La importancia de la religión y el mundo de ultratumba en el Antiguo Egipto se manifiesta en el empleo de piedra para este tipo de construcciones, a diferencia de los edificios civiles construidos en adobe. En el Imperio Antiguo destacan la pirámide de Zoser en Sakkara y el conjunto de pirámides de Gizeh, enterramientos de los faraones Kheops, Kefrén y Mikerinos. En época del Imperio Nuevo sobresalen el templo de Hatsepsut en Deir el Bahari, los templos de Karnak y Luxor, el Ramesseun de Tebas y el complejo funerario de Ramsés II en Abu Simbel. En época ptolemaica encontramos los templos de Kom Ombo, Edfú y Dendera. En Oriente Próximo destacan los zigurats, torres escalonadas que se coronaban con una estancia que albergaba la estatua del dios. Los de Ur, Babilonia y Choga Zambil son los más interesantes. Entre los templos sobresalen el de Khafadye y el de Ishchali, dedicado a la diosa Ishtar, así como el famoso templo de Salomón en Jerusalén. La máxima expresión de la arquitectura griega la encontramos en la Acrópolis, el santuario de la diosa Atenea en Atenas. El Partenón, construido por Iktinos y Kallikrates entre los años 447 y 432 a.C., es la culminación estética del mundo griego. El Erecteión y el templo de Atenea Nike completan las joyas arquitectónicas que formaban la acrópolis ateniense. Los templos de Hera y Poseidón en Paestum son un excelente ejemplo del periodo arcaico, mientras que el tholos de Atenea Pronaia en Delfos y el templo de Poseidón en el cabo Sunion son magníficas muestras de la arquitectura del siglo IV a.C. Los romanos, más prácticos a la hora de construir, nos han dejado menos ejemplos de arquitectura religiosa. Entre las obras más relevantes debemos resaltar los Templos de la Fortuna Viril y de Vesta en Roma, la Maison Carré en Nimes y el espectacular Panteón de Agripa en la capital del imperio, edificio dedicado a todos los dioses construido por orden de Adriano.
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La reina Hatshepsut levantó este edificio inspirándose en el que allí mismo erigió Mentuhotep cinco siglos antes. El emplazamiento de este templo es el más grande circo de la montaña tebana, dentro del cual, y una vez más, la arquitectura va a compenetrarse con el paisaje en tan buena armonía como en las pirámides de Giza, pero partiendo de supuestos completamente distintos. La obra se despliega así en profundidad, ganando muy poca altura, pero sí un dilatado fondo en sus tres terrazas consecutivas. Orladas de pórticos las tres, van llamando al viajero hacia el núcleo del santuario, socavado en las entrañas de la roca. Cuando el caminante se vuelve hacia el valle del Nilo, tratando tal vez de divisar Karnak en la remota lejanía, apenas se percata de hallarse en el interior de un templo. Tras desembarcar en un probable portal, tal vez un palacete equivalente al templo del valle de las pirámides clásicas, el visitante antiguo ascendía al templo por una calzada orlada de esfinges a sus dos lados, pues una de las novedades de este monumento va a consistir en el empleo de una elevada cantidad de estatuas y relieves en combinación con la arquitectura. Al final de la calzada, un recinto trapezoidal, poblado de palmeras, ofrecía en su centro dos estanques en forma de T, con sus espesuras de papiros, sus poblaciones de aves, y sus márgenes cubiertas de flores. Pasados los estanques, se alza la subida inclinada hacia la primera terraza. La rampa, escalonada, está montada sobre el eje longitudinal del conjunto, enfilando el spéos en que se hallaban la barca y la estatua de Amón. El pretil que la bordea muestra a ambos lados relieves de leones de gran tamaño, guardianes del sagrado lugar. La misma función desempeñarían, en la segunda rampa, grandes cobras coronadas por halcones. A derecha e izquierda de la rampa, sendos pórticos de pilares cuadrados en la primera fila y de columnas poligonales o protodóricas en la segunda, exornan el escalón existente al borde de la primera terraza. La pared de fondo del pórtico, ataludada y sin decoración de relieves, actúa como muro de contención de la terraza, el mismo papel que al final de ésta hará la pared del fondo de sus pórticos. Los soportes de la primera línea de estos pórticos, muy largos, son en todos ellos pilares; los de la segunda, también pilares o columnas poligonales. Los pilares de los extremos del primer pórtico estaban precedidos de colosos osíricos de la reina -oficialmente rey- y lo mismo todos los de la terraza superior. La segunda terraza es un enorme cuadrado con dos lados abiertos y dos cerrados por pórticos. Por uno de los primeros, mirando al este, se divisa en lontananza el Nilo, y más allá, el Templo de Karnak, hacia el cual dirige el de Hatshepsut su eje longitudinal en clara posición de subordinación. Por el lado sur, también abierto, la terraza forma un escalón sobre el vecino templo de Mentuhotep. El muro de contención tiene el dispositivo ya clásico del muro palacial de salientes y nichos sobre los que se alzan parejas heráldicas de buitre y cobra de los Dos Países. El lado norte está cerrado por un pórtico inacabado de pilares decaexagonales -las mal llamadas columnas protodóricas- que enlazan con las del lado contiguo, dignas verdaderamente de un propíleo griego. Estas preceden en tres hileras de cuatro, formando una a manera de sala hipóstila, a una capilla de Anubis, el dios de cabeza de chacal, que penetra en la roca haciendo los quiebros propios del laberinto del otro mundo. Vienen a continuación dos pórticos largos, dedicado el primero a la génesis de Hatshepsut y el segundo a la expedición al Punt -Somalia-. Por último, en el extremo sur de este mismo lado oriental tiene un santuario simétrico al de Anubis la más grande de las diosas del cantón tebano, Hathor, la vaca celeste. Es probable que antes de esta reina ningún faraón hiciese tanto uso de la escultura como ella en este santuario. Aparte de los centenares de metros de relieves, se han calculado en él veintitrés estatuas de piedra dura, unas cien esfinges de arenisca pintada, otras veintidós de granito y unas cuarenta estatuas osíricas.
