Este cuadro se conoce también con el sobrenombre de Ayo y su infante, como si el anciano del retrato fuera el criado encargado de criar al niño, en vez de ser su familia. Sin embargo, el ambiente de cariño e intimidad ha inclinado finalmente a pensar que se trata de un abuelo y su nieto. Es uno de los retratos más prodigiosos de su autor, junto al de Giovanna Tornabuoni. Lo que destaca, evidentemente, es la falta de idealización en una época en la que todos los retratados querían parecer héroes de la Antigüedad clásica. Sin embargo, el pintor se ha sometido fielmente a los rasgos de su modelo e introduce la idealización en la personalidad y la relación de los dos protagonistas: en toda la atmósfera se puede palpar el amor entre ambos y el ennoblecimiento que de ello resulta hace bellas las dos figuras. Ghirlandaio pinta los vestidos de ambos en un rojo brillante característico de la zona de Venecia, aunque trabaja en Florencia. Este color se asociaba a nobleza y riqueza, puesto que era un color caro de conseguir (aunque más caro era el azul y el dorado). La composición del pintor alude bastante a los modelos flamencos que transmitió el pintor Antonello da Messina, al situar a los modelos junto a una ventanita lateral que se abre a un paisaje; sin embargo, el paisaje es típicamente italiano, similar al de la Anunciación de Leonardo da Vinci o al de la Adoración de Lorenzo di Credi.
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obra
Durante la estancia de Fortuny en Granada se interesó especialmente por los ancianos estudiando en sus cuerpos los diferentes contrastes lumínicos que tanto le interesaban. Así surgen obras como el Torso de anciano o este Anciano con turbante que contemplamos, existiendo en todas ellas una significativa influencia de Ribera. Fortuny trabaja con rapidez, aplicando el óleo con largos y fluidos trazos sobre una base de correcto dibujo, interesándose por los efectos de luz y sombra y la volumetría, sin dejar de lado la expresión del personaje, creando una sintonía perfecta de ejecución y personalidad. Y es que Fortuny no podía trabajar sin modelos, eligiendo como tales a los hombres y mujeres que habitaban en el Albaicín, antiguo barrio árabe, en increíbles historias como la de Carmen Bastián.
Personaje
Militar
Político
Anco Marcio era nieto de Numa Pompilio e intentó continuar con la reforma religiosa iniciada por su abuelo. Sucesor de Tulio Hostilio, continuó la ampliación de Roma hacia el mar e inició relaciones con los etruscos que se fueron intensificando durante el reinado de Tarquinio Prisco.
lugar
<p>Las primeras excavaciones científicas en el cementerio de Ancón fueron realizadas entre 1874 y 1875, por Wilheim Reiss y Alphons Stubel. En aquel entonces el cementerio se encontraba en pleno proceso de destrucción debido al tendido de la línea férrea Lima – Huacho. Ellos excavaron en diversos lugares dentro y fuera de la «necrópolis» y no se sabe cuántos entierros fueron excavados en total.</p><p>Los resultados de sus investigaciones fueron publicados en tres tomos (das Totenfeld Von Ancón, 1880 – 87); ésta presenta minuciosas descripciones e ilustraciones a color del material cultural recuperado, aunque sus autores no se preocuparon mayormente por las asociaciones arqueológicas, ni abordaron el problema cronológico de los entierros y del yacimiento en general.</p>
lugar
Fundada en el año 387 a.C. por habitantes de Siracusa, a su vez colonos griegos, debe su nombre (Ankon Dorica) al vocablo griego "ankon", que significa "codo" y refiere a la posición de la ciudad frente al mar. La localidad se benefició del momento de expansión de los fundadores, pues fueron aliados de los ganadores de la guerra del Peloponeso. Posteriormente recibió la atención de Roma en su política expansiva, viendo en Ancona un bastión contra sus rivales, cartagineses y etruscos. La etapa griega dejó un ágora, anfiteatro y termas, acuñando moneda. Cuando la región cayó bajo el poder de Roma, Ancona se convirtió en una importante base naval y en el núcleo más importante de la V región. Este papel destacado se incrementó particularmente bajo el gobierno del emperador Trajano, pues la ciudad y su puerto desempeñaron un papel fundamental en la expansión romana por Dacia. El puerto fue remodelado y la ciudad ampliada, además de embellecida con un arco triunfal dedicado por el Senado al emperador y levantado cerca del puerto, así como una estatua de bronce.
