van Montfort. Gracias a sus trabajos ocupó importantes cargos en la corte de los archiduques Alberto e Isabel Clara Eugenia, siendo nombrado en 1613 maestro general de la ceca de Bruselas y en 1629 mayordomo mayor de la infanta Isabel. Al igual que Rubens, Montfort también desempeñó labores diplomáticas lo que le permitió alcanzar la nobleza en 1625.El pintor flamenco ha retratado al medallista con una serie de atributos identificativos de sus cargos: en la cintura se aprecia una llave que le identifica como mayordomo de palacio y una cadena de oro al cuello, símbolo de honores concedidos por un superior. Montfort viste elegante traje negro con puños de encaje y se cubre con un abrigo de piel, apoyando su mano derecha en una silla y sujetando con la izquierda la cadena. Su inteligente y despierta mirada se dirige al espectador, interesándose el pintor por captar la personalidad de su modelo, enlazando con los retratos pintados por Tiziano en el Renacimiento, tremendamente alabados por el pintor flamenco. Las pinceladas son rápidas aunque no se abandona el detallismo característico de la pintura flamenca.La relación entre Rubens y Montfort debió ser bastante estrecha, apareciendo en la correspondencia del pintor como "comperè", llegando a sugerir Magurn que Montfort pudo apadrinar a alguno de los hijos del pintor.
termino
acepcion
Entre los incas, región natural de las nieves perpetuas.