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Personaje Pintor
Boucher es el máximo representante del decorativismo rococó francés, recibiendo la protección de Mme. Pompadour. Inició su carrera como grabador de las obras de Watteau, consiguiendo el "Prix de Roma" en 1723. Cuatro años después se trasladó a Italia, entusiasmándose con las decoraciones de Tiepolo. En 1731 regresó a Francia, donde iniciaría una estrecha relación con la Academia Francesa, ingresando en 1734 y llegando a ser director en 1765. Sus mejores obras son escenas mitológicas inspiradas en Veronés, Watteau y Rubens, para las que no empleaba modelos provocando el escándalo de Reynolds cuando visitó su taller.
contexto
Durante la Regencia, el solemne arte oficial, los grandes temas mitológicos que decoraban amplios salones de los palacios de Luis XIV, da sus últimos coletazos. François Lemoyne (1688-1737) termina, dos años antes de suicidarse, la apoteosis de Hércules en el salón a él dedicado en Versalles. Aunque el tema y su composición en conjunto debían todavía mucho al siglo XVII, la tendencia a la gama clara, las carnes nacaradas de las figuras femeninas, anuncia la pintura de su discípulo Boucher. En otros temas no tan comprometidos descubre aún más Lemoyne esta nueva afición por la luz.También Jean-François de Troy (1679-1752) ofrece esta doble actitud. Cuando realiza los cartones para tapices aparece como gran decorador alabado por los miembros más tradicionales de la Academia, en cambio, en aquellas obras que representan la realidad cotidiana todo se hace íntimo, amable. Uno de los mejores ejemplos es La lectura de Moliére, retrato inmejorable de un salón de algún financiero enriquecido con el Sistema Law, amueblado a la última moda y con un biombo con arabescos copiados de una serie de grabados de Watteau que se publicaron en 1728. Los protagonistas se sientan a gusto sin el envaramiento de los personajes de Luis XIV.Pero es con François Boucher (1703-1770) cuando la Francia fastuosa se transforma en la Francia galante. Su pintura expresa el gusto de una época y él encarna no solamente "el pintor, sino el testigo, el representante, el modelo", como sostenían los hermanos Goncourt en su campaña de rehabilitación del siglo XVIII.Nace en París en 1703 hijo de una humilde maitre-peintre. Su primera formación la recibe de François Lemoyne, el mejor decorador del momento, quien influye en sus primeras composiciones bíblicas y mitológicas. Hacia 1720 entra al servicio de un grabador y aprende con tal rapidez que dos años después Jean de Jullienne, coleccionista y amigo de Watteau que acababa de morir, le encarga grabar sus obras. En 1723 se presenta al concurso de la Academia y obtiene el primer premio de pintura que le daba derecho a perfeccionar sus estudios en Roma, pero el duque D'Antin, entonces director de los Edificios del Rey, amplió la estancia de un recomendado lo que le impidió hacer el viaje por el momento. Al fin, en 1728 y por sus propios medios, marcha a Roma, en donde de todas formas es acogido en la Academia de Francia por su director Nicolás Vleughels, amigo precisamente de Watteau con quien convivió una temporada.No sabemos mucho de estos primeros años de su carrera en que titubea acerca del camino a seguir, se apropia de muchos estilos, vacila entre los diferentes géneros, pero aprovecha de manera óptima su aprendizaje. Recibe el sentido decorativo de Lemoyne, los temas y la ligereza de Watteau, pero también, de Italia, la pintura de Albani y de los grandes decoradores Pietro da Cartona y Lucas Jordán, así como de los venecianos, especialmente el Veronés, y su contemporáneo Sebastiano Ricci.A su vuelta de Italia en 1731 comienza su carrera oficial que estará plagada de honores. Es nominado académico y tres años después tiene lugar su recepción con la entrega del cuadro Reinaldo y Armida (Museo del Louvre). En 1735 es nombrado adjunto al profesor en la Academia y en 1737 ya profesor. Año este importante para los artistas franceses pues tras un largo período se abre nuevamente el Salón que adquirirá a