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En 1519 el nuncio apostólico en Venecia, Altobello Averoldi encarga a Tiziano un retablo con cinco paneles y el tema de la Resurrección como asunto principal para la iglesia de los Santos Nazario y Celso en Brescia. El comitente impuso la fórmula de políptico, tipo de estructura compartimentada que no supuso para el maestro veneciano ningún inconveniente ya que gracias a la luz crepuscular empleada unifica las diversas escenas: Arcángel San Gabriel, Altobello Averoldi con los santos Nazario y Celso, la Resurrección de Cristo, la Virgen María y el San Sebastián.El resultado es una obra en la que Tiziano se libera paulatinamente de las influencias de Giorgione y toma mayor interés hacia el arte centroitaliano, tomando elementos de Leonardo, Miguel Angel y Rafael e incluso aludiendo a esculturas clásicas como el Laoconte helenístico descubierto en 1506.
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El Políptico de San Antonio es una de las obras de Piero della Francesca que más controversias suscitan. Consta de un tríptico en la zona central formado por la Virgen con Niño en un trono, san Antonio de Padua y san Juan Bautista en la izquierda, san Francisco de Asís y santa Isabel en la derecha y, como coronamiento, una Anunciación. La zona baja presenta tres tondos en el cuerpo intermedio - desaparecido el del centro, están santa Clara y santa Águeda en los laterales - y tres escenas en la predela: san Antonio resucitando a un niño, los estigmas de san Francisco y santa Isabel salvando a un niño, de izquierda a derecha respectivamente. La primera cuestión se refiere al desconocimiento de si es un retablo completo o el resultado del ensamblaje de piezas de procedencia diversa, como apunta el diferente grosor de las tablas y la diversidad estilística. El fondo dorado que caracteriza al conjunto y que le dota de cierto arcaísmo posiblemente sería una imposición de los clientes, entregados a la estética goticista vigente en la región de Umbría en el Quattrocento. Las escenas de la predela se consideran obras de un anónimo ayudante debido a su carácter narrativo, que difícilmente ejecutaría Piero. La escena central con la Virgen y el Niño es de gran belleza, encontrándose similitudes con la Virgen de Senigallia y la Pala Brera. Las dos figuras se enmarcan en un trono de marcado carácter renacentista, creando una cúpula sobre sus cabezas en sintonía con la arquitectura de Leon Battista Alberti que profundamente estimaba el pintor. Tanto la Virgen como el Niño tienen una marcada autonomía, característica que se repetirá en todo el conjunto y, por extensión, en buena parte de la producción de Piero. Las figuras gozan de una soberbia volumetría, interesándose por el aspecto perspectívico en la Anunciación.
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La mayoría de las obras ejecutadas por Antonio Vivarini son en colaboración con su cuñado Giovanni d´Alemagna pero a causa de la muerte de éste (1450) durante la decoración de la capilla Ovetari en la iglesia de los Ermitaños de Padua - concluida por Mantegna - empezará una corta carrera en solitario. Los especialistas suponen que este retablo es la última obra pintada por Antonio antes de retirarse para dejar paso a su hermano Bartolomeo y a su hijo Alvise. Vivarini continúa con la estructura del políptico típica del gótico, empleando fondos dorados en las escenas que rodean a la escultura policromada que ocupa el centro del retablo. Las figuras gozan del estilo elegante y cortesano aprendido con Gentile da Fabriano, repitiendo el rostro en los santos de la zona baja mientras que en la superior individualiza algo más los personajes. El colorido brillante podría suponer una importante aportación para la Escuela veneciana de la que Antonio forma parte.
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En la ejecución del Políptico de San Lucas, Mantegna tuvo que atenerse a un marco ya construido en un estilo gótico por un tal maestro Guglielmo. Esta adaptación por expreso deseo de su cliente - el abad de la iglesia de Santa Justina de Padua, Mauro dei Folperti - motivará que las esculturales figuras de Andrea no se manifiesten en su plenitud. Sin embargo, los santos se relacionan entre sí a pesar de encerrarse en sus nichos, creando un conjunto de elevadas gracia y belleza. El retablo está presidido por la tabla de San Lucas y coronado por Cristo con María y San Juan Evangelista, formando una deesis. Diversas figuras de santos y santas acompañan a estas dos obras, destacando el fondo dorado empleado - reminiscencia goticista motivada por el deseo del cliente - del que emergen los santos, intentando crear un efecto de perspectiva al proyectar sus pies hacia el espectador. Las figuras gozan de esa monumentalidad que caracteriza al maestro, recordando a la escultura clásica, que Mantegna conocía tan bien, lo que provocará el aporte de detalles eruditos. El colorido brillante empleado hacen pensar en un contacto con su futuro cuñado, Giovanni Bellini, resultando un conjunto de tremenda modernidad renacentista que satisfizo a los devotos fieles de la iglesia.
