Jan Brandt era un importante funcionario de la ciudad de Amberes además de un erudito humanista. Su hija, Isabella, será la primera esposa de Rubens, con la que se casará el 3 de octubre de 1609. La relación entre Jan y Rubens será muy estrecha, continuándose incluso después de la muerte de Isabella en 1626 -posiblemente víctima de la peste- como se pone de manifiesto en este retrato fechado en 1635.El funcionario aparece rodeado de sus queridos libros -publicó comentarios de Julio César, Apuleyo y Cicerón- sobre una balda, al fondo. Sentado en una silla y vestido austeramente de negro, como indicaba la moda de la época, dirigiendo su inteligente mirada hacia el espectador, mostrando la personalidad del modelo al igual que hacía Tiziano, el maestro de los maestros para el propio Rubens. Las pinceladas son rápidas y empastadas, interesándose el pintor por los efectos atmosféricos. Las tonalidades oscuras dominan la composición, contrastando con el blanco de la golilla y los puños. El resultado es un retrato cargado de fuerza y expresividad, en línea con la escuela veneciana.
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La costumbre de Jan van Eyck de inscribir largas frases en los marcos de sus obras nos proporciona abundantes datos sobre las mismas. Es el caso de este retrato del orfebre Jan de Leeuw, uno de los miembros más destacados de la guilda (gremio) de orfebrería de Brujas. El artista ha escrito en neerlandés: "Jan de Leeuw, que abrió los ojos a la luz el día de Santa Ursula de 1401 -el 21 de octubre-; heme aquí pintado por Jan van Eyck, que hizo mi retrato lo mejor que pudo -lema del artista- en 1436". Contaba pues, Jan de Leeuw, con 35 años cuando Van Eyck le retrató. El artista sustituye en el escrito el apellido del retratado por la efigie de un leoncito, que es lo que significa "Leeuw".
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Magnífico retrato, realizado en 1654, de un miembro de una de las familias más importantes de Amsterdam. Sobre un fondo neutro que hace difícil ver el sombrero negro del personaje, se recorta la figura de Jan Six, vestido elegantemente a la moda y portando al hombro una casaca de color rojo. El hombre mueve ligeramente la cabeza hacia la izquierda y mira de reojo al espectador. Aunque Rembrandt sigue interesado en ofrecernos los detalles del traje, la pincelada se ha hecho mucho más suelta, utilizando manchas de color, estilo que en aquellos años denominaban "la manera áspera", observándose una gran influencia de la pintura de Tiziano. Aun utilizando una forma diferente de pintar, el artista continúa centrando su atención en el rostro del personaje, que refleja la personalidad, el alma, lo que motiva que no permanezcamos al margen ante cualquiera de sus retratos, sino que odiemos o amemos al retratado en cuestión.
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Posiblemente sea éste uno de los mejores grabados ejecutados por Rembrandt. El protagonista es Jan Six - a quien también hizo un retrato - miembro de la alta burguesía de Amsterdam como se aprecia en su espada, sus vestidos y el amplio cortinaje que encontramos en la zona de la derecha, apasionado por la poesía, los libros y las obras de arte. En esa atmósfera de erudición le ha representado Rembrandt, leyendo un interesante libro apoyado en el quicio de una ventana para que la fuerte iluminación impacte en su cabeza y en el libro, creando una sensación ambiental de exquisita belleza. Ese mismo foco de luz no deja de golpear los libros apilados en primer plano, reforzando el aspecto humanístico del personaje. La ejecución es perfecta tanto por el dibujo seguro y firme empleado como por la atmósfera, recordando a Tiziano y la escuela veneciana.
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Entre los medallistas flamencos más importantes del siglo XVII destaca Jan van Montfort. Gracias a sus trabajos ocupó importantes cargos en la corte de los archiduques Alberto e Isabel Clara Eugenia, siendo nombrado en 1613 maestro general de la ceca de Bruselas y en 1629 mayordomo mayor de la infanta Isabel. Al igual que Rubens, Montfort también desempeñó labores diplomáticas lo que le permitió alcanzar la nobleza en 1625.El pintor flamenco ha retratado al medallista con una serie de atributos identificativos de sus cargos: en la cintura se aprecia una llave que le identifica como mayordomo de palacio y una cadena de oro al cuello, símbolo de honores concedidos por un superior. Montfort viste elegante traje negro con puños de encaje y se cubre con un abrigo de piel, apoyando su mano derecha en una silla y sujetando con la izquierda la cadena. Su inteligente y despierta mirada se dirige al espectador, interesándose el pintor por captar la personalidad de su modelo, enlazando con los retratos pintados por Tiziano en el Renacimiento, tremendamente alabados por el pintor flamenco. Las pinceladas son rápidas aunque no se abandona el detallismo característico de la pintura flamenca.La relación entre Rubens y Montfort debió ser bastante estrecha, apareciendo en la correspondencia del pintor como "comperè", llegando a sugerir Magurn que Montfort pudo apadrinar a alguno de los hijos del pintor.
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Jane Avril era una de las bailarinas más populares del París finisecular, entablando una estrecha amistad con Toulouse-Lautrec. Jane protagonizará varias escenas como Jane Avril bailando o Jane Avril saliendo del Moulin Rouge. Este local era su lugar habitual de actuación pero en julio de 1893 debutó en el café concierto "Jardin de Paris", encargando para la ocasión este cartel a Lautrec debido al éxito obtenido con Ambassadeurs el año anterior. Se hizo una tirada de 3.000 ejemplares que decoraron las calles parisinas, siendo la obra muy alabada por la crítica. La bailarina aparece sobre el escenario en su frenético movimiento - la llamaban la "Melinite" por su manera de danzar comparándose con el potente explosivo - mientras que en primer plano hallamos el cuello de un violonchelo y la mano del músico, sirviendo una orla en la que se aprecian ciertos aires modernistas para enmarcar la figura de Jane Avril. Henri ha conseguido otorgar profundidad al cartel de manera muy sutil al manifestar las tablas y la tramoya del escenario, colocando las letras en la parte superior para que la bailarina llame más nuestra atención que la literatura del cartel. La influencia de la estampa japonesa la encontramos en la planitud de los colores empleados, predominando la línea como en toda la producción del maestro.
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La relación entre Toulouse-Lautrec y la bailarina Jane Avril fue siempre muy estrecha, protagonizando numerosos retratos y siendo la elegida para encabezar la serie de litografías titulada "Le Café Concert". El violento baile de Jane había provocado su apodo de "La Mélinite" apareciendo en esta imagen con la falda arremolinada para reforzar su frenética danza. La figura está tomada desde una perspectiva alzada, siguiendo las obras de Degas, ocupando los seguros trazos un papel preponderante, exhibiendo Henri su facilidad para el dibujo, anticipándose con sus líneas sinuosas al modernismo.