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obra
A diferencia de la mayoría de sus dibujos, éste no aparece datado por la propia mano de Friedrich. Sin embargo, se ha podido encuadrar entre 1813 y 1814, entre la época de su retiro en el Elbsandsteingebirge y la conclusión de su Cazador en el bosque, expuesto en marzo de 1814. El dibujo destaca por su modelado pictórico, diferente del de otro tipo de estudios, de líneas más claras y sombreado indeterminado, como Rocas y árboles.
obra
Cuando estalló la Guerra Franco-Prusiana en 1870 Cézanne huyó al pueblo costero de L´Estaque, en las cercanías de Marsella. En este lugar se interesará por el paisaje, trabajando fuera del estudio para tomar contacto con la naturaleza. Así surgen algunos paisajes de la zona que se continuarán cuando regrese a Aix, donde realizará una de sus obras más importantes: el Barranco que hoy se conserva en la Neue Pinakothek de Munich, una de las primeras vistas de la famosa montaña Sainte-Victorie que tanto le interesará en sus últimas obras. El amplio corte en la loma, realizado para el tránsito del ferrocarril, se convierte en el elemento principal de la composición. A la izquierda contemplamos una casa mientras que la zona derecha está ocupada por la amplia mole calcárea de la montaña. Un amplio cielo azulado, con algunas nubes, sirve de telón de fondo, estableciendo correctamente los diferentes espacios en profundidad para crear el efecto de perspectiva. La potente luminosidad recuerda los trabajos de la escuela de Barbizon, de Courbet y de Corot, los maestros que en estos momentos admiraba Cézanne para la realización de los paisajes. A diferencia de otros artistas de esta década que muestran en sus obras las novedades del desarrollo tecnológico, Cézanne no se interesa por el progreso técnico sino la objetividad del paisaje que tiene ante sí. Las pinceladas son rápidas y empastadas, en línea con las obras que realizan los impresionistas con Renoir y Monet al frente.
Personaje Pintor
<p>Laureano Barrau fue un pintor español nacido en Barcelona en 1863.</p><p>La educación de Barrau comenzó en su ciudad natal antes de trasladarse a Madrid para estudiar las obras de los antiguos maestros españoles. En 1883, Laureano viajó a Francia y se matriculó en la Academie des Beaux-Arts, donde estudió bajo la tutela de Gerome.</p><p>En 1885, Barrau ganó la beca del Grand Prix de Rome, que le proporcionó fondos para estudiar las obras de los antiguos maestros italianos hasta 1888.</p><p>Laureano continuó pintando y ganando reconocimiento a través de su participación en exposiciones. En 1891, Barrau se convirtió en miembro de pleno derecho del Salon de la Nationale des Beaux-Arts de París y expuso regularmente allí.</p><p>&nbsp;</p><p>Laureano Barrau dejó Francia en 1910 y se mudó a Ibiza, donde los hermosos paisajes de la ciudad y su naturaleza se convirtieron en temas de las obras del artista. Se estableció en Santa Eulalia de Río y se dice que creó lo mejor de su obra en este lugar.</p><p>Sus pinturas se encuentran en galerías y museos destacados en Brasil, Bélgica, Francia y España. Laureano vivió hasta los 94 años.</p><p>&nbsp;</p><p>Laureano Barrau era conocido por pintar paisajes pintorescos y escenas de género. Los temas de las pinturas de Barrau variaban, pero solían incluir paisajes españoles y escenas de personas trabajando. Algunas de sus pinturas representaban a personas en interiores o exteriores, relajándose o posando.</p><p><br>Laureano Barrau fue influenciado por los antiguos maestros italianos y españoles.</p><p>Durante su tiempo en la Escuela de Bellas Artes, Barrau se sintió atraído por las obras de los antiguos maestros españoles y sus técnicas impresionistas. Esta influencia creció después del viaje de Laureano a Italia para estudiar a los maestros italianos.</p><p>Las obras de este pintor se encuentran entre el modernismo y el impresionismo.</p>
lugar
El Camino de Santiago, entre Sarriá y Portomarín, transita por Barreiros, una pequeña aldea perteneciente a la parroquia de Ortoá -administrativamente dependiente del ayuntamiento de Sarriá-. La economía de la zona es básicamente ganadera, especialmente ganado vacuno, destacando también la amplia masa forestal de especies autóctonas y monte bajo, lo que otorga a este espacio un elevado interés ecológico. En las inmediaciones de la aldea se han encontrado restos materiales de época castreña, procedentes del castro de Ortoá, lo que indica que la población fue habitada en época prerromana. Estos restos se conservan en el Convento de los Mercedarios de Sarriá.
