Premiaba, desde junio de 1940, a los zapadores de asalto -Sturmpionier- que habían realizado tres asaltos.
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Como en el caso de la condecoración por 50 enfrentamientos contra tanques para las dotaciones de vehículos blindados de combate y granaderos del Arma Acorazada, en este caso concreta se premia a su poseedor por haber participado en 100 combates. Esta insignia está hecha en bronce y lleva una guirnalda dorada.
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Esta insignia premiaba a las dotaciones de tanques -las unidades de vehículos blindados de combate y granaderos del Arma Acorazada tenían otra específica- que habían combatido con tanques en 100 ocasiones. La distingue de la condecoración de dotaciones de tanques por 50 enfrentamientos en los colores plata y dorado.
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Hecha en bronce, su poseedor, miembro de la dotación de un vehículo blindado de combate (personal de apoyo) o granadero del Arma Acorazada, había participado en 50 combates contra tanques enemigos.
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Esta insignia premiaba a las dotaciones de tanques -las de vehículos blindados de combate y granaderos del Arma Acorazada tenían otra específica- que habían combatido con tanques en 50 ocasiones.
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Estas distinciones se concedían en función del número específico de salidas realizadas, puediendo por ello ser de oro, plata o bronce.
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Es en la pintura costumbrista y en el paisaje donde los pintores románticos españoles logran expresar su personalidad con independencia. Así, Eugenio Lucas hereda la veta brava de Goya, siguiendo por la línea abierta por el maestro de Fuendetodos con sus últimas obras, caracterizadas por el empleo de la mancha en detrimento del dibujo, empleando colores vibrantes y austeros, al tiempo que se manifiestan ciertos aires de crítica en sus temas. Sin embargo, las Academias de Bellas Artes intentan coartar estas libertades románticas en los primeros momentos, lo que produce un enfrentamiento con los jóvenes pintores.
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La relación entre la pintura de Goya y los trabajos de Lucas es muy estrecha como podemos apreciar ene esta obra, realizada con una técnica manchista de una fogosidad brutal y riqueza de colorido.
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La obra maestra de Luca Signorelli es la decoración al fresco de la capilla de san Brizio en la catedral de Orvieto, representando un Juicio Final cargado de dramatismo y tensión en la zona de los condenados que aquí apreciamos. El excelente dibujo de Luca se pone claramente de manifiesto en todas las figuras, escorzadas en su mayoría, en un conjunto difícilmente olvidable. Los demonios con forma humana torturan o atan a los condenados que se retuercen de dolor y de angustia, escena observada por ángeles con corazas en la zona superior del arco. La perspectiva ha sido interpretada a través de la masa humana donde la anatomía se convierte en protagonista absoluta, inspirada en el mundo clásico, acentuándose los músculos en tensión gracias al empleo de una luz fuerte. La sensación de movimiento es también protagonista, resultando una obra sólo superable por el Juicio Final que Miguel Ángel pintó en la Capilla Sixtina, influida sin duda por esta imagen de Signorelli.