Busqueda de contenidos
Personaje
Literato
Político
Hijo de padre español y madre ecuatoriana, ingresó en el Colegio de Jesuitas de San Martín. En 1769 se licenciaba en derecho. En 1771 fue nombrado secretario del obispo de Cuzco, con quien se trasladó al Concilio de Lima. Poco después viajó a Europa. Cuando desembarcó en Sevilla entabló amistad con Olavide. Más tarde en Madrid se relacionó con Grimaldi, Floridablanca y Campomanes. De su legado literario hay que destacar varios de sus escritos como el "Elogio del Excmo. Sr. D. Agustín de Jáuregui y Aldecoa, caballero de la Orden de Santiago, teniente general de los reales ejércitos, virrey, gobernador y capitán general de los reinos del Perú". Este documento fue destruido a instancias del Consejo de Indias, debido a la modernidad de sus contenidos. Junto con éste escrito se quemaron otras obras de Montesquieu, Marmontel, Maquiavelo y Raynal. Baquíjano llegó sufrir auténticas persecuciones cuando se inició la lucha por la independencia. Es autor además de trabajos como "Relectio extemporanea ad explanationem legis Pamphilo XXXIX". Perteneció a la Academia Filarmónica y fue colaborador habitual de "El Mercurio Peruano". En este periódico publicó una "Historia del mineral de Potosí" y "Disertación histórica y política sobre el comercio del Perú", entre otros artículos. En el año 1793 de regresó a España, interrumpió su recorrido en Cuba. Allí trabajó para "El papel Periódico" que había sido creado por la Sociedad Económica de La Habana. En su tiempo, Baquíjano fue considerado una amenaza por sus ideas a favor de la independencia. Sin embargo, todo ello sólo quedó en un plano teórico, ya que nunca hubiera participado de forma activa en una revolución. Más tarde se dijo que fue colaborador de Fernando VII, dato no cierto, ya que se encontraba encarcelado en Sevilla.
obra
El Bar del Folies-Bergère supone la culminación de los cuadros dedicados a la temática nocturna que tanto habían atraído a Manet desde la década de 1870, apreciable en obras como La Ciruela o Café concierto. El tema será uno de los favoritos de los impresionistas, como Degas o Toulouse-Lautrec: el café, el cabaret, el bar y la noche de París. El noctambulismo es tratado aquí por Manet con un naturalismo descarnado que puede equipararse a las narraciones literarias de Émile Zola o Guy de Maupassant. El Folies Bergère era uno de los numerosos cafés-concierto de la noche parisina. Situado en Montmartre, había sido el cabaret preferido por la clase proletaria, pero pronto se puso de moda entre la burguesía, que encontraba allí emociones diferentes y algunas prostitutas. Manet realizó bocetos preparatorios de esta escena - Barra del Folies - introduciendo diferentes novedades en el cuadro acabado. La modelo era una de las dos camareras del local llamada Suzon - que posó para el pintor en su estudio, de donde apenas podía moverse debido a su enfermedad - y el cliente que vemos reflejado en el espejo sería el pintor Gaston Latouche, siendo ésta una de las diferencias respecto al boceto anterior. Entre los parroquianos que se reflejan en el espejo se ha identificado a Méry Laurent, de blanco, y al pintor Henry Dupray. En la imagen se recrea un complejo sistema de ilusión y realidad, que mezcla lo artificial con lo natural: el cuadro es en su mayor parte tan sólo el reflejo de un gran espejo tras la camarera, que impide que la mirada del espectador profundice en la escena, y que lo devuelve con fuerza hacia el exterior. El espacio es angosto, oprimido por la presencia de la barra; ante la camarera, de mirada vacía, perdida, agotada y sin ningún interés, se encuentra la figura del cliente, que sólo apreciamos en el reflejo del cuadro. El cliente, igual que el espectador, parece estar entablando una negociación con la camarera, una de las atracciones de la sala. En primer plano se puede contemplar una magnífica naturaleza muerta, relacionada completamente con la vida moderna. En cuanto a la técnica pictórica, el repertorio del Impresionismo está detallado al máximo: intención de modernidad, fascinación por el mundo urbano, inmediatez de la escena en pro de la objetividad, color fluido en largas pinceladas yuxtapuestas... Lo mejor de Manet se ofrece en esta imagen, emblemática del movimiento impresionista. Cuando la obra fue expuesta en el Salón de 1882 obtuvo un gran éxito, recibiendo numerosas críticas positivas. Su amigo Jenniot dijo respecto a este cuadro: "Cuando volvía París, en enero de 1882, mi primera visita fue para Manet. Pintaba entonces el bar, en el Folies Bergére, y la modelo, una hermosa mujer, posaba detrás de una mesa llena de botellas y vituallas... Manet, aunque pintaba sus cuadros con modelo, nunca copiaba exactamente del natural; me di cuenta de sus magistrales simplificaciones. Todo estaba abreviado; los tonos eran más claros, los colores más vivos y los valores más próximos. Todo ello formaba un conjunto de una armonía tierna y rubia... Manet dejó de pintar para ir a sentarse en el diván. Me dijo cosas como ésta: La concisión en el arte es una necesidad y una elegancia... En una figura hay que buscar la gran luz y la gran sombra; el resto vendrá naturalmente".
