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obra
La tipología y disposición del sepulcro realizado por Jacopo della Quercia muestra la probable influencia de modelos franceses. En cambio, los motivos decorativos presentan unas formas claramente inspiradas en modelos antiguos. El sentido literal con que han sido interpretados acredita una decisión de incorporar formas del lenguaje clásico desde una fecha temprana.
monumento
Algunos príncipes aqueménidas, desligándose de la vieja leyenda de que los cuerpos de los difuntos debían ser colocados sobre unas torres o dakhmas para ser devorados por las aves, diseñaron sus tumbas antes de morir. Fue el caso de Ciro, Darío y también de su sucesor, Jerjes, quien mandó excavar su sepulcro en la roca a media altura decorándola con relieves al exterior. A una altura conveniente, los arquitectos trazaron una especie de marco en forma de cruz, con 22,50 m de altura. En el tramo superior, Ahura Mazda en lo alto y el rey con un arco en la izquierda, invocando a su dios sobre un estrado que mantienen dos filas con las 28 naciones citadas en la inscripción. A los lados, personajes del séquito real en tres filas. Por debajo de la decoración escultórica, cuatro columnas lisas adosadas, con capiteles de protornos, semejantes a los de Persépolis. En el interior se talló un techo en doble vertiente como evocando la tumba de Ciro, según R. Ghirshman, además de varios sarcófagos.
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Algunos príncipes aqueménidas, desligándose de la vieja leyenda de que los cuerpos de los difuntos debían ser colocados sobre unas torres o dakhmas para ser devorados por las aves, diseñaron sus tumbas antes de morir. Fue el caso de Ciro, Darío y también de su sucesor, Jerjes, quien mandó excavar su sepulcro en la roca a media altura decorándola con relieves al exterior.
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Realizado en mármol blanco, representa el traslado del cadáver hasta su última morada. Sobre le basamento marmóreo, dos hombres, ayudados por una mujer, sostienen el cadáver de Canalejas y lo conducen hasta la puerta de la cripta. Sobre el dintel se ha representado la figura del Redentor, con los brazos abiertos, como si de una aparición divina se tratara. En el lado posterior del bloque de piedra se representa una cruz latina y dos guirnaldas de laurel y de encina, símbolo de la inmortalidad.
obra
Juan de Padilla pertenece al amplio grupo de jóvenes que intervienen en la guerra de Granada muriendo en ella. Los rodea un halo heroico al que a veces no es ajena un aura de santidad. Para ellos se labran bellos sepulcros (Doncel de Sigüenza) o se cantan elegíacos textos (Francí Aguilar). El afecto de la reina Isabel se unió al deseo de la madre y Silóe fue seguramente el encargado de llevar a cabo otro monumento sepulcral que, en diseño, se inspira en el del infante Alfonso, muerto aún más joven. Pero aquí no podemos estar seguros de que la obra sea de Silóe, porque no hay más documento que la propia obra para atribuírselo.
obra
Gil de Silóe pensó para el sepulcro real en una planta de estrella de ocho puntas formada por el cruce de un rectángulo con un rombo, que elevado en altura daba lugar a dos prismas. En los yacentes se pone de manifiesto su capacidad para obtener la tersura de la piel de la cara y contrastarla con la dureza del brocado de los trajes, todo resuelto con una habilidad de artesano extraordinaria. Una espina con crestería divide la zona que corresponde al yacente del rey del de la reina. Ambos se inclinan en dirección opuesta de modo que pueden ser vistos perfectamente por todos aquellos que avanzan por los laterales de la capilla en cuyo centro se sitúa justamente el gran túmulo.