Razones de la Dedicatoria y del libro Rodríguez Freyle dedica su obra al rey Felipe IV y declara sin ambages las razones que le mueven a hacerlo, Dirijo esta obra a V M. --escribe-- por dos cosas: la una, por darle noticia de este su Reino Nuevo de Granada, porque nadie lo ha hecho; la otra, por librarla de algún áspid venenoso, que no la muerda viendo a quién va dirigida. Pero esa doble intención no pudo lograrse, ya que la obra no fue publicada en su tiempo. De haberlo sido, parece razonable pensar que tampoco el autor hubiera alcanzado sus objetivos, tanto porque la Corona --léase el Consejo Real y Supremo de las indias-- ya tenía entonces segura noticia de lo acaecido en Nueva Granada, como porque la majestad del cuarto Felipe poco hubiese podido --por su escasa atención a los asuntos indianos librar-- al autor y a su obra de los posibles ataques que alguien pudiera dirigirlos. Podría afirmarse que Rodríguez Freyle tiene una actitud optimista --valga la expresión-- ante su obra, pues manifiesta su convencimiento de ser el primer autor que da cuenta de lo sucedido en su país. Así lo dice en el Prólogo al lector, donde manifiesta los motivos que le han impulsado a redactar su obra. He querido hacer --escribe-- este breve discurso por no ser desagradecido a mi patria y dar noticias de este Nuevo Reino de Granada, de donde soy natural; que ya que lo que en él ha acontecido no sean las conquistas del Magno Alejandro, ni los hechos de Hércules el hispano, ni tampoco valerosas hazañas de Julio César y Pompeyo, ni de otros capitanes que celebran la fama, por lo menos no quede sepultado en las tinieblas del olvido lo que en este Nuevo Reino aconteció, así en su conquista como antes de ella; que aunque para ella no fueron menester muchas armas ni fuerzas, es mucha la que él tiene en sus venas y ricos minerales, que de ellos se han llevado y llevan a nuestra España grandes tesoros, y se llevaran muchos más el día de hoy, por haberle faltado los más de sus naturales. Por otra parte, aunque el reverendo fray Pedro Simón, en sus escritos y noticias, y el padre Juan de Castellanos en los suyos trataron de las conquistas de estas partes, nunca trataron de lo acontecido en este Nuevo Reino, por lo cual me animé yo a decirlo; y aunque en tosco estilo, será la relación sucinta y verdadera, sin el ornato retórico que piden las historias, ni tampoco lleva raciocinaciones poéticas, porque sólo se hallará en ella desnuda la verdad, así en los que le conquistaron como en los casos en él sucedidos, para cuya declaración y ser mejor entendido, tomaré de un poco atrás la corrida, por cuanto antiguamente fue todo una Gobernación, siendo la cabeza la ciudad de Santa Marta, en que se incluían Cartagena, el Río de la Hacha y este Nuevo Reino. Del mismo modo, al comienzo del capítulo I, Rodríguez Freyle insiste en el motivo y el propósito de su obra. Así, afirma que en las Historias de las demás conquistas --cita las de Nueva España, Perú y Chile-- sólo se hallan algunos rasguños o rastros de la conquista de este Nuevo Reino de Granada; de la cual no he podido alcanzar cuál haya sido la causa por la cual los historiadores que han escrito las demás conquistas han puesto silencio en ésta, y si acaso se les ofrece tratar alguna cosa de ella para sus fines, es tan de paso que casi la tocan como a cosa divina por no ofenderla, o quizá lo hacen porque como su conquista fue poco sangrienta y en ella no hallaron hechos que celebrar, lo pasan todo en el silencio. Por ello, para que del todo no se pierda su memoria ni se sepulte en el olvido, quise, lo mejor que se pudiere, dar noticia de la conquista de este Nuevo Reino y lo sucedido en él desde que sus pobladores y primeros conquistadores lo poblaron basta la hora presente que esto se escribe, que corre el año de 1636 del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo.
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Dios sol Horo de los dos Horizontes, que tenía las características de Ra y Horus. Se representaba con forma de halcón y con el disco solar.