Personaje
Militar
El 11 de abril de 1514 partió hacia América una importante expedición dirigida como capitán general por Pedro Arias De Avila. Dos mil hombres y 22 naos formaban el convoy y entre ellos estaba Pascual de Andagoya. Su objetivo era colonizar los territorios de la zona central americana. Andagoya fundaría en 1519 la ciudad de Panamá, donde se asentaron 400 colonos. Su siguiente misión -ya que contaba con la absoluta confianza del capitán general- será dirigirse hacia el sur, con el fin de conseguir información sobre estas tierras. Unas 50 leguas del litoral colombiano serán recorridas por Andagoya entre 1521 y 1523, instalándose en San Juan como gobernador. En este lugar recibió la información de la existencia de un rico territorio denominada el Pirú o Birú. Su delicado estado de salud le obligó a regresar a Panamá donde difundió la noticia sobre la existencia de ese rico imperio. Pizarro y Almagro cogieron el testigo e iniciaron la búsqueda del Imperio Inca, búsqueda que tuvo sus frutos en 1531. Andagoya sería nombrado visitador de indios, cargo en el que demostró gran dureza, siendo recompensado en 1539 por Carlos I.
contexto
En el lugar de las Mesas de Villaverde, cerca de Ardales (Málaga), se conservan las ruinas de una iglesia, parcialmente excavada en la roca, que se ha relacionado tradicionalmente con la población de Bobastro, centro de la revuelta mozárabe contra el califato que acaudilló Omar ibn Hafsún; aunque esta identificación es muy discutida y sigue sin conocerse un argumento arqueológico definitivo, el nombre de Bobastro resulta claro y conveniente para seguir refiriéndonos a ella, puesto que su arquitectura es también un símbolo del mozarabismo andaluz. Hay en toda la región abundantes huellas de comunidades monásticas retiradas a zonas montañosas. Siempre que el terreno fuera el adecuado, los ermitaños asumían entre sus penitencias la de labrarse sus propias celdas en lugares retirados, y entre todos, construían la iglesia; la abundancia de arquitectura rupestre popular y la continuidad en el uso de estas edificaciones, hace que sean mal conocidas, pero documentos visigodos seguros como el conjunto de Valdecanales (Ubeda, Jaén), con la decoración de veneras sobre las arquerías simuladas, o los eremitorios de El Cuervo (Medina-Sidonia, Cádiz), bien fechados en el siglo XVIII, demuestran que es un modelo con tanta vigencia como la misma presencia cristiana en la región. Bobastro es una iglesia inacabada, cuya cabecera está recortada en la piedra hasta la profundidad necesaria para dejar al aire muros con arcos completos. La planta es basilical, con tres naves, crucero y tres capillas, la mayor en forma de herradura; también son de herradura los arcos abiertos en los muros, con un sentido puramente decorativo; recientes excavaciones han permitido establecer la posición de dos entradas a una cripta, que debió proyectarse bajo el crucero, pero no llegó a concluirse. También se ha reconocido la planta del monasterio mozárabe, con celdas rupestres alrededor de un gran patio, que tiene ya un cierto sentido de claustro medieval. Las investigaciones de Puertas Tricas permiten añadir a Bobastro una serie de siete iglesias más, que dentro de la tosquedad natural en la arquitectura rupestre amplían el panorama sobre la vida monástica mozárabe en la zona de Ronda. Se diferencian tres tipos: el basilical con tres capillas, el de tres naves independientes y el de una sola nave. Algunas de estas iglesias se han excavado en la roca con relativo esmero, hasta obtener paredes rectas y verticales, mientras que otras ofrecen trazas más irregulares. En todo ello, hay características impuestas por el uso litúrgico y por las preferencias personales de los monjes; además, deben tenerse en cuenta las limitaciones del propio material, que obliga a dejar separaciones más o menos amplias entre los vanos, según la consistencia de la piedra; las paredes inclinadas y los extremos redondeados de las naves se producen habitualmente por la excavación a escoda de la roca blanda, lo que obliga a estudiar con precaución cualquier cavidad rematada en forma similar a la herradura, ya que ésta puede ser una consecuencia de la comodidad de la labra y sólo en los casos bien documentados por el análisis arqueológico pueden identificarse como síntoma de adopción de una forma islámica por los monjes mozárabes.
