Jane Avril era una de las bailarinas más populares del París finisecular, entablando una estrecha amistad con Toulouse-Lautrec. Jane protagonizará varias escenas como Jane Avril bailando o Jane Avril saliendo del Moulin Rouge. Este local era su lugar habitual de actuación pero en julio de 1893 debutó en el café concierto "Jardin de Paris", encargando para la ocasión este cartel a Lautrec debido al éxito obtenido con Ambassadeurs el año anterior. Se hizo una tirada de 3.000 ejemplares que decoraron las calles parisinas, siendo la obra muy alabada por la crítica. La bailarina aparece sobre el escenario en su frenético movimiento - la llamaban la "Melinite" por su manera de danzar comparándose con el potente explosivo - mientras que en primer plano hallamos el cuello de un violonchelo y la mano del músico, sirviendo una orla en la que se aprecian ciertos aires modernistas para enmarcar la figura de Jane Avril. Henri ha conseguido otorgar profundidad al cartel de manera muy sutil al manifestar las tablas y la tramoya del escenario, colocando las letras en la parte superior para que la bailarina llame más nuestra atención que la literatura del cartel. La influencia de la estampa japonesa la encontramos en la planitud de los colores empleados, predominando la línea como en toda la producción del maestro.
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La relación entre Toulouse-Lautrec y la bailarina Jane Avril fue siempre muy estrecha, protagonizando numerosos retratos y siendo la elegida para encabezar la serie de litografías titulada "Le Café Concert". El violento baile de Jane había provocado su apodo de "La Mélinite" apareciendo en esta imagen con la falda arremolinada para reforzar su frenética danza. La figura está tomada desde una perspectiva alzada, siguiendo las obras de Degas, ocupando los seguros trazos un papel preponderante, exhibiendo Henri su facilidad para el dibujo, anticipándose con sus líneas sinuosas al modernismo.
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Una de las grandes musas de Toulouse-Lautrec será Jane Avril, bailarina del Moulin Rouge desde 1891. Era una hija no deseada de una cortesana francesa y de un aristócrata italiano, por lo que su madre la maltrató con frecuencia durante su infancia hasta el punto de ser internada por un colapso nervioso. Como bailarina pronto alcanzó el éxito por su danza frenética y enérgica que le valió el apodo de "La Mélinite", un potente explosivo. Dicen que elegía su vestido y su ropa interior para que estuviera en consonancia con cada uno de sus bailes. Jane tenía un interesante gusto literario y cierta curiosidad cultural, que le llevó rápidamente a Henri. En esta composición la vemos en un momento de su nerviosa danza, bailando sola aunque también lo hacía en grupo, "de quadrille". A Toulouse-Lautrec le interesa la figura y el movimiento por lo que parte del cartón está sin pintar; sin embargo, para crear sensación de profundidad, ha esbozado dos figuras al fondo. De nuevo destaca el interés otorgado por el pintor a la línea frente al color, empleando gamas frías.
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Jane Avril era hija no deseada de una cortesana y un noble italiano por lo que siempre recibió el rechazo de su madre. Alejada del hostil ambiente familiar, primero trabajó como estanquera para pasar a actuar en un espectáculo hípico. Su afición al baile le llevó a la "Quadrille del Moulin Rouge" donde triunfó bajo el seudónimo de "La Mélinite", actuando en las mejores salas parisinas. La relación con Toulouse-Lautrec fue muy estrecha al ser ambos personajes desarraigados y tener vocación literaria y cultural. Jane era una mujer triste y solitaria y Henri siempre la representa ensimismada en sus pensamientos, sin ningún contacto con los demás - véase Jane Avril bailando o Jane Avril saliendo del Moulin Rouge - a diferencia de los retratos de La Goulue. El pintor centrará siempre la atención en el rostro de la bailarina, dotando de cierto colorismo a sus retratos aunque sea el dibujo rápido el principal protagonista del conjunto. Los tonos son aplicados con soltura y vigorosidad, creando una perfecta sensación de boceto. Jane se casó en 1895 con el periodista Maurice Biais quedando viuda y desamparada en 1926, pasando sus últimos diez años en un hospital para pobres.
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Jane Avril, una de las bailarinas del Moulin Rouge, era una persona solitaria y autosuficiente. Esta característica de su personalidad la podemos observar perfectamente en esta obra de Toulouse-Lautrec, excelente retratista del alma de sus modelos; quizá para reforzar esa autosuficiencia la ha captado saliendo de su lugar de trabajo, sin llamar la atención, ataviada con un discreto chaquetón y un casquete cubriendo su cabeza, con el rostro pálido y el cabello recogido. La figura, triste y oscura, se recorta sobre un fondo más claro obtenido con puntos y rayas amarillas que intentan sugerir la luz de múltiples lámparas de gas. Las figuras que aparecen tras ella están de espaldas, como indicativo de la escasa relación de la bailarina con su público, no como las demás divas del Moulin - La Goulue o Yvette Guilbert - quienes no eran nadie sin público.
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A partir de 1532, Holbein consigue afianzarse como retratista de corte de Enrique VIII. A partir de estos momentos, la retratística de Holbein inicia un proceso, de talante manierista, mediante el que insistirá en el distanciamiento del retratado, insertando la figura en un espacio irreal, del que desaparecen o cambian de sentido los objetos utilizados para ayudar a definir un espacio real y concreto. En este caso, el pintor limita el papel de las manos -fundamentales en la concepción gestual del retrato clasicista- haciéndolas posar, sin ademán alguno, sobre el cuerpo al igual que en el retrato de Cristina de Dinamarca. Al tiempo, las vestimentas, que utiliza como auténticas superficies a decorar, imprimen su linealidad a los cuerpos que contienen, de los que desaparece toda idea de redondez plástica.
acepcion
Dios romano de los orígenes. Su procedencia no está clara. Algunas fuentes señalan que fue adoptado del pueblo escita, y otros sitúan su origen en Tesalia. Cuenta la leyenda que fundó la ciudad latina de Janícula. Acogió a Saturno, tras su expulsión del cielo, y le invitó a gobernar con él. De ahí que se le represente con dos rostros opuestos. Todas sus leyendas son romanas y están asociadas a los orígenes de la ciudad. Enero, el primer mes del año debe su nombre a esta divinidad.