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Personaje
Militar
Político
Hijo de Fernando IV y de Constanza de Portugal, queda huérfano de padre con tan sólo un año de edad. Hasta 1325, año en que formalmente asume el trono, la política castellana estará marcada por las luchas de los pretendientes a ejercer la regencia, lo que pondrá en peligro la estabilidad de la Corona. En este proceso, su abuela María de Molina arbitrará situaciones críticas hasta su muerte en 1321. A partir de 1313, tras los acuerdos de Palazuelos, ejercerán como tutores los infantes don Pedro y don Juan, hasta su muerte en 1319 en la Vega de Granada. Posteriormente, diversas facciones nobiliarias encabezadas por don Juan Manuel, don Felipe, don Juan el Tuerto y don Tello de Molina sumirán a Castilla en un caos político al protagonizar varias sublevaciones y dividir el reino. A partir del momento en que asume el trono, su primera labor será recuperar el terreno perdido por la corona y asentar el poder real. Así, su misma entronización en Las Huelgas (Burgos) simbolizará la pretensión de reafirmar el poder del trono frente a las revueltas de los nobles, en especial don Juan Manuel. Esta política continuará con medidas como la promulgación del Ordenamiento de Alcalá en 1348, la incorporación de nuevos elementos no nobiliarios al gobierno procedentes de medios urbanos o la disolución de las hermandades concejiles. En cuanto a Europa, Alfonso XI promoverá la defensa de los intereses comerciales castellanos durante la Guerra de los Cien Años, lo que obligará a eludir realizar cualquier toma de partido. Pasada ésta, la alianza con Francia será un hecho a partir de 1345. Por otro lado, a partir de 1327 los intereses militares castellanos pasan por el control del estrecho de Gibraltar. En 1340 se produce la importante batalla del Salado, que permite anexionar Algeciras y Tarifa. Durante el sitio a Gibraltar una epidemia de peste diezmó al ejército castellano y acabó con la vida de Alfonso XI. Sus hijos serán Pedro I, nacido de su matrimonio con María de Portugal, y Enrique II, fruto de sus relaciones extraconyugales con doña Leonor de Guzmán.
contexto
El rey Alfonso XI, una vez encargado del gobierno efectivo de sus reinos, puso fin a la anarquía que, durante su minoridad, había campado a sus anchas. Pero al mismo tiempo reanudó la ofensiva contra los musulmanes de al-Andalus y, sobre todo, realizó una formidable labor de fortalecimiento del poder regio. No obstante la crisis continuaba, manifestándose básicamente en la frecuencia de los malos años, pero también, al final de su reinado, en la presencia de la peste negra, de la que el propio Alfonso XI fue víctima. Las primeras medidas de Alfonso XI, una vez proclamado mayor de edad, consistieron en suprimir la Hermandad y deshacerse de los tutores. Hubo nobles, como el inquieto Juan Manuel, que intrigaron contra el monarca, pero sin obtener el menor éxito. También fue un triunfo para Alfonso XI la renuncia definitiva de Alfonso de la Cerda a sus pretensiones, hecho que se sustanció en 1331. Renacida la paz en sus reinos, el monarca castellano entendió que había llegado el momento de poner en marcha de nuevo la "guerra divinal" contra los musulmanes. Su objetivo era dominar la zona del estrecho de Gibraltar, en donde llevaban la voz cantante los benimerines norteafricanos, aliados de los nazaríes. Alfonso XI, que deseaba el concurso de la flota catalana, pactó en 1328 con el rey de Aragón Alfonso IV. Las operaciones militares se iniciaron en 1330. Los primeros combates fueron favorables para los musulmanes, que consiguieron recuperar Gibraltar en 1333. Pero unos años después la ofensiva castellana, que contó en esta ocasión con la ayuda portuguesa, se saldó con la resonante victoria del Salado (1340). Un nuevo éxito, junto al río Palmones (1343), permitió a los castellanos conquistar Algeciras en 1344. Aunque la plaza de Gibraltar no pudo ser recuperada por los cristianos (precisamente estando en el cerco de dicha plaza murió Alfonso XI, en 1350), lo cierto era que se había conjurado el peligro de una invasión desde el Norte de Africa. Pero simultáneamente se había dado un paso gigantesco en otro ámbito: los castellanos se habían hecho con la llave marítima del Estrecho, elemento clave en la comunicación marítima entre el Mediterráneo y el Atlántico. No obstante, el principal legado de Alfonso XI corresponde a otro terreno. Concretamente, pensamos en las medidas tomadas en orden al fortalecimiento del poder regio. Por de pronto dicho monarca instituyó el regimiento en el gobierno de los municipios. En 1345 se creaba el regimiento de Burgos, que estaría integrado por 16 hombres buenos, los cuales, junto con los alcaldes, el merino y el escribano mayor, constituirían el ayuntamiento propiamente dicho