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lugar
Fallujah o Faluya es una ciudad cercana a Bagdad, situada a unos 70 km al oeste. Es la urbe más grande de los alrededores de la capital, con una población que ronda los 350.000 habitantes. En Iraq es conocida como la ciudad de las mezquitas, ya que contaba, antes de la invasión estadounidense del 2003, con más de 200. Es uno de los lugares más importantes de los sunníes. Los primeros datos que se tienen de la ciudad se remontan al año 244, cuando los ejércitos romanos se asentaron cerca de Misiche, Faluya actual. Sin embargo, su antigüedad se remonta al periodo babilónico. Bajo el Imperio Otomano Faluya era poco más que una parada de poca importancia en el camino oeste que conducía a Bagdad. Tras la II Guerra Mundial sólo contaba con 10.000 habitantes; sin embargo, en la segunda mitad del siglo XX inició un rápido crecimiento demográfico, pasando a tener una cierta preeminencia comercial. Durante el régimen de Saddam Hussein, la ciudad pasó a ser uno de los bastiones más importantes del dictador. En la Guerra del Golfo (1991) sufrió numerosas bajas civiles por los bombardeos aliados y en el actual conflicto iraquí, la llegada de los ejércitos estadounidenses a la urbe ha traído como resultado una de las resistencias más duras y cruentas de todo el país, con enfrentamientos casa por casa. Esto ha provocado que la ciudad haya quedado muy dañada y que sea vista por los iraquíes como símbolo de la resistencia a las tropas estadounidenses.
obra
Cuando Degas se trasladó a Italia tenía como principal objetivo continuar su formación artística, contemplando y copiando las obras de los maestros del Renacimiento y del Barroco. Pero también había cierto aire sentimental en esa visita ya que su familia paterna era de origen italiano. En Florencia vivía su tía Laura con su familia, mientras que el abuelo habitaba en Nápoles. Precisamente cuando Degas llegó a Florencia, Laura había tenido que marchar a Nápoles para cuidar de su padre, que fallecería poco tiempo después. El pintor decidió emplear a los miembros de la familia de su tía para realizar su primera obra maestra. Las mujeres aparecen en la zona izquierda del lienzo, vestidas de riguroso luto por la muerte del abuelo. Precisamente, en la pared se contempla un dibujo a tiza roja en la que se vislumbra el rostro del finado, tradición ésta iniciada en el Renacimiento que Degas continúa, uniendo así modernidad y tradición. Los rostros de las féminas están perfectamente captados y muestran la capacidad como retratista del joven pintor. La tía Laura recorta su perfil sobre la pared; la prima Giulia, en una actitud similar a la de su madre; y la prima Giovanna, que mira hacia el espectador. Un suave foco de luz ilumina estas figuras, mostrando la cercanía del artista hacia los miembros de su familia. No sólo la luz une a las mujeres sino que apreciamos un contacto físico entre ellas: la mano de la madre posándose en el hombro de Giovanna y la fusión entre las faldas de Laura y Giulia. Insertadas en un triángulo, Degas muestra un marcado contraste entre los tonos blancos y negros de sus vestidos. En la zona de la derecha, semioculto por la oscuridad, aparece el padre de familia, Gennaro Bellelli, exiliado de Nápoles a Florencia por apoyar la causa de la unificación italiana. Su boda con Laura De Gas es fruto de uno de los numerosos matrimonios de conveniencia que se daban en la época, existiendo una total falta de cariño entre los cónyuges. La figura de Gennaro está de espaldas, sin establecer ningún contacto visual con las mujeres de su familia. Se sitúa ante la chimenea, sobre la que contemplamos un espejo, un reloj y un delicado candelabro; el espejo es empleado para dar mayor profundidad a la escena. Junto a él, contemplamos la cinta para llamar al servicio, el retrato del abuelo y la jamba de la puerta, en una organización vertical del espacio. Curiosamente, junto a la jamba se aprecia un débil rayo de luz que crea un interesante efecto de perspectiva. Algunos especialistas comparan esta escena con Las Meninas de Velázquez, entre otras cosas por el espejo. Pero será Ingres quien influya más en Degas a la hora de realizar esta escena. Durante la década de 1810 Ingres había realizado un buen número de retratos familiares relativamente similares a éste. Incluso el recurso de presentar diferentes acabados - refinado en las partes importantes y con mayor libertad en paredes y alfombra - es típico en este artista. Quizá se podría hablar también de cierta influencia de los retratos de grupo del Barroco holandés, entre los que destacan los de Rembrandt, cuya obra admiraba Degas. El artista no quiso improvisar con esta obra, realizando numerosos estudios preparatorios, algunos de ellos de los rostros de sus primas. La altísima calidad del dibujo de Degas se aprecia tanto en los bocetos como en la obra definitiva. Como no tuvo suficiente tiempo para acabarlo en Italia se lo llevó a París, enviándolo después a la familia Bellelli, en cuyo poder estuvo hasta 1900. Este año fue trasladado al estudio del pintor, donde permaneció hasta su muerte.