Personaje Literato Político Escultor
Periodista de profesión y de tendencias conservadoras, siempre publicó artículos en defensa del movimiento nacionalista. Sus escritos se editaron en diarios como "La Cocarde" y "Le drapeau", cuya repercusión en el caso Dreyfus fue vital. Es autor de "El culto del yo", "La novela de la energía nacional", "Colette Baudoche" y "La colina inspirada".
Personaje
Isabel Barreto nace en Pontevedra en el primer cuarto del siglo XVI. Su padre, Francisco Barreto, un acaudalado marinero, es nombrado gobernador de las llamadas Indias Portuguesas. De su progenitor hereda Isabel la pasión por los viajes y la aventura y un fuerte carácter. Vive su primera infancia en Galicia, rodeada de su familia y de la riqueza que su padre había conseguido gracias a los expolios en tierras de ultramar. Isabel se convierte en una mujer culta que junto a su familia viaja a Perú. La nueva sociedad americana permitía una mayor autonomía a las féminas, un clima perfecto para las ansias de grandeza e independencia que rondan la cabeza de Isabel. En 1585 Isabel conoce al adelantado Álvaro de Mendaña. Este berciano aventurero realiza su primer viaje a las islas que los indios peruanos llaman 'Hahuachimbi' con sólo 25 años. Tras un accidentado viaje, Álvaro arriba en estas tierras creyendo encontrarse en las míticas Islas Salomón. Vuelve a España para convencer a Felipe II de que le otorgue carta blanca para su conquista y colonización. El monarca le garantiza en 1574 el derecho de gobernación y justicia sobre las islas. Isabel y Álvaro contraen matrimonio en Lima en 1585, convirtiéndose en una de las parejas más influyentes del virreinato de Perú. Pero Isabel no se conformaba con las prebendas que le otorgaba su clase social y la fama de su marido.Él promete convertirla en gobernadora de unas tierras sin fin, en las que viviría rodeada de oro y riquezas. En 1595, cuatro navíos, con 368 personas a bordo, entre ellas un experimentado navegante portugués, Pedro Fernández de Quiróz, comienzan la expedición. Álvaro de Mendaña iniciará esta segunda aventura junto a su mujer. Isabel se hace con el control de las naves, aunque su marido es el adelantado y gobernador, las grandes decisiones a bordo las toma ella. Esta situación la enfrenta en no pocas ocasiones al cronista oficial del viaje, Fernández de Quiróz, que la acusa de ser intransigente y despótica. Las primeras costas que se avistan son las de las Islas Marquesas, bautizadas así en honor de Teresa de Castro y su esposo, el virrey García Hurtado de Mendoza (1535-1609), Marqueses de Cañete, bajo cuya tutela se realiza la expedición. Mendaña bautiza las islas descubiertas con los nombres de Magdalena, San Pedro, Dominica y Santa Cristina. Tras comprobar que las que no son las Islas Salomón continúan la travesía rumbo sudoeste. Dos meses más tarde parece que las Salomón han desaparecido del océano. La tripulación comienza a padecer extrañas enfermedades y una fuerte tormenta acaba con una de las naves y sus 182 marineros. Una rara infección se apodera del cuerpo de Álvaro, quien realiza un testamento en su lecho de muerte, en el que nombra a su mujer gobernadora en tierra; a su cuñado, Lorenzo Barreto, capitán del mar. Pero éste también muere de malaria y por ello Isabel se convierte en general y gobernadora de la expedición, 'adelantada del mar océano' y heredera de todos los bienes. Álvaro de Mendaña muere el 17 de octubre de 1595 en el archipiélago de Santa Cruz. Con una tripulación, cansada y desesperada tras cuatro meses navegando casi a la deriva, Isabel decide poner rumbo a Filipinas. La situación se agrava con al mantener Quiróz continuos enfrentamientos con la primera mujer almirante de marina española, debido a las férreas normas a las que somete a los hombres. Atrás quedan las Islas Salomón, el 11 de febrero de 1596 Isabel y su esquilmada flota llegan al puerto de Manila. Durante un año Isabel llora a su desaparecido marido. En 1596 otro hombre ocupa su corazón, el caballero de la Orden