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En un determinado momento, el apurado Feldmariscal levantó la cabeza de los croquis y planos para preguntar tenso: "¿Cuánto han avanzado ya?". Poco tiempo después le llegaba la increíble respuesta confirmada: "Ni un metro más. El enemigo se atrinchera".Kesselring no se lo podía creer. Su jefe de Estado Mayor, teniente general Westphal, reconocería posteriormente: "El camino hacia Roma estaba abierto y una audaz columna volante hubiera tomado la ciudad. El enemigo, sin embargo, permaneció extrañamente pasivo".Durante la semana siguiente, un cansado y pesimista Old Luke, como llamaban también sus soldados al viejo general Lucas, que apenas salía del sótano que le habían preparado como puesto de mando, se limitó a ordenar concienzudamente los rebordes de su perímetro defensivo -una anchura de 25,5 kilómetros por una profundidad de 11 kilómetros-, convencido de que los alemanes podrían presentarse en cualquier momento y acarrear refuerzos mucho antes que él.Su falta de imaginación y su silueta baja y enfermiza -estaba efectivamente enfermo y moriría pocos años después- contagió con un extraño virus de apatía al resto de su cuartel general. No comprendía a aquellos ingleses -todo el mundo sabía que Anzio era una cabezonada de Churchill- y, en cualquier caso, su propio jefe Clark le había dicho confidencialmente: "Olvide ese maldito asunto de Roma" (5). Lo importante era consolidar la cabeza de puente y que no ocurriese otro desbarajuste como el de Salerno (6).Entretanto, los atareados infantes de la Hermann Göring fortificaban todo: pueblos enteros, granjas, huertas, hasta inofensivos montones de paja se tornaron en cuarenta y ocho horas en una topera gigantesca repleta de antitanques PAK 37 y 75 mm, y carros Panther y PZKW IV camuflados.Churchill, desesperado, bombardeaba a mensajes a un mediatizado Alexander, que sólo podía acuciar cortésmente a Clark. Finalmente el 28, Clark volvió a Anzio. Gracias a sus presiones, Lucas decidió atacar, aunque protestando "por tener tras de mi tanta gente controlándome".La acumulación de material era enorme y Churchill tuvo otro arranque de ira al enterarse de que para 72.000 hombres desembarcados había nada menos que 18.000 vehículos. Las cuatro divisiones reforzadas desplegaron confiadamente sus efectivos. Pero enfrente esperaban ya ocho divisiones alemanas.Los americanos se lanzaron de nuevo hacia Cisterna y los británicos hacia Campo Leone en pos de Aprillia y Carroceto. Los Rangers, que habían planeado una audaz incursión nocturna a través de un canal de riego parcialmente seco, la Fossa di Pantano, cayeron en una emboscada y, al retirarse, luchando sólo con armas ligeras, una compañía de carros les aniquiló: de 767 Rangers volvieron seis.Los ingleses, con legendarios regimientos a la cabeza, como los Duke of Wellington y el Sherwod Forester, atacaron valientemente. Ametrallados de flanco y sin medios acorazados fueron deshechos.El general Harmon, jefe de la 1? División Acorazada, cuyos carros habían quedado enterrados en los numerosos fosos y barrancos que los reconocimientos aéreos no supieron revelar y rematados luego por los Tiger I, relataría conmovido: "El terreno estaba completamente cubierto de muertos. Jamás había visto tantos en un sólo sitio en toda la guerra".Encuadrados por la artillería pesada alemana que hacia blanco en la congestionada cabeza de puente, los aliados intentaban inútilmente salir de aquel avispero mortal. Aprillia, el bosque de Padiglioni, la colina de Buonriposo, se convirtieron en sinónimos de encarnizadas pugnas que nada resolvían.En la costa, el inalcanzable Anzio-Express, una pieza alemana de 280 mm, asentada en un túnel de Velletri, salía cada veinte minutos de su cubil para lanzar dos proyectiles de 250 kilos y volver a guarecerse.En el mar, los alemanes sorprendieron con una nueva arma, sus bombas planeadoras teledirigidas, que meses antes habían aniquilado al novísimo acorazado Roma, hicieron saltar por los aires al buque Elihu Yale, cargado de municiones.Los hospitales tuvieron que trasladarse a refugios subterráneos. La propaganda acosó psicológicamente con octavillas: "Anzio es un nuevo Dunkerque, ¿por qué vas a ser tú uno más de esos cadáveres en descomposición?" La moral aliada quedó bajo mínimos. Las escasas ganancias de los días tranquilos se perdieron irremisiblemente.La Luftwaffe, acumulando escuadrones sacados de Francia y los Balcanes, machacó insistentemente Anzio, mientras por tierra los alemanes pasaban al contraataque. La situación llegó a ser angustiosa en extremo el 7 de febrero.Se había llegado a una triste paradoja: Alexander decidía retirar del frente de Cassino a la División Acorazada 56.? británica para reforzar Anzio.La operación Shingle era ya un fracaso aberrante. Cassino, el Rápido y la Línea Gustav dependían de ella, y ahora eran precisamente ellos los que tenían que ayudar a Anzio para que éste no se convirtiera en un desastre de incalculables consecuencias.