contexto
Es la última de las regiones mediterráneas peninsulares donde pueden identificarse las fases iniciales del Neolítico. Los yacimientos más característicos, algunos conocidos desde finales del pasado siglo, son cuevas, lo que ha merecido que algunos autores, como Navarrete, hayan hablado de la cultura de las cuevas. Los sitios mejor estudiados se sitúan en las provincias costeras de Almería, Granada y Málaga, o inmediatamente interiores como Jaén, con evidentes afinidades geográficas con el sur de la zona levantina. Uno de los yacimientos más representativos es la cueva de la Carihuela (Píñar, Granada), situada en las montañas interiores de la provincia, cuya amplia estratigrafía muestra la evolución del Neolítico en la zona. Los niveles inferiores ofrecen una buena representación de la fase antigua, con abundante cerámica cardial de formas globulares y semiesféricas que convive con otras decoraciones impresas y de cordones, destacando una vasija con decoración cardial y a la almagra, estilo este último que pervivirá hasta el comienzo de la Edad de los Metales. Los niveles superiores representan las fases del Neolítico Medio y Final, caracterizados por la casi total desaparición de la cerámica cardial, de la decoración impresa en general y la difusión de los tipos decorados a la almagra o los típicos vasos con asas pitorro. Otro de los yacimientos más característicos de Andalucía Oriental es la cueva de Nerja (Málaga), cuyos primeros niveles de ocupación corresponden al Epipaleolítico, representado por restos de hogares y por numerosos útiles líticos de las facies microlaminar y geométrica. Sobre ellos se superpone otra ocupación fechable en el Neolítico Inicial, identificada por una industria lítica evolucionada sobre hojas, escasas piezas pulimentadas y, sobre todo, por la presencia de cerámica de formas globulares con decoración impresa no cardial, incisa y a la almagra. El momento de ocupación más significativo de esta cueva quizás sea el correspondiente al Neolítico Medio-Final, pues se obtuvo información no sólo sobre la cultura material, representada por una cerámica con decoración incisa o de cordones, una industria lítica de tradición geométrica y una serie de punzones de hueso; fue interesante el hallazgo de un silo para almacenar alimentos y que contenía diversos tipos de cereal, exponentes de una agricultura intensiva y selectiva como corresponde a esta fase cultural avanzada. En otro orden de cosas, se encontró un enterramiento doble rodeado de numerosos restos vegetales de cereal, bellotas y piñones, así como de cerámica y útiles de hueso y de sílex que serían las ofrendas y el ajuar con que se honró al difunto. El yacimiento al aire libre de Las Majólicas (Alfacar, Granada), la cueva de La Mujer (Granada), la del Higuerón y La Pileta, en Málaga, la de Zuheros (Córdoba) o la del Nacimiento (Jaén), entre otros muchos lugares, son algunos de los ejemplos significativos del abundante poblamiento de la zona y de la evolución cultural que aquí sufrió el Neolítico. Aparte de esta cultura neolítica representada en las cuevas, debemos destacar la existencia de una fase final del Neolítico en el Sudeste, bien localizada en poblados al aire libre que preludian el posterior esplendor de las primeras culturas calcolíticas allí desarrolladas; este período final es conocido por el discutido término de cultura de Almería o período almeriense. Los hábitats en altura de El Garcel, La Gerundia y Tres Cabezos en la provincia de Almería, con deficiente información, o la Peña de los Gitanos, en Montefrío (Granada), con una buena estratigrafía, son buen ejemplo de esta fase con una cultura material ejemplificada en la cerámica lisa de formas variadas, una industria de sílex de tradición geométrica y una gran abundancia de útiles pulimentados. Por otra parte, conviene resaltar la existencia de fosas de enterramiento (Loma de la Atalaya, Loma de las Eras, etcétera) de forma circular, rodeadas de piedras, con dos o más cuerpos inhumados, acompañados de industria lítica de tradición geométrica, útiles de piedra pulimentada y brazaletes de concha, cuya cronología no puede precisarse con absoluta seguridad pero que podrían ser el nexo de unión que enlazase con los posteriores momentos calcolíticos.