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Con ocasión de la reciente canonización del dominico san Vicente Ferrer, la iglesia de los Santos Giovanni e Paolo encargó a Giovanni Bellini un retablo, que debía adecuar el maestro al marco conformando un políptico. La estructura se organiza en nueve espacios divididos en tres cuerpos. San Vicente Ferrer preside el conjunto acompañado a su derecha por san Cristóbal y a su izquierda por san Sebastián; en la zona superior encontramos a Cristo muerto sujeto por dos ángeles en el centro y una Anunciación a los lados, mientras que en las tres tablillas del cuerpo inferior se narran historias de la vida del santo. Las figuras monumentales recuerdan a Mantegna, destacando su aspecto escultórico y el interés por la perspectiva, así como el punto de vista bajo empleado en algunas tablas como en el Cristo muerto. Resultan destacables los contrastes lumínicos que resaltan las figuras de los santos laterales y el Cristo y oscurecen a san Vicente, al ángel de la Anunciación y a la Virgen María. En las tablillas se muestra el carácter narrativo de Giovanni, en un conjunto muy coordinado aunque ligeramente arcaico al no presentar una escena unitaria como las que hará posteriormente, el Retablo Pesaro por ejemplo.
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El políptico consta de siete partes, la central más ancha y mas alta, cada una de ellas compuesta con tres tablas y una espiga. Las siete espigas que coronan el políptico están presididas de izquierda a derecha por Isaías, Jeremías y David tocando un instrumento musical, en el centro por la figura de Cristo en Majestad bendiciendo con una mano, que nos muestra el libro abierto con la otra. En el lado derecho, Moisés con las Tablas de la ley, Daniel y Ezequiel en el extremo. En los tres pisos inferiores se colocan diferentes figuras todas de medio cuerpo, individuales o agrupadas en parejas, todas cobijadas en arcos trilobulados propios de la arquitectura gótica, y un fondo de oro bizantino. El registro superior está presidido en el centro por la tabla de Gabriel y San Miguel, coin apóstoles emparejados a los lados. En el extremo izquierdo descubrimos a Judas Tadeo y Simeón, en la tabla siguiente Felipe y Santiago el Menor, y a continuación Andrés y Pedro. Al otro lado de los arcángeles, a Pablo y Santiago el Menor girados hacia el centro, le sigue la tabla de Mateo que apoya el Evangelio sobre el marco acompañado por Bartolome, la última tabla de la derecha esta habitada por Tomás y Matías. El registro central tiene las tablas de mayor tamaño y las figuras son presentadas de manera individual. De izquierda a derecha, encontramos ligeramente vuelta hacia al centro del políptico a María Magdalena, luego Santo Domingo y San Juan Evangelista. Destaca el tratamiento significativo de los objetos que los definen, el bote de perfume, la palma florida y el libro. En el centro del retablo y en un tamaño mayor, la Virgen con el Niño. En el lado derecho, quien está más cerca de la Virgen es San Juan Bautista, con su atuendo de pieles y capa roja características, a continuación, levemente girado hacia el centro, San Pedro Mártir con palma y libro. Este piso intermedio se cierra con Santa Catalina de Alejandría, con palma, libro y corona. Para terminar en el registro inferior, en la predela, están las últimas siete tablas. La central cobija a tres personajes, como son Cristo en el centro, María a la izquierda y, San Marcos a la derecha. A los lados, de izquierda a derecha, seis tablas con santos emparejados. En el extremo izquierdo Esteban y Apolonia, luego Jerónimo y Lucía (?), Tomas de Aquino y Agustín, Inés y Ambrosio, Úrsula y Lorenzo.
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El políptico Stefaneschi fue encargado por el cardenal Jacopo Stefaneschi para decorar el altar de los Canónigos de la antigua basílica de San Pedro de El Vaticano, hacia 1313. La estructura gótica del retablo es de unas dimensiones muy considerables, lo que acentúa la grandeza de una realización tan conseguida. La tabla central presenta la figura de Cristo sentado en su trono, en actitud de bendecir y con las Sagradas Escrituras en la mano izquierda. El trono se muestra muy elegante y estilizado en su estructura de carácter gótico, que crea un gran efecto espacial. Está abundantemente decorado en oro, lo que acentúa la consistencia y volumetría de Cristo. Rodeándole, grupos de ángeles se disponen siguiendo las líneas del trono, formando una pequeña curva, la que describe su propia estructura. Abajo, sobre el suelo, delante del pedestal ornamentado en estilo cosmatesco, el donante de la obra aparece cerrando el círculo, a la izquierda. Está arrodillado ante Dios Padre, en actitud de oración y con el capelo cardenalicio en el suelo, como señal de respeto. Parece como si se abalanzara sobre Cristo intentando besarle los pies. En la tabla de la derecha se presenta el Martirio de San Pedro, donde destaca la imagen del santo, crucificado boca abajo, sobre el fondo dorado de la obra. Al martirio asisten cantidad de personajes tratados minuciosamente para una caracterización precisa. En el panel de la derecha figura el Martirio de San Pablo, decapitado, en una de las imágenes de más tensión emocional y dramatismo que figurara Giotto. Cuando que la cabeza del santo ya rueda por el suelo, su tronco todavía no ha caído, mientras el verdugo está envainando su espada. Todo ello transcurre en medio de un paisaje de magnífica profundidad. Algunos historiadores han señalado que la escena se asemeja a un Juicio Final, con el Cristo del Último día en el centro y, los martirios como símbolos de la Salvación de las almas y testigos de la fe cristiana. En el reverso se desarrolla el Lado de Pedro.
