Descendiente de los Beni Urriquel, inicia su trayectoria política a instancias de algunos representantes españoles que gobernaban parte de Marruecos. Pero se reveló en contra de los españoles y franceses que ocupaban su país y en 1925 propuso a ambos gobiernos un acuerdo para firmar la paz. Ninguna de las naciones colonizadoras aceptaron este plan por lo que continuaron los enfrentamientos. Los éxitos que las tropas españolas y francesas lograron que en 1926 Abd-el-Krim se entregara y fuera deportado a la Isla de Reunión. En 1947 consigue que Egipto le conceda asilo político y en 1958, cuando Marruecos proclamó su independencia, fue elevado a héroe nacional.
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fuente
ABDA (Americano, Británico, Dutch- Holandés- y Australiano) era el nombre dado al mando supremo conjunto de las fuerzas norteamericanas, británicas, neozelandesas y australianas en Malasia, Birmania, Indonesia y Filipinas, puesto desempeñado por Wavell durante la oleada japonesa de enero a febrero de 1942. La idea de organizar un mando conjunto fue obra de lord Mountbatten, dependiendo Wavell de hecho de los jefes de Estado Mayor combinados. Sin embargo, Churchill continuó enviándole directamente las órdenes, hasta que el desastre ocasionado por la rápida invasión japonesa hizo que ABDA fuera disuelto y todos los oficiales de Estado Mayor fueran trasladados. Fue el presidente norteamericano Roosevelt quien quiso que fuera un general inglés quien tuviera el mando supremo y Wavell, aureolado por sus éxitos en el norte de África, fue el designado. Aquel destino desesperado dicen que le arrancó el siguiente comentario: "He visto hombres con un bastardo en brazos, pero lo mío son mellizos".
contexto
La presencia comercial fenicia en la Península Ibérica tiene como resultado la fundación de asentamientos que sirven de base logística. En ellos, generalmente ubicados en altozanos defensivos al borde de la costa y cerca de ríos que proveen de agua, los fenicios obtienen una vía de penetración hacia el territorio interior y un fondeadero para sus barcos. Fueron varias las fundaciones fenicias entre Gadir y Almería, destacando entre ellos el de Abdera, la actual Adra, así como los de Sexi (Almuñécar) y Malaka (Málaga). Mediante excavaciones arqueológicas se ha determinado la existencia de un urbanismo en terrazas. También se sabe que la actividad metalúrgica debió ser importante y se han hallado en el interior de algunas viviendas hornos domésticos. Desde estas poblaciones, los colonos fenicios intercambiaban productos con las poblaciones autóctonas circundantes, al tiempo que ejercían un poderoso influjo cultural, como lo demuestran numerosos hallazgos de piezas de estilo orientalizante.
lugar
Ciudad de la costa de Tracia, cercana a la desembocadura del Nestos, se trata de una fundación jónica en la que, según la mitología, Heracles/Hércules realizó uno de sus trabajos, concretamente la captura de las yeguas antropófagas del rey Diomedes. Rodeada por unas murallas, Abdera tenía dos puertos, un teatro y un templo dedicado a Cibeles. De época romana son unas termas y el barrio helénico-romano, con calles siguiendo el trazado hipodámico. Abdera tuvo una historia convulsa, siendo arrasada por tracios y romanos. El lugar destaca especialmente por su escuela de filosofía, con personajes como Leucipo y Demócrito. Las cercanas minas proveyeron de metal a su economía, que pasó por diferentes etapas de prosperidad, en las que se llegó a acuñar moneda de plata. Aparte de ésta existe otra ciudad llamada Abdera, ésta en la costa de Almería (España), sobre la que algunas fuentes opinan que se trata de una fundación fenicia, mientras que otras sugieren que fue fundada en el siglo VI a.C. por los griegos.
