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La isla de Jaina, localizada a pocos kilómetros al oeste de la costa de Campeche, fue utilizada durante el Clásico Tardío como una gran necrópolis. Cientos de estas figurillas fueron colocadas en las ofrendas funerarias correspondientes a los grandes señores. A veces constituyen verdaderos retratos y en la actualidad resultan de gran utilidad para reconstruir la sociedad maya del período Clásico.

Tanit era una diosa secundaria en Sidón, pero Cartago la elevó a lugar preeminente, al menos desde el siglo V a. C., asociándola a Astarté o destacando su propia personalidad de diosa maternal y señora de la fecundidad de la tierra, frente al carácter astral de Astarté. En ello se hacía semejante a Kore, la hija de Demeter que protagonizaba los misterios de Eleusis y cuyo culto había generado una amplia iconografía en el arte griego; el modelo de Kore, tocada por el kalathos o sombrero de copa, fue traído por coroplastas griegos hasta el sur de Italia, Sicilia e Ibiza, donde se formó una escuela activa de imitadores, que realizaron creaciones del más alto nivel.