Hijo y sucesor de Don Duarte, casó en primeras nupcias con Isabel, la hija de su tío y tutor el infante don Pedro. Sus intereses en Castilla, donde tras el fallecimiento de Enrique IV y la autoproclamación de Isabel como reina la situación era bastante complicada, le llevaron a casarse con su joven prima Juana, llamada la Beltraneja, aspirante al trono castellano apoyada por una buena parte de la nobleza. Las primeras victorias en la guerra de sucesión fueron para el bando portugués hasta que sufrió una contundente derrota en Toro a manos de las fuerzas del rey Fernando. La firma de los tratados de Alcaçovas pusieron fin al conflicto y consolidaron a Isabel como reina castellana. Alfonso V recibió el nombre de "El Africano" al patrocinar varias expediciones a África en las que se descubrieron las islas de Cabo Verde y Guinea.
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Casado en 1415 con María, hija de Enrique III de Castilla y de Catalina de Láncaster, es hijo de Fernando de Antequera y de Leonor de Alburquerque. Heredó el trono aragonés en 1416 y se instaló en Barcelona, inaugurando un mandato de desavenencias con los catalanes. Ligó la prosperidad de su reino a la expansión por el Mediterráneo, a la que dedicó todos sus esfuerzos. Así, anexionó Sicilia, cuyos derechos le habían sido concedidos a su padre por Benedicto XII. En 1420 preparó una flota de 24 naves en Los Alfaques para pacificar Alguer (Cerdeña). Logrado su propósito, se dirigió a Córcega, donde sitió la fortaleza de Bonifacio. La armada genovesa, recelosa de su política expansionista, le obligó a retirarse, si bien sus auténticas intenciones pasaban porque Juana de Nápoles le reconociera como heredero. Para ello, hubo de negociar con ésta y enfrentarse a la hostilidad de franceses y genoveses, partidarios de Luis de Anjou. Vencidos sus enemigos, entra en Nápoles en 1421, si bien el cambio de opinión de la reina Juana le obliga tres años más tarde a regresar a Aragón en busca de refuerzos, al nombrar aquélla a Luis de Anjou como sucesor. De vuelta a Aragón, decide intervenir en la contienda que mantenían sus hermanos, los infantes de Aragón, con el condestable de Castilla, don Álvaro de Luna. Vencido, decide volver a fijar su vista en Sicilia, a donde regresa en 1432 tras dejar en su lugar a la reina María. Recelosas de este nuevo intento, se unen en su contra Venecia, Milán, Florencia y el papa, si bien no pueden evitar que sea proclamado rey en 1435 a la muerte de Juana II. De vuelta a Aragón, es apresado en Ponza por el duque de Milán, acordando con él repartir la península italiana en tres partes: el norte, con dominio milanés; el centro, con los Estados Pontificios y el sur, con dominio napolitano. En 1443 logró de nuevo entrar en Nápoles. Las largas estancias fuera del reino le hacen desatender los asuntos internos. Así, en Cataluña se desatan la revuelta de los "payeses de remensa". La toma de Constantinopla por los turcos (1453) le hace unirse a la liga de los Estados cristianos. Aun tuvo tiempo de proyectar un ataque contra Génova, principal rival en el Mediterráneo pero la muerte le sorprendió antes de llevarlo a cabo, en 1458.
Personaje
Político
La monarquía leonesa quedaba en una delicada situación a la muerte de Vermudo II. Su hijo Alfonso V heredaba la corona con solo tres años, ejerciendo la regencia el conde gallego Menendo González. Esta tutela gallega motivará los recelos del conde castellano Sancho García, quien intentará atraerse a los nobles leoneses a su causa. Para ello liderará un potente ejército contra Almanzor, sufriendo una contundente derrota en Medinaceli (1000). La lucha entre los condes por la tutela del pequeño rey continúa, ejerciendo de mediador en el conflicto el nuevo caudillo cordobés, Abd al-Malik. Menendo González saldrá favorecido lo que motivó un ataque de Sancho a los valles altos leoneses y una nueva alianza entre leoneses, castellanos y navarros contra el cordobés. La victoria sonrió de nuevo del lado musulmán. Cuando Alfonso V alcance la mayoría de edad impondrá prudencia en los actos de la corona, realizando una importante labor restauradora de la legalidad que culminará con los decretos del año 1017.
Personaje
Político
El hijo y sucesor de Juan IV ha pasado a la historia como un hombre de carácter débil y vida licenciosa. Su alianza con Inglaterra le permitió consolidar la independencia de su país -sometido a España durante sesenta años- pero fue expulsado del trono y desterrado a la isla Terceira, siendo sucedido por su hermano Pedro.