obra
Los aristócratas ingleses demandaron en el siglo XVIII retratos familiares para decorar sus mansiones señoriales. Hogarth aprovechó el aumento de la demanda para realizar un buen número de ellos en los que presenta una significativa influencia de Van Dyck, el padre de la retratística inglesa. Los Cowper eligieron como fondo para su retrato familiar el gran jardín de su mansión, situando el pintor a los retratados ante la naturaleza, que queda difuminada como si de un telón de fondo se tratara. Hogarth se interesa especialmente mostrar a sus modelos con absoluto verismo, así en la zona de la derecha contemplamos a miss Cowper sentada, ataviada con sus mejores galas -un elegante vestido de seda en color hueso- y sujetando entre sus manos el sombrero negro de su hija, que aparece junto a ella, de pie, vestida de largo a pesar de su corta edad. En la izquierda nos encontramos a mister Cowper, vestido con levita y calzas negras, acariciando con su mano derecha al galgo, infatigable compañero de caza, símbolo habitual de la fidelidad desde el Renacimiento. El animal se apoya en sus patas traseras y levanta las delanteras hacia su dueño, equilibrando así la composición. El cómplice juego de miradas entre los esposos y el contraste cromático entre sus vestidos hacen el retrato familiar más interesante ya que los caracteres de los personajes apenas están tratados.
obra
Jean Ranc se convirtió en el retratista por excelencia de la corte española. En él se encarna el retrato de aparato, ostentoso y mayestático en la línea de Rigaud o Larguillière. En la Familia de Felipe V, de la que queda un hermoso boceto, sintetiza esta práctica, con toques de elegancia y afectación e incluso matices de valor anecdótico. Las figuras que aparecen son las siguientes: sentados, Felipe V e Isabel de Farnesio; de pie y de izquierda a derecha, sus hijos Fernando, Luis, Felipe -todavía en faldas- y Carlos; en un cuadro ovalado observamos el retrato de María Victoria de Borbón, hija del monarca. Al fondo, a la izquierda, se encuentra una servidora con una bandeja y en último término, un prelado.
obra
Van Loo fue uno de los pintores de la corte francesa que Felipe V, primer monarca de la dinastía borbónica se trajo consigo al subir al trono español. La llegada de Van Loo determinó un cambio radical en la retratística oficial de la corte española, siempre en el estilo de Sánchez Coello, Velázquez, etc. En cambio, el retrato oficial que propone Van Loo es el propio del final de Barroco Francés, muy rococó, adornado, distraído en multitud de detalles que enriquecen el marco en el cual se incluyen las figuras de los protagonistas. El estilo es muy recargado y colorista, lejos de lo que hasta ese momento se había visto en España, sobre fondos oscuros y neutros. El éxito de este tipo de retrato fue un tanto limitado, y siempre se ajustó a pintores extranjeros o españoles muy cercanos a su círculo, como ocurrió con Mengs y Maella. En el retrato familiar de Felipe V, el grupo de la izquierda lo constituyen los siguientes personajes: la infanta María Ana Victoria, futura esposa del rey José I de Portugal; doña Bárbara de Braganza, próxima reina de España, procedente de Portugal; el príncipe de Asturias Fernando, futuro rey de España con el nombre de Fernando VI. El grupo central está integrado por el rey Felipe V, primer monarca español de la casa de Borbón; el cardenal-infante don Luis, hijo menor de los reyes; la reina Isabel de Farnesio, en el centro de la escena, apoyando su brazo izquierdo en el cojín que sostiene la corona, simbolizando así su poder; don Felipe, hijo segundogénito de los reyes y duque de Parma; Luisa Isabel de Borbón, hija de Luis XV y esposa del duque de Parma. En el suelo juegan con un perro las infantas María Luisa, hija de los duques de Parma, y María Isabel, hija de los reyes de Nápoles. El grupo de la derecha está presidido por Carlos, en aquel momento rey de Nápoles y futuro monarca de España con el nombre de Carlos III; tras él, su esposa, María Amalia de Sajonia, huja del rey de Polonia, Felipe Augusto III; María Antonia Fernanda, hija de Felipe V que fue reina de Cerdeña, y María Teresa, delfina de Francia. Tras el amplio cortinaje rojo que teatralmente cae del techo encontramos un balcón, donde un grupo musical interpreta un concierto. Los reales personajes se sitúan en un amplio salón abierto a un jardín. Van Loo se interesa especialmente por la riqueza de las calidades de las telas y por los detalles de bordados, joyas, zapatos y vestidos, demostrando su habilidad inspirada en la escuela flamenca. En esta obra se pone de manifiesto la singularidad retratística del pintor francés, que supo sintetizar el estilo oficial vigente, en el que se congregan influencias de Rubens, de Van Dyck y resonancias italianas con el sello adulador y ligero de lo francés en un hábil juego, íntimo y victorioso.