de la ciudad del Arlanzón. Los motivos que alegaba Alfonso XI para tomar esa medida respecto a la ciudad de Burgos eran garantizar que personas responsables ordenaran la vida de la urbe, al servicio tanto del rey como del "pro comunal de la dicha çibdad", y evitar las frecuentes discordias que había en el concejo. Las atribuciones que se asignaban a los regidores eran: "que se ayunten ...dos dias en cada semana... e que vean los fechos del conçejo... e que ayan poder conplidamente para administrar todas las rentas de los comunes de la dicha çibdad... e... ayan poder de fazer e mandar fazer las lavores de la çerca de los muros, e de las calçadas, e de las puentes ...e...ayan poder para nonbrar de conçejo mandaderos, e enbiarlos a nos... e... ayan otros y poder de dar e partir en cada anno los ofiçios de la villa". En ese mismo año se crearon los regimientos de León y de Segovia y en 1346 el de Madrid, propagándose en años posteriores el sistema por todo el territorio de la Corona de Castilla. Cada concejo estaría integrado por un número fijo de regidores, que eran nombrados por el rey, de entre los que le eran propuestos por las propias ciudades y villas, con carácter vitalicio. No se trataba, como a veces se ha dicho, de implantar el regimiento, o concejo restringido, en sustitución del concejo abierto, sino de respaldar un proceso que venía de atrás y que conducía al monopolio del gobierno local por sus respectivas aristocracias. De todos modos la intervención directa del monarca en la constitución de los regimientos consolidaba el poder regio de manera notable. No menos importante fue la aprobación, en las Cortes celebradas en la localidad de Alcalá de Henares en 1348, del célebre Ordenamiento que lleva el nombre de esta población. La medida se justificaba por la necesidad de agilizar la administración de justicia, pues, dado el panorama existente en Castilla en aquel tiempo, "la justiçia non se puede fazer commo deve et los querellosos non pueden aver conplimiento de derecho". Pero en el fondo se iba más lejos, pues se trataba de poner en aplicación las disposiciones de carácter romanista recogidas en las Partidas. Ahora bien, con dicha medida se establecía la primacía, en el orden de prelación de fuentes, del derecho de la corona sobre cualquier otro de carácter territorial o local. La antigua dispersión normativa de los reinos de Castilla y León dejaba paso a la unificación, bajo el signo del Ordenamiento de Alcalá. Pero al mismo tiempo se potenciaba considerablemente la potestad regia.
Personaje
Político
El primer hijo varón de Isabel II vivió una adolescencia marcada por la crisis que llevó al derrocamiento de su madre en 1868. Las convulsiones del Sexenio Revolucionario, con el fracaso de la monarquía de Amadeo I y la I República, llevaría a la creación de un grupo favorable a la restauración borbónica, formado por parte de algunos sectores del moderantismo liderados por Cánovas del Castillo. El príncipe de Asturias será la persona elegida para desarrollar el nuevo camino planteado por Cánovas, lo que motivó la abdicación de Isabel II en su hijo (junio de 1870) y la elección de Cánovas en el portavoz del alfonsinismo. Será precisamente Cánovas quien se encargue de su educación, por lo que será enviado a la Academia Militar de Sandhurst en Inglaterra, donde recibirá una formación severa pero algo más cosmopolita que la habitual en España. En Sandhurst emitirá Alfonso el Manifiesto (1 de diciembre de 1874) donde pondrá las bases ideológicas de la Restauración. El pronunciamiento militar de Martínez Campos en Sagunto (29 de diciembre) permitirá la subida al poder del joven Alfonso. Lo que en un momento se pensó como un golpe encaminado a encumbrar a los militares en los altos cargos de la admistración dio pasó a un régimen civilista dirigido por Cánovas, verdadero artífice del nuevo régimen de la Restauración. Con el fin de acabar con uno de los problemas del reinado de Isabel, el pártido único y sus consecuencias desestabilizadoras, se llegó al sistema de turno con el que se permitía entrar a formar parte del régimen al partido liberal; el turnismo será refrendado en la Constitución de 1876 y en el Pacto del Pardo (1885). Los conflictos abiertos en el periodo anterior -guerra carlista y conflicto en Cuba- se verán zanjados satisfactoriamente para la Monarquía, lo que aumentó la popularidad del rey. En cuanto a su vida privada, contrajo matrimonio con su prima hermana María de las Mercedes, quien falleció a los pocos meses, lo que obligó al rey a buscar una nueva esposa. La elegida será María Cristina de Habsburgo, archiduquesa de Austria. El fallecimiento de Alfonso XII en noviembre de 1885 abrirá un periodo de regencia dirigido por la reina viuda que en mayo de 1886 dará a luz un hijo póstumo, Alfonso XIII.