Personaje
Militar
Político
Nieto de Sancho de Navarra, heredó de su padre Fernando I el trono leonés en 1065 y de su hermano Sancho el castellano en 1072. En un principio, de afrontar luchas intestinas por el mantenimiento del trono, pues le es disputado por su hermano mayor Sancho II de Castilla, quien logra derrotarle en las batallas de Llantada (1068) y Golpejera (1072). Como consecuencia de ello, Alfonso es encarcelado en Burgos y posteriormente desterrado a la ciudad musulmana de Toledo. El asesinato de Sancho, posiblemente por encargo de Alfonso, en la ciudad de Zamora le convierte de nuevo en rey de León y le permite reclamar el trono castellano como heredero, con el apodo incondicional de su hermana Urraca. La relación entre ambos hermanos nunca ha sido debidamente aclarada, promoviéndose los rumores ya en la época de un posible incesto. Resuelta la posible competencia de García, su hermano pequeño, mediante el su puesta en prisión, durante su mandato Alfonso VI se dedicó a consolidar los territorios heredados y a extender las fronteras a costa de los musulmanes. Así, el primer objetivo fue la conquista del reino de Toledo, lo que se consiguió en 1085. De esta manera lograba controlar los pasos serranos principales del sistema montañoso Central y las guarniciones que los custodiaban, extendiendo su dominio y área de influencia sobre los reinos taifas limítrofes. El hostigamiento sobre el reino de Murcia organizado por García Jiménez desde el castillo de Aledo y el excesivo tributo, exigido con dureza a los señores musulmanes, obliga a estos a solicitar ayuda de los imperios africanos, lo que significa el principio de la intervención almorávide en la Península. El desembarco de tropas culmina con la derrota de los ejércitos de Alfonso en la batalla de Sagrajas (1086) a manos de los almorávides de Yusuf, lo que significa un fuerte retroceso en las aspiraciones cristianas. La derrota orienta un cambio de política de Alfonso hacia los reyes taifas, mostrándose más conciliador y tolerante hacia el Islam y retomando el título con que se autoproclamó antes de la caída de Toledo de "Emperador de las dos religiones". Sin embargo, los almorávides han descubierto la debilidad del poder cristiano y la posibilidad de establecerse definitivamente en territorio peninsular. Así, desembarcan otra vez en 1088 y asedian Aledo, siendo ahora derrotados. Un tercer intento en 1091 culmina con la ocupación de los reinos taifas y con el asentamiento definitivo del poder almorávide. Se inicia así una etapa expansiva que pasa por las batallas de Consuegra (1097) y Uclés (1108), que significan grandes pérdidas para Alfonso VI, tanto territoriales (Uclés, Ocaña, Cuenca, Huete), como humanas (el infante Sancho, heredero al trono, el conde García Ordóñez). Las únicas victorias cristianas no logran parar el empuje musulmán, a pesar de la defensa de Toledo en 1090 y las expediciones del Cid (Valencia, 1094). Durante su mandato, además, se produjo una profunda reestructuración interna del reino, que se plasmó en el terreno político en los fueros de Burgos (1073), Sepúlveda (1076) o Logroño (1095) y, en el ámbito religioso-administrativo, en la reasignación de sedes episcopales a Ávila (1087), Salamanca (1102) y Burgos (1075). Además, debido a la influencia de sus esposa francesas, continuó la política de asimilación de las ideas europeas emprendida por Sancho III, promoviendo la integración de los monasterios en la reforma cluniacense, nombrando obispos franceses para las sedes eclesiásticas principales y fomentando la peregrinación a Santiago de Compostela, en cuyos principales puntos del camino surgieron barrios franceses. Además, se produjeron profundos cambios en el terreno de la liturgia, al sustituirse el rito mozárabe o visigodo local por el romano, imperante en el resto de Europa, a pesar de la oposición popular. Sustituyó también la escritura visigótica por la carolina. El 30 de junio de 1109 muere Alfonso VI y se plantea entonces un fuerte problema sucesorio, tras la muerte de su hijo Sancho en la batalla de Uclés. A los graves problemas fronterizos se suma ahora una guerra civil, que se resolverá en favor de su yerno Alfonso I de Aragón.
obra
Miniatura del libro de las coronaciones de los reyes de España. representa al emperador Alfonso VII acompañado por sus caballeros y dirigiéndose a la ceremonia de su coronación.
obra
Miniatura del Tumbo A, lámina X XIII, de la catedral de Santiago de Compostela. Representa al rey de Castilla y León Alfonso VII.