partir de entonces un carácter regular. Desde este momento será Boucher el pintor preferido de la aristocracia y de los grandes financieros, incluso envía obras suyas a Suecia. Los hôtels parisinos se llenan de sus obras, por ejemplo, el famoso hôtel de Soubise, y llueven también los encargos de la Corte, como la nueva decoración de los Apartamentos del Delfín de Versalles en 1746. Realiza cartones para tapices y en 1742 es designado decorador en jefe de la Opera, como sucesor de Servandoni, en fin, hace de todo y para todos con un gran éxito.Una de sus más incondicionales clientes y a la vez protectora e inspiradora de su arte es Madame de Pompadour que le toma en 1751 como profesor de dibujo y de grabado. En 1752 a la muerte de Charles-Antoine Coypel, primer pintor del Rey, se le ofrece su taller en el Louvre, en 1755 es inspector de la manufactura de tapices de Gobelinos, en 1761 rector de la Academia, e incluso, en 1765, al año siguiente de morir la favorita, su hermano el marqués de Marigny mantiene su protección y le nombra primer pintor del Rey. Pero aunque no muere hasta 1770, se acercaba el ocaso, los gustos no eran los mismos y las opiniones de Diderot con sus duras críticas lo demuestran.De la variedad de géneros que Boucher va a tratar en su larga carrera no hay duda que es la pintura de historia, es decir, los cuadros mitológicos y alegóricos, la que le va a proporcionar más éxitos y a la que mayor número de obras dedica. Es precisamente este tipo de pintura el que será posteriormente más criticado. Salvo algunas composiciones de gran tamaño, porque eran cartones para tapices, la mayoría son de modestas dimensiones, destinadas generalmente a los hôtels parisinos o a los pequeños apartamentos reales en donde estaba ya fijado su destino. Por tanto, Boucher al ejecutarlos tenía muy en cuenta su altura. No es lo mismo pintar en una sobrepuerta que en los laterales de una ventana, los diferentes puntos de luz, el destino del aposento, las boiseries y demás elementos decorativos, así como los colores que iban a dominar en la habitación. Quien no cuente con esta premisa no podrá entender la pintura de Boucher.Su fantástica imaginación, su composición de virtuoso se entrega a unos temas mitológicos dedicados fundamentalmente a los amores de los dioses y en especial a Venus a la que consagra no menos de cincuenta cuadros. Ello le permite, como antes había hecho Rubens, llenar sus cuadros de ninfas, sátiros y amorcillos y pintar una serie de cuerpos femeninos, desnudos, de colores nacarados, que es en realidad lo que a él le gusta. Los Goncourt apuntan que más que tratarse de mujeres desnudas son mujeres desnudadas. La luz y los colores claros y tiernos se ponen al servicio de la exuberancia decorativa a la moda. Hay dos modelos que suelen repetirse en su pintura, uno estilizado, fino, elegante y otro más grueso y más vulgar, pero siempre dentro de lo que los Goncourt llamaban vulgaridad elegante. Parece ser que esta segunda mujer era la famosa Luise O'Murphy, incluida en las "Memorias" de Casanova.Cuando su amigo Oudry es nombrado director de la Manufactura de Beauvais en 1734 le encarga sus primeras composiciones para tapices que forman la serie de Fétes italiennes (tejidos de 1736 a 1762). El espíritu bucólico que en ellas se respira produce un género que se convertirá en su especialidad: la pastoral. Es una especie de desarrollo de la fiesta galante en que también mezcla sabiamente la observación directa y la visión ideal. Lejos quedan, sin embargo, las pequeñas figurillas enigmáticas de Watteau, sustituidas por musculosos mozos y rollizas jóvenes; los paisajes del primero que se difuminan vaporosos a lo lejos en profundas perspectivas, se transforman en algo cercano con frondosos árboles y con los pájaros volando por el cielo, franca vitalidad que no impide un cierto aire de convención teatral.Como era de esperar, también la moda china encuentra en Boucher un ferviente seguidor. No hay que olvidar que al grabar en su juventud la obra de Watteau se había familiarizado con las chinoiseries del