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El templo es el monumento más importante de la arquitectura griega. Su objetivo fundamental es custodiar la imagen divina, encontrándose el altar en el exterior. El templo habitualmente se levanta sobre un estilobato, graderío de tres escalones; presenta casi siempre planta rectangular y en su interior encontramos varias subdivisiones: el pronao, vestíbulo abierto flanqueado por la prolongación de los muros laterales; el nao o cella, donde se sitúa la imagen divina; y el opistodomo, espacio similar al pronao. Dependiendo del número de columnas que presenta en su fachada recibe diversos nombres: in antis si presenta dos columnas, tetrástilos si son cuatro, hexástilos si son seis, octástilos si son ocho, decástilos si son diez y dodecástilos si son doce. Si sólo muestra una fila de columnas en su fachada anterior se denomina próstilo. Si la fila aparece ante las dos, se llama anfipróstilo y períptero si las columnas rodean todas las fachadas, pasando a llamarse díptero si tiene doble fila de columnas.
contexto
El templo es el edificio principal de la arquitectura helénica. Tiene planta rectangular y suele estar formado por tres partes: el pronao o vestíbulo abierto definido por la prolongación de las naves laterales y dos columnas entre ellas; la nao o cella dividido habitualmente en diferentes naves separadas con columnas, situándose en su interior la estatua del dios titular del templo; el opistodomo, estructura similar al pronao pero en el lado opuesto, utilizado habitualmente para guardar los tesoros de la ciudad o del templo. El más famoso de los templos griegos es el Partenón de Atenas, levantado en honor de la diosa Atenea Partenos por los arquitectos Iktinos y Calícrates, siguiendo las órdenes de Pericles. Es de orden dórico y está realizado en mármol blanco del Pentélico mientras que las tejas son de mármol de Paros. En su conjunto destaca la perfecta simetría con que fue construido, guardando las proporciones de tal manera que algunas líneas se han curvado o las columnas se han inclinado para que la deformación visual las enderece. La decoración de los frisos pertenece a Fidias al igual que la famosa estatua de marfil y oro que guardaba la cella. Otros ejemplos importantes son el templo de Apolo en Figalia, realizado también por Iktinos; el Erecteion ateniense, posiblemente el más bello ejemplar de orden jónico donde contemplamos a las famosas cariátides; el de Apolo en Didima o el de Zeus en Pérgamo, levantado en época helenística y caracterizado por la gradería de acceso y los cuerpos laterales que la encuadran, dando origen al podium de los templos romanos. El teatro griego tiene tres partes: la escena donde se representa la obra en cuestión; la orquestra de planta circular utilizada por el coro y la gradería de planta semicircular rodeando a la orquestra. El de Epidauro es el más importante, edificado por Policleto el joven. El odeón tiene una forma similar al teatro, es de proporciones más reducidas y se utiliza para audiciones musicales. Los sepulcros no tienen especial importancia para los griegos siendo el más representativo el Mausoleo de Halicarnaso, levantado para el sátrapa Mausolo por su viuda, constituido por un cuerpo jónico porticado y un remate piramidal en gradas coronado por la cuadriga de Mausolo. Las acrópolis ocupan la parte más importante de las ciudades. Quizá la de Atenas sea la más famosa, presidida por el Partenón y los demás templos levantados en el lugar. El acceso se realizaba por los Propileos, puertas monumentales con dos fachadas levantados por Mnesikles.
acepcion
Así es como se denomina a la Biblia judía, donde se relata la historia del pueblo judío. La Torá, que comprende los cinco primeros libros, es la parte más importante