obra
El "Folies Bergère" fue inaugurado en 1867 como circo, cerrando pronto sus puertas para reabrirse como café-concierto en 1881, reconvertiéndose en teatro de revista algunos años más tarde. Forain nos ofrece en este pequeño pastel una de las barras del local, atendida por una joven camarera rubia que tiene ante sí un cesto de frutas, varias botellas y diversos objetos. Tras ella contemplamos un gran espejo donde se reflejan los palcos del teatro ocupados por los espectadores, una silla y la propia camarera, recordando la Barra del Folies Bergère pintada por Manet. En primer plano se presentan dos tertulianos vistos desde una perspectiva alzada mientras que el resto de la composición se muestra de manera frontal, mezclando dos perspectivas como hacía Degas. Las sombras coloreadas de las luces artificiales también están inspiradas en Degas al igual que la técnica empleada. Con estos trabajos, Forain se sitúa entre los pintores interesados por "fotografiar" los asuntos de su tiempo, al igual que hará Toulouse-Lautrec.
acepcion
Término hebreo que se traduce como "Hijo de los mandamientos" y se aplica a los varones cuando cumplen 13 años, momento a partir del cual se convierten en adultos y están obligados al cumplimiento de las mitzvot.
lugar
Se localiza en la Alta Galilea, cerca de la frontera con Líbano, y cuenta con una de las sinagogas primitivas más impresionantes, junto con la de Cafarnaúm. Fechada en el siglo IV y de estilo basilical, la planta se deriva de las salas de asamblea de las democracias griegas. Las primeras sinagogas eran edificios de estructura muy simple, con una sala interna y bancos corridos en los laterales. Con el paso de los siglos fue evolucionando y enriqueciéndose mediante patios internos, filas de columnas, ábsides... Es difícil precisar cuándo se construyeron las primeras sinagogas, pero se han encontrado restos en Massada y Herodión de finales del siglo I a.C. La decoración esculpida en el exterior del edificio demuestra la importancia de la sinagoga para la ciudad o población. Las más antiguas fuera de Israel se localizan en Egipto, del siglo III a.C., y debieron usarse como lugar de adoración. La sinagoga de Bar'am se localizaba en una pequeña aldea judía y es una de las más antiguas y bellas de Israel. Se cree que fue mandada construir por Simeón Bar Yoqai, famoso rabino ahora enterrado en Merón. La estructura recuerda a los templos griegos clásicos, es decir, pórtico con ocho columnas, seis en el frente y dos a cada lado. Contaba, además, con dos pisos; del segundo se conservan algunos restos. Tenía tres entradas, la principal con arquitrabe decorado y rematado con una arcada con friso, que en su origen estuvo decorado con dos Niké o diosa alada griega de la Victoria. El interior estaba dividido por tres naves separadas por dos hileras de columnas. El suelo estaba enlosado y la decoración incluía obras de piedra esculpida; por ejemplo, una cabeza de león, conchas marinas o dibujos geométricos. Las otras dos puertas menores de entrada también contaban con frisos decorados con motivos naturales. A las afueras de la pueblo encontramos una segunda sinagoga, de dimensiones más reducidas y de la que apenas se han encontrado restos. En el siglo XVI todavía seguían en pie dos de las tres puertas que tuvo en su origen, pero en el siglo XIX ya sólo quedaba una.