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En el Imperio Habsburgo también se produjo una profunda inversión conservadora en el otoño de 1848. La Constitución moderada que se promulgó a finales de abril de ese año (inspirada por el barón Pillersdorf) no aplacó las demandas de los revolucionarios, que se volverían a manifestar a mediados de mayo para exigir (Sturmpetition) la convocatoria de una Asamblea Constituyente, elegida por sufragio universal. El Gobierno cedería, pero el emperador Fernando huyó poco después a Innsbruck y en Viena se constituyó un Comité de Salud Pública.El Ejército imperial, en todo caso, pudo recuperarse enseguida de la sacudida revolucionaria. El general Windischgraetz ocupó Praga el 12 de junio, mientras que el mariscal Radetzky recuperaba la iniciativa en Italia y, a finales de julio, derrotaba a las tropas piamontesas de Carlos Alberto y recuperaba Milán. En esas condiciones, la nueva Asamblea Constituyente, que se reunió en Viena el 22 de julio, fue fácilmente neutralizada por el Gobierno del barón Doblhoff, que se había formado el 8 de julio y que estaba decidido a aplacar los temores que se extendían entre los burgueses de Viena por las exigencias democráticas de los revolucionarios. La Asamblea Constituyente votó la abolición de los derechos feudales el 7 de septiembre, aunque se trató de un gesto que tuvo mucho de simbólico.El punto de inflexión hacia el conservadurismo se produjo a partir del 6 de octubre, cuando algunos revolucionarios trataban de impedir que las tropas imperiales marchasen contra los rebeldes húngaros, que se negaban a aceptar la autoridad imperial. El ministro de la Guerra, general Latour, fue asesinado por los revolucionarios, y el Gobierno abandonó la capital, que sólo podía contar con el apoyo de los rebeldes húngaros. Éstos, sin embargo, rehusaron prestarlo y Windischgraetz pudo recuperar la ciudad a finales de octubre. Después de una durísima represión se formó un Gobierno (21 de noviembre) presidido por el príncipe Félix Schwarzenberg, que se encargó de restaurar el Imperio. Alejandro Bach, que continuaba como ministro del Interior desde el Gobierno nombrado en julio, le ayudaría en las tareas de la represión. Pocos días más tarde (2 de diciembre) el emperador Fernando abdicaba en su sobrino Francisco José. Una Constitución centralizadora fue aprobada en marzo del siguiente año.
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<p>Hubieran quedado asombrados en Moscú de haber conocido con precisión las medidas que Hitler había adoptado para contrarrestarles y el optimismo que había en Alemania de que en agosto se comenzarían a solucionar los problemas. Parte de esa nueva confianza la generaba Guderian, llamado por Hitler a la jefatura del Estado Mayor en sustitución de Zeitzler, y la suscitaban las numerosas tropas organizadas en poco más de un mes por Himmler: 800.000 hombres, de los cuales 550.000 estaban encuadrados en unidades prestas a partir para el frente y 250.000 eran reclutas internados en los campos de entrenamiento. No menores esperanzas generaban las nuevas armas y los programas de producción de Speer, que el 3 de agosto de 1943, -dos días después de que Bagramian cercase al Grupo de Ejércitos Norte y 24 horas más tarde de que tomase Kaunas, la capital de Lituania- anunciaba en Poznan, en una reunión de Gobernadores que: "La producción del magnífico subfusil ametrallador "MPi 44" se multiplicaría por cinco, hasta 100.000 al mes; la de tanques pasaría de 1.680 a 3.200 mensuales; la de cohetes "V-1", de 3.000 a 9.000; la de cazas de 2.927 mensuales a 4.800..." (13) Todo ello, más los refuerzos que acudieron al sector más amenazado del frente del este, la región de Varsovia, hizo que a comienzos de agosto reaccionasen las armas alemanas. Para aclarar mejor la situación hay que recordar que los ejércitos soviéticos estaban cansados, dispersos, muy lejos de sus bases originales; que sus aviones ya no tenían cerca los aeródromos, que la falta de técnicos y piezas de recambio paralizaban a centenares de aparatos en el suelo; que en esa tremenda galopada, de casi 50 días, también habían sufrido cuantiosas bajas y gran desgaste en el material. Por el contrario, los alemanes -aunque igualmente agotados- renovaron su moral de lucha al ver que combatían casi en las fronteras de su