château de la Muette y él mismo coleccionaba objetos chinos. El conjunto más importante lo forman los pequeños bocetos de 1742 preparatorios para la serie de tapices de Beauvais que se conservan en el Museo de BesançonTambién para la manufactura de Beauvais hizo otras grandes series como la de los Amours des Dieux que tuvo tal éxito que se reprodujo en diecisiete ejemplares o la de la Nobile Pastorale. Aunque trabajó menos para la de Gobelinos, son obras maestras los grandes lienzos de Le lever y Le Coucher du Soleil de la colección Wallace de Londres.Pero no se contentaba Boucher con destacar en estos temas decorativos, le atraía también la realidad cotidiana de su ciudad, que queda plasmada en unos deliciosos cuadros de género menos conocidos de lo que se merecen, que revelan el gusto por los holandeses del siglo XVII y por la pintura de Benedetto Castiglione. Le Déjeuner (1739) del Louvre, La Toilette (1742) de la Colección Thyssen, o La Marchande de Mode (1746) del Museo de Estocolmo son escenas de interiores muy diferentes en su concepción y resultados a los que luego veremos de Chardin, pero no por ello menos reales.Como diseñador para la Opera ejecutó varias decoraciones de las que desgraciadamente no quedan testimonios. Igualmente llegó su influjo a las artes decorativas; así muchas de las pequeñas esculturas que salieron de la fábrica de Sèvres nacen de los dibujos por él presentados.El mismo reconoce haber hecho 10.000 dibujos en los que se recogen todos los géneros y en los que se utilizan con igual maestría todas las técnicas. Muchos de ellos se convirtieron en piezas de coleccionista, muy buscados incluso en vida del artista. Como grabador ya hemos visto su habilidad desde su juventud. Dibuja temas ornamentales grabados y publicados por Huquier en 1740-1745 e ilustra libros, como la edición de las obras de Molière (1734-35) o al final de su vida colaborando en una edición de las "Metamorfosis" de Ovidio.Tal exceso de vitalidad, tanta cantidad de obra, hubiera cansado antes a cualquiera. Boucher en cambio aguantó hasta el final, si bien es cierto que sus últimas obras adolecen de una cierta monotonía y algunos temas suenan a algo repetido. Además, desde mediados de siglo los gustos habían empezado a cambiar, los enemigos se habían metido incluso en el grupo de sus más cercanos como el marqués de Marigny, hermano de la Pompadour. El mismo año en que es nombrado rector de la Academia en 1761 se atreve a escribir Diderot: "Los artistas que ven hasta qué punto este hombre ha superado las dificultades de la pintura..., se arrodillan ante él: es un dios. Las gentes de gusto, de un gusto severo y antiguo no le hacen ningún caso".Al comienzo de este capítulo se habla de la crisis que durante la primera mitad del siglo padece la pintura oficial. El público prefería el género menor y ese gusto se extendió también a la Corte. El único reducto que mantenía, al menos teóricamente, la primacía de la pintura de historia era la Academia, pero la ejecución de estos grandes temas era muy costosa y además faltaba clientela. La ayuda sólo llegará a partir de mediados de siglo procedente de la dirección de los Bâtiments du Roi, pero mientras ésta llegaba algunos de los pintores intentaron adaptarse a los nuevos gustos. Un buen número trata de imitar a Boucher, al pintor de moda, interpretan con la misma facilidad los grandes temas como las escenas de la vida cotidiana, pero les falta su energía, su brillantez y su oficio.Abunda la pintura insulsa, mediocre, lo que no quiere decir que no fueran considerados por sus contemporáneos. En 1757 Grimm nos cuenta que Federico II de Prusia había encargado tres cuadros a los tres más grandes maestros de la escuela francesa. Estos maestros eran Carle van Loo, Pierre y Jean Restout. Este último aparte de trabajar para Versalles y para los Gobelinos, sucedió a su tío Jouvenet como pintor de las órdenes religiosas cuyos temas intentó transformar al gusto actual con superficies brillantes y colores claros. Otro decorador que podríamos incluir en este grupo sería Natoire.