contexto
Desde principios del siglo XX, con el hallazgo de las cavernas de La Pileta y Doña Trinidad, se puso de manifiesto que el arte paleolítico parietal no quedaba limitado a la región cantábrica, que algunos consideraban como un "cul de sac" del verdadero arte cuaternario que se encontraba al norte de los Pirineos. Luego se pudo comprobar que, si bien sin la densidad de la zona cantábrica, el arte paleolítico tiene manifestaciones por toda la Península. De dicha cueva de La Pileta (Benaoján, Málaga), descubierta en 1911 por W. Verner y T. Bullón, y publicada por Obermaier, Breuil y Vemer con el título "La Pileta á Benaojan" (1915), se conoce un centenar de figuras paleolíticas. Su inventario incluye: 22 caballos, 22 cabras monteses, 12 uros, 15 cérvidos, 6 cabras, 1 bisonte, varios indeterminados y numerosos signos muy peculiares. Estos están caracterizados por sus formas subcirculares con diferentes apéndices y series de dobles trazos en el interior (semejantes a los que presenta en su interior un caballo situado en un camarín de la misma cueva). En un caso se representaron en la parte interna dos figuras de cápridos, lo que ha hecho pensar que son la vista vertical de corrales para tener encerrados los animales capturados, de los que los dobles trazos serían las huellas de las pezuñas. El arte de La Pileta pertenece al Estilo III. Esta caverna contiene también una gran cantidad de pinturas esquemáticas de color negro que abundan en el territorio andaluz y pertenecen al Eneolítico o a la Edad del Bronce. En la cueva de Doña Trinidad (Árdales, también conocida con el nombre de este pueblo), estudiada por H. Breuil, se han realizado hace poco algunos nuevos descubrimientos. En ella se cuentan más de cincuenta figuras zoomofas de líneas sencillas y un centenar de signos (retículas, parrillas, triángulos, etc.). Un inventario antiguo da las siguientes cifras para los animales representados: 35 ciervos, 10 caballos, 3 cabras, 2 ciervas, 1 pez y 3 indeterminados. Predominan los grabados frente a las pinturas y éstas son de colores claros.En la costa malagueña está ubicada la gran caverna de Nerja, descubierta en 1962. Contrariamente a lo que se podría pensar a causa de sus enormes dimensiones, la cantidad de representaciones paleolíticas es escasa. Hay algunas figuras de peces y varias series de pequeños signos asociados a banderas estalagmíticas que parecen constituir un litófono, lo que prueban las huellas de golpes en la roca inmediata. Completan el grupo de la Andalucía central varias otras cavidades que también contienen arte paleolítico, aunque el número de sus figuras es corto. La más septentrional es la de El Morrón (Jimena, Jaén), con dos cápridos, uno rojo y otro negro, figuras estudiadas por M. G. López Payer y M. Soria Lerma. Más al sur, en la provincia de Málaga, están las siguientes cuevas: La Cala y el complejo muy destruido de El Higuerón (2 ciervas, 4 cabras, 2 caballos, puntuaciones y trazos diversos, todo con utilización de los colores rojo y negro), El Suizo (1 caballo y 1 pez, grabados) y La Victoria (restos de un bóvido y un équido, puntos, trazos, todo en color rojo). Estas tres últimas cavidades se hallan en el municipio de Rincón de la Victoria.E n la provincia de Granada, en la que seguramente se producirán nuevos descubrimientos, hay que citar la cueva de Malalmuerzo (Moclín), que contiene un bóvido negro, un équido rojo y numerosos puntos y trazos de los dos colores.Recientemente, bajo el panel pintado de El Tajo de las figuras de la laguna de la Janda (Benalup, Cádiz), uno de los más importantes conjuntos de la facies esquemática del arte rupestre postpaleolítico, S. Ripoll y M. Mas Cornellà han descubierto algunos grabados zoomorfos que por su estilo hay que considerar paleolíticos (del Solutrense o del Magdaleniense). Se trata de un conjunto de tres figuras representando una viera, un prótomos de caballo y un cáprido. Durante la campaña de prospecciones del año 1992 M. Más ha localizado, en un lugar próximo, las Cuevas de Levante, otra representación paleolítica perfectamente relacionable con el yacimiento encuadrado en el Solutrense, de esta misma cavidad. La Andalucía oriental constituía hasta hace poco una zona casi vacía en el aspecto que estamos tratando pues sólo se conocía el grabado de una cabeza de caballo sobre canto rodado procedente de los niveles solutrenses de la cueva de Ambrosio (Vélez Blanco, Almería). Pero en 1985 se produjo el hallazgo singular de un caballo grabado con amplios y profundos trazos en el lugar denominado Piedras Blancas del municipio de Escuellar (Almería). Tan notable descubrimiento fue publicado por J. Martínez García y viene a unirse a las manifestaciones peninsulares de arte paleolítico al aire libre a que ya se ha hecho referencia (Mazouco, Siega Verde, Domingo García y laguna de la Janda). Si bien se conoce algún caso en Francia, podría tratarse de una forma peculiar del arte hispánico cuaternario. Además, se anuncian nuevos descubrimientos en la provincia de Almería.