de Santiago, Fernando de Castro. Juntos planean su viaje de bodas. En 1597 se lanzan al océano a bordo de la nave San Jerónimo. Cuatro meses de travesía les llevan a Acapulco (México), desde donde se trasladan a Guanaco (Argentina), lugar en el que Isabel posee una encomienda -institución creada por Colón por la que se obligaba a trabajar a la población indígena sin recibir sueldo alguno. Mientras Isabel vive una nueva vida en busca de conquistas, Pedro Fernández de Quiróz consigue de manos de Felipe III una Real Cédula por la que se le permitía volver a surcar el Pacífico y cristianizar las islas que encontrara a su paso, incluyendo las Salomón. Este privilegio anula el título que Isabel había heredado de Álvaro de Mendaña. Isabel Barreto y Fernando de Castro luchan con todas sus fuerzas para recuperar las prerrogativas heredadas del primer matrimonio de la gallega. Viajan a Lima para protestar, expedición que no culmina con éxito. Más tarde deciden viajar a España para reclamar en la corte sus derechos sobre las Islas Salomón. En este punto se pierden las noticias de esta mujer que acaba sus días en su Galicia natal. Isabel Barreto de Mendaña es la primera mujer almirante de marina en España, heredera de un reino inexistente y que ha pasado a la historia por su fuerte e inquebrantable carácter, tal vez su única defensa en un mundo concebido y dirigido por hombres, el de la conquista de las tierras de ultramar.
Personaje Escultor
Léon Cogniet le inicia en el arte de la escultura. Su segundo maestro sería Cavelier y con Jouffroy completaría su formación. En la década de los setenta se establece en Italia. Sus creaciones se inspiran en asuntos mitológicos y de carácter sacro. Ya en la década de los noventa se pone al frente del taller de Cavelier, el que fuera su maestro. Una de sus creaciones más importantes es La naturaleza se descubre ante las ciencias. Las reminiscencias barrocas y neoclásicas son constantes en su obra. Suele policromar sus estatuas.
obra
La Guerra Franco-Prusiana de 1870 obligó a Manet a abandonar los pinceles para empuñar el fusil, alistándose a la Guardia Nacional y alcanzando el grado de teniente, a las órdenes del también pintor Meissonier, que era coronel. Con la ciudad de París sitiada por los ejércitos prusianos estalla la Comuna, el 4 de septiembre, estableciéndose un gobierno republicano provisional que se mantuvo hasta el mes de mayo del año siguiente, cuando los dirigentes fueron ejecutados junto a las barricadas que habían creado. Curiosamente, Manet no realizó numerosas obras en las que la guerra sea la protagonista; ésta es una de ellas, en donde el conflicto armado se representa con toda su crudeza, continuando la línea de reportero iniciada con el Fusilamiento de Maximiliano. El pelotón de fusileros descarga sus armas ante la barricada popular surgida en la calle, sintiéndose perfectamente la violencia del momento. El rápido trazo, con largas pinceladas, incide en el efecto violento. Estas escenas sobre la guerra fueron realizadas por Manet gracias a la información obtenida, tanto gráfica como literaria, sin olvidar su participación en los hechos. A pesar de ser un republicano convencido, Manet olvidará desde 1870 sus deseos de polemizar, centrando la mayor parte de sus composiciones en los temas de la vida moderna. Su rebeldía anterior parece haber sucumbido.
obra
Con motivo de la Guerra Franco-prusiana en París se formó una Comuna con ideas ampliamente revolucionarias. Las tropas del general Gallifet reprimieron duramente las barricadas formadas en la calle cuando la Comuna era suprimida. Manet se encontraba presente en esos momentos en París y presenta la escena con el mayor verismo posible. Los soldados, de espaldas, disparan contra los parisinos que muestran sus caras de terror ante la situación. La sensación de angustia y confusión ha sido perfectamente interpretada por el artista, fiel cronista de su tiempo, como también se aprecia en la Cola ante la carnicería o en El fusilamiento de Maximiliano.