obra
Abdías es uno de los profetas menores que ejercía de mayordomo del rey Acab. Su historia aparece en el Libro Primero de los Reyes (18). Este lienzo forma parte, junto a su compañero Oseas, de la serie que decora los arcos de las capillas laterales de la Cartuja de San Martino en Nápoles, realizada por Ribera entre 1638-1643. El profeta aparece, como todas las figuras de la serie, adaptando su postura al marco, con los ojos cerrados y la cabeza gacha, llevando su mano derecha hacia los libros que aparecen en la parte superior de la composición, escritos sus titulares en hebreo. Viste con aspecto oriental, cubriéndose la túnica con una tela de rayas azuladas y blancas, en sintonía con el turbante con que se cubre la cabeza. Una vez más Ribera destaca por el naturalismo empleado para representar al profeta, captando su gesto y expresión de manera correcta, como si de una figura popular se tratara. Sólo los potentes brazos recuerdan ligeramente a Miguel Angel. Las tonalidades oscuras empleadas y el juego de luces y sombras cercano al tenebrismo son elementos característicos de su primera etapa, en la que las referencias a Caravaggio se hacen obligadas.
contexto
La abdicación del emperador Carlos y el reparto de su herencia entre su hijo Felipe y su hermano Fernando, separarán los problemas exteriores del Imperio de los estrictamente concercientes a la Monarquía hispánica, aunque ambas ramas heredarán la enemistad francesa. La diplomacia del Reino galo intentó aprovechar la que suponía menor capacidad militar de Felipe II para recuperar Nápoles, ayudado por el papa Paulo IV, enemigo acérrimo de España. Sin embargo, el ejército español invadió Francia desde el Norte, infligiéndole una grave derrota en San Quintín (1557). La ayuda militar que prestó Inglaterra afirmó aún más la posición española, aunque los ingleses perdieron Calais (1558), lo que terminó por malquistarlos con España, haciendo inviable la continuación de la alianza anglo-española a la muerte ese mismo año de la reina María. La necesidad de conversaciones se impuso y en 1559 se firmó la paz de Cateau-Cambrésis. En ella Francia renunció para siempre a sus ambiciones italianas y devolvió Saboya y Piamonte al duque de Saboya, Córcega a Génova y el Monferrato a Mantua. A cambio conservó Calais. Francia y España decidieron trabajar acordes y activamente contra la herejía protestante, lo que va a propiciar en un futuro próximo las guerras de religión francesas. La muerte de Enrique II, en el transcurso de un torneo con el que se celebraban las bodas de su hija Isabel con Felipe II, facilitaría la colaboración, necesaria durante el difícil período del breve reinado del joven Francisco II y de la minoría de Carlos IX. La paz de Cateau-Cambrésis fue el tratado de mayor importancia de la Europa del siglo XVI, por la duración de sus acuerdos, que estarán vigentes durante un siglo, y porque dará lugar a una nueva situación internacional. Supuso el inicio de la preponderancia española, y por tanto un desplazamiento de los problemas hacia Occidente, gravitación aún acentuada por la unión de Portugal a la Monarquía hispánica en 1580. Principal protagonista de las preocupaciones europeas y motivo creciente de fricción serán el comercio y las colonias ultramarinas, que durante la mayor parte de la centuria que se abre ahora dominarán la actuación de la Monarquía hispano-lusitana. Los acuerdos de Cateau-Cambrésis también significarán un largo período de tranquilidad en la península italiana, tras el asentamiento del poder español y los problemas civiles franceses. Cuando en la segunda mitad del siglo XVII las tornas se vuelvan y la decadencia española sea evidente, Francia estará más interesada por otras áreas geográficas. Por tanto, hasta el siglo XVIII, los Estados italianos podrán vivir en paz, aunque marginados de los principales asuntos europeos.