patria y las unidades que resultaron decisivas en la contraofensiva eran divisiones blindadas selectas, frescas y, probablemente, al completo de sus efectivos (14). La contraofensiva alemana no era muy ambiciosa, carecía de medios para serlo. Se limitaba a eliminar las cabezas de puente establecidas por los soviéticos sobre el Vístula y el San. Y lo consiguieron parcialmente en Sandomierz, Pulawy y Magnuszew, mientras que al norte de Varsovia, aprovechando la mala colocación del III Cuerpo Blindado, avanzadilla de Rokossovsky, cayeron sobre él ocasionándole diez mil bajas y la pérdida de medio millar de blindados. En fechas posteriores, el mariscal soviético declaraba al corresponsal de The Sunday Times en Moscú: "-Después de varias semanas de duros combates en Bielorrusia y Polonia oriental llegamos el 1 de agosto a Praga (suburbio de Varsovia). Los alemanes contraatacaron entonces con cuatro divisiones blindadas y consiguieron rechazarnos. -¿Cuánto les rechazaron? -No puedo decirlo con gran precisión... unos cien kilómetros. Ya hemos reanudado el avance de nuevo, pero lentamente". En Berlín no tuvieron tiempo para alegrarse. Una nueva complicación surgía en ese frente: la sublevación de la Armija Krajowa, el ejército secreto polaco, mandado por Bor-Komorovsky, que luchó durante dos meses entreteniendo en las calles de Varsovia a efectivos equivalentes a 3 divisiones y que obligó a la Luftwaffe a realizar centenares de misiones sobre la ciudad, cuando tanto las hubiesen precisado en otros lugares del frente. Y mientras Varsovia ardía por los cuatro costados sin que Stalin quisiera o pudiera ayudarla -ni permitiera que lo hicieran los anglo-norteamericanos ni los guerrilleros-, los alemanes se apuntaban otro pequeño éxito en Letonia: la bolsa soviética que cercaba al Grupo de Ejércitos Norte se rompió en Tukum ante el ataque combinado desde el este y el oeste, con el apoyo de los cañones del Prinz Eugen y varios destructores. Un amplio pasillo permitió a la población civil hacia Libau... La situación tampoco sería muy duradera, pero ni tiempo hubo en la zona para una modesta alegría, porque al pequeño éxito se superponía un revés notable: Finlandia rompía el acuerdo de junio y negociaba un armisticio con los soviéticos. Efectivamente, Risto Ryti abandonó la presidencia como firmante del acuerdo con Berlín, dejando a Mannerheim las manos libres para reanudar las conversaciones con Moscú. El 19 de septiembre se llegó a un acuerdo de paz entre ambos países, debiendo Finlandia regresar a sus fronteras de 1940, comprometiéndose a pagar 300 millones de dólares y a internar a los alemanes que en ese momento combatían en sus filas... Como estos se resistiesen e, incluso, tratasen de conseguir ventajas territoriales, los antiguos aliados se convirtieron en enemigos y midieron sus armas. ¡Paradojas de la guerra! Pero llovía sobre mojado. Ya para entonces se le habían ido a Hitler aliados mucho más importantes y queridos, como los rumanos.</p>
museo
En estos momentos no podemos aportar documentación sobre este museo; esparamos en próximas entregas poder suministrar la información correspondiente.
Personaje
Político
Empezó su carrera pública como actor en más de cincuenta filmes y series de televisión. De filiación demócrata, fue presidente del Sindicato de Artistas de Hollywood y reelegido en el cargo seis veces. Evolucionó hacia la derecha y apoyó la candidatura de Eisenhower (1952) y la de Nixon (1950). En 1966 fue elegido gobernador de California por el Partido Republicano y reelegido en 1970. Aspiró a la candidatura republicana para la presidencia en 1976, pero fue derrotado por Gerald Ford. Logró la nominación por el Partido Republicano para las elecciones presidenciales de 1980, en las que triunfó, por gran mayoría, sobre el demócrata James Carter. Como presidente puso en marcha un programa conservador en política interior y de dureza frente a la URSS en política exterior. En política económica llevo una reforma encaminada a la neoliberalización acompañada de una reducción de impuestos. Fue uno de los presidentes que con mayor energía condujo los asuntos internacionales, pero también uno de los que tuvo un más extenso apoyo popular, siendo reelegido sin discusión. Le sustituyó en el puesto su vicepresidente, George Bush en 1989. Falleció el 5 de junio de 2004