Personaje Pintor
El padre de Boudin era marino y el ambiente de su entorno jugó un papel importante en su educación y en su futuro como pintor. Desde pequeño decoraba los márgenes de sus libros del colegio con muchos bocetos. En el Havre, donde sus padres se establecieron, conoció a Isabey y a Troyon, los que al ver su capacidad artística, empujaron a que fuera pintor. A los 23 años marcha a París para estudiar y copiar a los grandes maestros, especialmente los paisajes holandeses. Después de 1855 hizo varios viajes a Bretaña. Tenía un gran interés en ver costumbres diferentes y pintar mercados, iglesias y a la gente. En 1859 expuso por primera vez en el Salón de París. En 1862 conoce a Jongkind y pintó con él y con Monet en Le Havre. Boudin tuvo una gran influencia en Monet, a quien se considera como el primer pintor impresionista. En 1874 participó en la primera exposición de los Impresionistas. Posteriormente, por razones de salud, se trasladó a la Costa Azul y también pasó temporadas en Venecia, buscando nuevos temas. Boudin sentía pasión por los temas marinos, dejando a un lado los motivos urbanos. Además de marinas, pintó también naturalezas muertas, aunque se puede considerar que fue nada más que un episodio en su carrera; apenas pintó retratos. En sus primeras obras se ve la influencia de los pintores de marinas holandeses del siglo XVII.. Su estilo marca la transición entre el realismo de Corot, y el Impresionismo que comienza con Monet. Durante su trabajo pintó un gran número de lienzos, aproximadamente unos 4.000 óleos, y unas 6.000 acuarelas, pasteles y dibujos que se conservan en el Louvre. Obras interesantes son La Playa de Trouville, de 1863, y En la Playa de Trouville, Efecto Temporal, de 1894.
Personaje Militar
Alistado en la marina de guerra francesa, tenía a su cargo una fragata que formó parte de la flota que en 1764 se apoderó de las islas Malvinas, a las que dio nombre. Realizó un viaje exploratorio por el estrecho de Magallanes, tomando datos útiles sobre la ruta y los territorios visitados que son recogidos por el benedictino Dom Perraty en su obra "Histoire d´un voyage aux iles Malouines" y por el mismo Bougainville en su "Voyage autour du monde". Obligado a devolver las Malvinas a la Corona española en 1766 por el gobierno francés, emprende una expedición científica con el objetivo de dar la vuelta al globo, haciéndose acompañar de naturalistas, dibujantes y astrónomos. Así, comienza su periplo en 1766, surcando un año más tarde el estrecho de Magallanes y visitando las islas Pomotú. Este mismo año toma posesión para Francia de Haití, si bien antes lo había realizado Queirós en 1606 y Wallis ocho meses antes. Su viaje le llevó a Samoa y el archipiélago de las Salomón, cuya ubicación había sido ignorada desde su descubrimiento por Mendaña en 1567. Llegó a Nueva Guinea, las Molucas y Java, volviendo a Francia en 1769. Las impresiones y notas de su viaje aparecen publicadas en 1779, siendo además un elemento de apoyo y difusión a la teoría ilustrada acerca del carácter bondadoso del hombre en naturaleza. A los 65 años el gobierno francés le denegó el permiso para organizar una travesía al Polo. En premio a sus servicios prestados, Napoleón le nombró conde del Imperio.
Personaje Pintor
Bouguereau se especializaría en la ejecución de desnudos inspirados en el mundo renacentista, de gran aceptación en la corte de Napoleón III y Eugenia de Montijo. Los retratos y las escenas religiosas completan su producción, realizada en una técnica casi fotográfica, siguiendo la estela de David e Ingres. A los 25 años consiguió el "Prix de Rome", realizando una estancia de cuatro años en la capital italiana.