contexto
Aunque contemporáneo de la mayoría de los autores de las escuelas de Chartres y San Víctor, Pedro Abelardo (1079-1142) merece ser considerado aparte como la figura prototípica del intelectual del siglo XII. Su vida, que se desarrolló enteramente en los medios culturales urbanos, es relativamente bien conocida gracias a sus abundantes cartas y a su propia autobiografía -Historia de mis calamidades-, obra pionera en su género y muestra de la clara conciencia que él mismo tenía de su innovadora profesión. Discípulo de Guillermo de Champeaux en París, ciudad en donde ejerció como maestro entre 1108-1121, cayó en desgracia a consecuencia de sus turbulentos y conocidos amores con Eloisa, viviendo refugiado durante algún tiempo en monasterios. De regreso a París y de nuevo en funciones docentes (1135-1139), contribuiría de manera decisiva a desarrollar el futuro método escolástico. Enfrentado a Anselmo de Laon y a san Bernardo, fue condenado en el concilio de Sens en 1140, debiendo acudir de nuevo a la protección monástica. Acogido por Pedro el Venerable, moriría en Cluny poco después. Aunque acusado de irreligioso y librepensador en la época, lo que motivó su condena, se mantuvo siempre fiel al catolicismo. En realidad, si chocó con sus contemporáneos fue por aplicar con todo rigor a la fe el método lógico, que conocía a la perfección. Así, en sus obras "De unitate et trinitate divina" y "Theologia cristiana", condenadas en Sens, y sobre todo en su "Sic et non", colección de testimonios bíblico-patrísticos aparentemente contradictorios conciliados mediante el recurso a la lógica, aunque molestando con ello a los círculos eclesiásticos. Respecto a su perspectiva ética, estaba inspirada en el valor de la tolerancia, lo que sin duda también le acarreó numerosos problemas, ya que se atrevió a afirmar en su "Scito te ipsum" (1136-1138) que la moral no dependía tanto de la importancia de los pecados cuanto dc la intención del pecador, chocando así con la doctrina oficial, que afirmaba la existencia de un orden moral objetivo. En sus últimos años en Cluny volvió a manifestar su espíritu tolerante en su "Diálogo entre un filósofo, un judío y un cristiano", en donde concebía la fe como un proceso evolutivo que, desde las verdades accesibles a cualquier individuo o creencia, podía llegar hasta el conocimiento de Jesucristo. Mas la gran importancia de Abelardo reside en sus aportaciones a la lógica. Aunque sólo llegó a conocer las fuentes tradicionales o "Logica vetus", sus aportaciones permitieron independizar a esta disciplina de la metafísica, sentando así las bases del futuro sistema escolástico. Hasta entonces la lógica había sido un procedimiento dialéctico aplicado al comentario de textos por el que se pretendía descubrir no tanto la certeza o el error de sus proposiciones cuanto las esencias subyacentes a los términos o palabras. Concepción en suma simbólica que había dado lugar a la polémica intelectual más importante del siglo XII: la querella de los universales. El principal defensor de la postura llamada realista fue Guillermo de Champeaux, quien partiendo de una visión platonizante, sostenía que los universales (nombres de géneros o especies) encubrían realidades o esencias comunes a cualquier ejemplo individual. Por el contrario, para los "nominalistas", liderados por Roscelino de Compiegne (muerto en 1125), los universales eran sólo "nomina, flatu vocis", simples sonidos que no significaban absolutamente nada. Únicamente después del análisis de las individualidades cabía formular, por vía de semejanza, la construcción del universal. La aplicación de este método de trabajo al concepto de Trinidad podía conducir sin embargo a una conclusión absolutamente heterodoxa, al reducir a Dios a un simple vocablo sin valor real. Discípulo de ambos maestros, Abelardo también rechazó sus respectivas posturas, afirmando en cambio un nominalismo moderado de base lógica, por el que los universales ni encubrían esencias ni eran simples sonidos, sino que implicaban realidades intelectivas, cognoscitivas. Aunque ciertamente existiera sólo lo concreto, también sólo partiendo de la abstracción se hacía posible la reflexión racional. Los universales no eran pues sino la función lógica atribuida a determinadas palabras. La tarea de la lógica se convertía así en fundamental, al ser la única disciplina que permitía adecuar el lenguaje al nivel de la abstracción, y por lo tanto al de la reflexión.