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El Políptico Stefaneschi, que está pintado por las dos partes, es una de las obras más importantes que realizara Giotto en tabla. El cardenal Jacopo Stefaneschi le encargó esta ambiciosa obra que el artista realizaría casi con toda seguridad hacia 1313. La ubicación primera de la obra fue en el altar de los Canónigos, en la antigua basílica de San Pedro, en un momento en el que la residencia papal estaba en Aviñón. Con la obra, el comitente reclamaba la vuelta del Papado a la cuna de la Cristiandad, a Roma. Giotto figura un retablo como si fuera una iglesia de cinco naves, ocupando la principal la figura entronizada de San Pedro, en el panel central. El artista consigue un gran espacio en perspectiva en esta parte, dado a partir de las líneas de fuga del suelo y el pedestal desde donde se levanta el trono gótico de Pedro. Su figura alcanza una gran volumetría que le confiere un carácter auténticamente escultórico. El santo, mirando de frente al espectador, bendice con su mano derecha mientras sostiene la llave de la Iglesia con la izquierda. La decoración de tipo cosmatesco del pedestal, suelo y trono, con el fondo de oro, le confiere gran luminosidad a la tabla y hace resaltar más las cualidades rotundas de la figura. Flanquean la "silla papal" dos ángeles, santos y, arrodillado en el suelo, el Papa Celestino V, con ropas oscuras de ermitaño y el propio comitente Stefaneschi, que ofrece el retablo a San Pedro. De esta manera, el cardenal Stefaneschi aparece por segunda vez, en una solución de "cuadro dentro del cuadro" que se verá muy desarrollada en el Renacimiento, a partir del modelo ideado aquí por Giotto. En las tablas laterales, esto es, en las naves de una hipotética iglesia de cinco, la representación de Pablo y Santiago a la izquierda y, en el otro lado, San Juan y San Andrés, todos ellos de pie y de formas rotundas, siguiendo la monumentalidad del San Pedro de la tabla central. Giotto ha dado forma así a un encargo que ya nació con pretensiones muy altas, haciendo avanzar su arte hacia las puertas del primer renacimiento.
contexto
Una de las características fundamentales de la empresa de Alejandro hay que buscarla en su situación paradójica como defensor de los intereses de unas poleis en decadencia desde la perspectiva de una monarquía primitiva, donde la polis sólo fue un proyecto que buscaba sus modelos en el exterior. Ahora bien, para la defensa de esos intereses, se construyó el proyecto de Filipo de conquistar territorios que pudieran convertirse en subsidiarios y proporcionar poblaciones dependientes. La mayor paradoja hay que buscarla posiblemente en que esos territorios se convirtieron en punto de atracción para el proceder de una realeza primitiva, porque allí había una realeza más evolucionada, que podía satisfacer mejor las aspiraciones despóticas de un individuo ambicioso. Pero, además, el sistema de dependencia tributaria se revelaba, en definitiva, más eficaz para la nueva estructura, basada en un amplio dominio territorial, que el sistema de dependencia esclavista basado en el mercado, donde cada esclavo era objeto de compraventa, sólo garantizada por sistemas de solidaridad integrados en una ciudad ahora en decadencia como tal, pues los libres estaban en peligro y no se sentían suficientemente identificados en cada una de las estructuras representadas por cada polis. En el mismo movimiento expansivo se va viendo cómo es preferible la adopción del sistema tributario en el territorio conquistado y cómo pueden buscarse sistemas equiparables para extender al mundo griego. De ahí que se tienda a someter a la monarquía a la ciudad griega, no ya para proporcionarle los medios de conservar sus anteriores estructuras, sino para facilitar el camino que llevará a las nuevas estructuras. El influjo de la conquista de Alejandro viene a traducirse en que la polis se somete paulatinamente al sistema tributario hasta ahora representado por los grandes imperios de oriente, que los propios persas no han podido imponer en las ciudades griegas y que éstas ahora reclaman con la ayuda de una realeza no persa, sino vencedora de los persas. Ello no impide que en el sistema de Alejandro se intentara conservar y fomentar el mundo del mercado, empezando por la nueva concentración en torno al puerto fluvial de Babilonia y por el fomento de intercambios con Egipto a través de la nueva ciudad de Alejandría. El mercado pasa a desempeñar, en la nueva estructura, una nueva función, aunque posiblemente, desde el punto de vista subjetivo, Alejandro pretendía recuperar la funcionalidad antigua. Casi toda la obra de Alejandro puede definirse de esa manera, como la de quien sirve de vehículo para la renovación cuando pretendía conservar la estabilidad de los métodos antiguos, del reino macedónico y de la ciudad griega, igual que los de las monarquías orientales. La renovación se orienta precisamente por el camino de las estructuras más tradicionales y arcaicas del mundo antiguo.
termino