Personaje
Político
El hijo póstumo de Alfonso XII y María Cristina de Habsburgo será proclamado rey el mismo día de su nacimiento, el 17 de mayo de 1886. Desde ese momento se inicia el periodo de regencia presidido por su madre, en el que se continuará con el turnismo y se mantendrá la vigencia de la Constitución de 1876. La pérdida del Imperio colonial en 1898 será un duro golpe para la conciencia española, que se reflejará en la idea de regeneracionismo puesta en marcha por los autores de la generación de 1898. La formación militar recibida por el monarca en su infancia se manifiesta a partir de su mayoría de edad, el 17 de mayo de 1902, cuando jure la Constitución. La primera etapa de su reinado estará caracterizada por el deseo de llevar a cabo un gobierno personal, influyendo en el tradicional turno de partidos. Entre diciembre de 1902 y junio de 1905 se desarrolla una etapa conservadora que dejará paso un periodo liberal hasta enero de 1907. Moret sustituirá a Montero Ríos gracias al apoyo del rey a los militares, aprobándose la Ley de Jurisdicciones. En esta etapa realizó un viaje a Francia y a Inglaterra, donde conoció a su futura esposa Victoria Eugenia de Battemberg, con la que contraerá matrimonio el 31 de mayo de 1906, sufriendo un terrible atentado en la calle Arenal de Madrid que provocó numerosas víctimas. Entre 1909 y 1912 se desarrolla la segunda fase de su reinado, en la que encontramos ciertos intentos renovadores en los gobiernos de Maura -sustituido por los sucesos de la Semana Trágica de Barcelona (julio de 1907)- y Canalejas. El asesinato de este presidente en noviembre de 1912 motivó la crisis del bipartidismo al dividirse ambos partidos en diversas familias. La tercera fase se produce entre 1912 y 1917, etapa marcada por la neutralidad española en la Primera Guerra Mundial, neutralidad en la que el monarca participará activamente visitando al presidente francés para ratificar el tratado hispano-marroquí y en su labor como mediador en la entrega de prisioneros de guerra. En el cuarto periodo del gobierno entre 1917 y 1923 se ratifica la crisis del sistema de la Restauración manifestada en las 43 crisis gubernamentales, etapas de huelgas generales y sectoriales, incremento del terrorismo, desastre de Annual en 1921. Esta situación desembocará en el golpe de Estado de Primo de Rivera el 13 de septiembre de 1923 que iniciará la Dictadura hasta 1930. Durante la dictadura se produce el desembarco de Alhucemas en 1925 que pondrá fin a la guerra en Marruecos y se produce un importante desarrollo económico y de las infraestructuras, que tendrá su máxima expresión en las exposiciones de Sevilla y Barcelona. La dimisión de Primo de Rivera en enero de 1930 dejará paso a la llamada "Dictablanda" del general Berenguer entre enero de 1930 y febrero de 1931, quien será sucedido por el almirante Aznar, que pondrá en marcha un plan electoral que desencadenará el triunfo de la República el 14 de abril de 1931. Alfonso XIII abandonó el país sin abdicar formalmente y se trasladó a París, fijando posteriormente su residencia en Roma. Abdicó en favor de su hijo Juan en enero de 1941, falleciendo el 28 de febrero.