Personaje Militar Político
Cumplidos los dieciocho años inicia su formación castrense en la academia de Saint-Cyr. Desde muy joven ya destacó por su participación en varios conflictos, ascendiendo a teniente y más tarde a capitán. Pero es en la guerra franco-prusiana donde verdaderamente pone de manifiesto sus cualidades como estratega. Gran defensor del nacionalismo, actuó en contra de la Comuna de París y en 1880 fue nombrado General de Brigada. En 1886 inicia su trayectoria política al ser nombrado ministro de Guerra. Desde este puesto emprendió una remodelación del ejército, comenzado por los altos cargos y terminando por el modo de reclutamiento. Además introdujo un nuevo fusil -denominado level- para mejorar la eficacia en el combate. Si estas transformaciones le convirtieron en un personaje popular, también provocaron mayor antipatía ante sus enemigos del entorno militar y político. Ante el panorama político que vivía el país en sus relaciones con Alemania, Boulanger jugó un papel determinante como promotor de las tendencias nacionalistas, creando un movimiento con numerosos seguidores que amenazaba la continuidad de la República. El gobierno optó por retirarle del ejército y pasarle a la reserva. Sin embargo, siguió activo en la vida política al ser miembro de la Cámara parlamentaria. Finalmente, junto con sus seguidores, fue derrotado en las elecciones de París. Por aquel entonces se instaló en Bruselas, donde se suicidó ante la sepultura de Madame de Bonnemair, su amante.
termino
monumento
En el año 494 a.C. los persas arrasaron Mileto y expulsaron a sus habitantes. La reconstrucción de la ciudad fue encargada a Hippodamos de Mileto, adoptando sin reservas la planta ortogonal regular que le convertirá en uno de los urbanistas más famosos de la historia. En la cuadrícula trazada encontramos tres grandes espacios, ocupando el central los edificios públicos. Estos se reparten a los lados de una escuadra que une los dos puertos principales, separados por el promontorio del teatro. En el punto de articulación de ambas ramas se halla el ágora principal, mientras que en la rama norte encontramos el boulouterion, los gimnasios, el santuario de Apolo Délfico, los mercados y los grandes depósitos del puerto de los Leones. El Bouleuterion era la sede del consejo o de la asamblea de ciudadanos que gobernaba la ciudad. Presenta una planta rectangular dividida en dos espacios. Al primer espacio se accede por un pórtico con cuatro columnas que da paso a un atrio cerrado por tres de sus frentes. El segundo espacio acoge la sala de deliberaciones en forma de hemiciclo, sosteniéndose la techumbre gracias a cuatro gruesas columnas.
obra
En el año 494 a.C. los persas arrasaron Mileto y expulsaron a sus habitantes. La reconstrucción de la ciudad fue encargada a Hippodamos de Mileto, adoptando sin reservas la planta ortogonal regular que le convertirá en uno de los urbanistas más famosos de la historia. En la cuadrícula trazada encontramos tres grandes espacios, ocupando el central los edificios públicos. Estos se reparten a los lados de una escuadra que une los dos puertos principales, separados por el promontorio del teatro. En el punto de articulación de ambas ramas se halla el ágora principal, mientras que en la rama norte encontramos el boulouterion, los gimnasios, el santuario de Apolo Délfico, los mercados y los grandes depósitos del puerto de los Leones. El Bouleuterion era la sede del consejo o de la asamblea de ciudadanos que gobernaba la ciudad. Presenta una planta rectangular dividida en dos espacios. Al primer espacio se accede por un pórtico con cuatro columnas que da paso a un atrio cerrado por tres de sus frentes. El segundo espacio acoge la sala de deliberaciones en forma de hemiciclo, sosteniéndose la techumbre gracias a cuatro gruesas columnas.
acepcion
Los griegos denominaban así a la sala de reunión, donde el consejo de las ciudades griegas convocaban sus sesiones o se celebraban las asambleas políticas.