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monumento
El rey Felipe II mandó construir este puente para conectar la flamante capital con el camino de Segovia, una de las vías más importantes de acceso a la ciudad. Desconocemos el autor pero gracias a sus líneas se atribuye a Juan de Herrera, ostentando el título de ser el puente más antiguo que se conserva en Madrid. Construido con sillares almohadillados de granito, está formado por nueve ojos de medio punto, coronándose con un antepecho del mismo material adornado con bolas de granito. Las reformas sufridas por el puente en 1960 debido a la construcción de la M-30 le hicieron perder la armonía con la que fue concebido.
obra
El Puente de Segovia, en Madrid, fue construido en 1584 por Juan de Herrera. Realizado con grandes sillares de piedra, para algunos poetas de la época se trataba de "demasiado puente para tan poco río", en alusión al escaso caudal del Manzanares. Sin embargo, el puente resulta adecuado a su función y de airosas proporciones. Con nueve ojos almohadillados y facturado en piedra granítica, está rematado por adornos esféricos.
monumento
Pedro de Ribera construyó este puente que enlazaba Madrid con la Ciudad Imperial, Toledo. Está constituido por nueve arcos de medio punto construidos con sillares de granito, presentando a ambos lados del arco central dos cuerpos en forma de templete, cuerpos que albergan sendas esculturas de san Isidro y santa María de la Cabeza, patronos de Madrid, realizadas por Juan Ron. El pavimento presenta una curiosa disposición en semicírculos. Originalmente, en cada entrada se disponían fuentes, obeliscos y rampas de bajada al río, elementos que hoy no se conservan. En la actualidad, está cerrado al tráfico rodado.
obra
El puente está constituido por nueve arcos de medio punto construidos con sillares de granito, presentando a ambos lados del arco central dos cuerpos en forma de templete
obra
Nos encontramos ante uno de los lienzos más expresionistas entre los realizados por Van Gogh en el verano de 1888. El sol en la caída de la tarde se oculta entre los edificios del fondo, creando unas sombras malvas salpicadas de tonos oscuros. Las luces se reflejan en las aguas del Ródano, formando un juego de luces de gran atractivo, reforzado por la disposición de claroscuro en las distintas orillas. El sentido de las aguas ha sido interpretado a través de las pinceladas, verdaderas organizadoras de la composición; así, alrededor del sol emplea pinceladas concéntricas mientras que en los tejados es un color plano el que se presenta para realizar toques de color empastado en el curso del agua cuando pequeñas pinceladas crean las figurillas. Las tonalidades son tremendamente vivas y brillantes, utilizando colores puros con una rapidez y una soltura majestuosas.
obra
Esperando la llegada de Gauguin, en los primeros días de octubre Vincent se dedicará a realizar una serie de lienzos protagonizados por la luz de atardecer, interesándose por los diferentes puentes que atravesaban el Ródano como ya había hecho en Asnières. La modernidad del puente de Trinquetaille construido en hierro y cristal siguiendo las pautas de la nueva arquitectura de fines del siglo XIX es el principal centro de atención, plagado de figurillas que lo cruzan o suben las escaleras. La imagen está tomada en un momento determinado del día, siguiendo las teorías impresionistas que había aprendido en París, captando una sensación atmosférica otoñal gracias a las nubes o el ambiente grisáceo. La pincelada rápida y empastada comparte escenario con las líneas acentuadas de los contornos, siguiendo el cloisonismo de su buen amigo Bernard. La sensación de profundidad obtenida en la zona de la derecha contrasta con las escaleras que cierran el espacio en la izquierda, equilibrando el punto de fuga con el espacio entre los dos muros que permite la contemplación del horizonte. La atracción por las luces artificiales también se encuentra presente, enlazando con las obras del mes anterior la Terraza del café o Café nocturno.
lugar
Aunque no existen referencias escritas que lo avalen, buena parte de los especialistas consideran que esta población tiene orígenes romanos, si bien podrían existir asentamientos astures en las cercanías, hasta el momento no comprobados arqueológicamente. Se considera que el primer puente sobre el río Porma sería de origen romano. Los inicios de la Edad Media traerán la llegada de los visigodos, asentados en la zona de León hasta que fueron expulsados por los musulmanes. La lucha entre cristianos y musulmanes provocaría el despoblamiento de la región, que casi duró dos siglos. Con Alfonso III este territorio será repoblado por cristianos procedentes del sur. Ya en plena Edad Media, Puente de Villarente será una de las localidades por las que transita el camino de Santiago, construyéndose un hospital para peregrinos. Incluso el propio Aymeric Picaud menciona el puente -lo considera enorme- en su "Liber Sancti Iacobi". En la actualidad, es una pequeña población que, gracias a la cercanía de León -le separan sólo diez kilómetros-, está estrechamente vinculada a la capital.
obra
A finales de la década de 1880 el artista planeó regresar a Londres para seguir estudiando los efectos de la niebla sobre los objetos, pero no pudo llevar a cabo ese proyecto hasta 1899. En otoño de ese año, y de nuevo en los primeros meses de 1900 y 1901, permaneció en la capital británica y pintó desde el balcón de su habitación, en los pisos superiores del Hotel Savoy, que permitía obtener una vista panorámica del río, que incluía el Big Ben, las Casas del Parlamento, el puente de Charing Cross, el de Waterloo y algunas factorías. Realizó completas series de cada uno de estos edificios y puentes, pinturas que sin embargo no fueron mostradas en público hasta 1904, cuando presentó nada menos que 37 lienzos en la exposición de la galería Durand-Ruel, con obras de las tres series, dedicadas al Puente de Waterloo, al de Charing Cross y a las Casas del Parlamento.
obra
Durante la estancia de Monet en Londres durante el otoño de 1899 se interesó especialmente por Turner ya que en esos momentos serán las atmósferas y los efectos lumínicos sus principales referencias pictóricas. Como modelos para presentar los cambios cromáticos y atmosféricos provocados por la luz empleó tres arquitecturas significativas de la capital londinense como los puentes de Charing Cross y Waterloo y el Parlamento. En esta ocasión nos muestra una excelente visión de un amanecer en el que la niebla juega con los rayos del sol para crear un sensacional efecto impresionista. Las pinceladas son rápidas y empastadas, acentuando con ellas el impacto visual. Todo este grupo de obras está retocado en el taller, partiendo de una escena realizada al natural. Comparándolos con otros cuadros, los enriquecía de tal manera que en algunas ocasiones se alejaba del punto de partida. El Puente de Waterloo, tiempo gris es uno de sus compañeros.