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termino
acepcion
Arte de atacar y defender las plazas fuertes.
obra
La importante familia florentina de los Baroncelli, encargó esta tabla a Giotto hacia 1327, para la capilla que la familia tenía en la iglesia franciscana de la Santa Croce, consagrada a la Virgen. Por este motivo, el artista escenificó en las cinco tablas del políptico un espacio único, siendo la tabla central el momento culminante de la obra, con la Coronación de María. En las tablas laterales se representa el séquito de ángeles, santos y patriarcas que asisten al acontecimiento. El panel central destaca por el espacio en profundidad que crea el trono, donde se sitúan Cristo y María. Delante del pedestal, se presentan cuatro ángeles con jarrones con flores en ofrenda a la Virgen, que aumentan dicha profundidad. Sus miradas están dirigidas hacia el foco principal: recortados de perfil, Jesús coloca cuidadosamente la corona de reina de los cielos en la cabeza de su madre, que se inclina con el respeto y la solemnidad que requiere el acontecimiento. La tabla destaca también por su fuerte componente decorativo, dado por la meticulosidad en la utilización del oro de las aureolas y la corona, y sobre todo, por las tonalidades entre el rosa y el blanco con motivos dorados de las túnicas de los protagonistas, que quedan unidos por el mismo manto. También acentúa este aspecto la banda decorativa del trono que recorre el remate del respaldo, con gran calidad y detallismo en su ejecución.
obra
Las tablas representan el séquito de ángeles músicos, patriarcas y santos que asisten a la Coronación de la Virgen, en la tabla central del políptico. El espacio es el mismo que el de la tabla central, pero sólo vemos el tapiz verde del suelo. A partir de aquí, los personajes se disponen en altura, sin ningún efecto espacial ni utilización de la perspectiva. Todos ellos se presentan con aureola dorada y vestidos con túnicas de colores muy contrastados, que hace de ellos una composición muy elegante y armoniosa, pero muy alejada de los ideales por los que Giotto ha pasado a la historia del arte: la creación de un espacio convincente donde se representa la acción. Lo que sí conserva el maestro italiano es la caracterización precisa de los rostros, todos ellos individualizados, dirigiendo sus intensas miradas hacia la Coronación, con la que se ponen en relación. También es de destacar la naturalidad de los ángeles músicos y el realismo minucioso con el que están construidos sus instrumentos. Pero el efecto general de la obra es de una estilización de formas y una luminosidad más propia del gótico internacional y su elegancia compositiva, que de concepciones espaciales giottescas. Algunos historiadores han señalado a esta obra como la respuesta precisa del maestro italiano ante la fama que por la época empezaba a tener el estilo decorativo del sienés Simone Martini.
obra
Como las dos tablas de la parte izquierda del Políptico Baroncelli, las de la zona derecha continúan el espacio escenificado del panel principal, donde tiene lugar la Coronación de María. El intento de Giotto por mostrar un único espacio para la representación en cinco tablas diferentes significa de por sí las elevadas pretensiones de la obra. Pero salvo que el suelo es el mismo, los paneles laterales no dan sensación de espacio. La disposición de los personajes de estas tablas sigue una línea ascendente, que cercena la significación de una perspectiva verosímil. Además, como el acontecimiento de la Coronación ocurre en el ámbito celeste, el artista ha compuesto el fondo con pan de oro, con lo que se pierde definitivamente el efecto de perspectiva. Con el refinamiento cromático de las túnicas de los personajes y el brillo dorado de las aureolas y del fondo, lo que sí se consigue es una gran luminosidad, más propia de las concepciones decorativas del gótico internacional. Las hileras de los personajes se elevan hacia arriba perdiéndose en el infinito. Lo más significativo de la obra es la precisa caracterización de los rostros de los protagonistas, que miran hacia el episodio de la tabla central, con la que quedan relacionados. En la predela del políptico, en su parte derecha, se presentan medias figuras de santos, también muy ornamentadas. En el marco se sitúa una inscripción que ha hecho pensar a los investigadores que esta obra sea un producto del obrador de Giotto, más que de mano del propio maestro: "Opus Magistri Jocti", a modo de marca de taller, lo que nos habla de la cantidad de encargos que por estos años tenía el artista.
obra
La iglesia de Santa María degli Angeli, en Bolonia, empezó a construirse en 1328. Fue seguramente entonces cuando Gera Popoli, un rico comerciante de la ciudad, encargara a Giotto este políptico para decorar la capilla que había comprado en la iglesia boloñesa. Si bien el desarrollo espacial de la tabla principal, con el motivo de la Madona y el Niño, determinado por la estructura gótica del trono, puede ser obra de Giotto, los paneles laterales, con San Pedro, San Gabriel, San Miguel y San Pablo, presentan una torpeza en sus formas y actitudes que nos lleva a pensar en un ayudante del maestro italiano como último ejecutor de estas figuras. El modelo de la tabla central nos refiere a la Madona Ognissanti, pero esta se presenta con un modelado más flexible y suave en la figura, con un desarrollo espacial más atenuado y con una armonía tonal y cromática menos conseguida, aun el evidente contraste entre los decorativos motivos del trono y fondo dorado, y el azul del manto de María. Por otra parte, Jesús se muestra mucho más cotidiano que el de la Madona Ognissanti, con una actitud de juego infantil y un cierto tono bastante emotivo. Así, Giotto presenta una tendencia más decorativa y elegante en sus últimas obras, salvo el panel central, que se muestran cercanas a la tendencia del gótico internacional, que triunfaba en la época de mano de artistas sieneses y franceses.
obra
La saga artística iniciada por Antonio Vivarini va a ser fundamental para conocer la evolución de la pintura en Venecia, desde el tardogótico hasta el Quattrocento. Antonio se forma en la órbita de Gentile da Fabriano mostrando en sus pinturas el estilo elegante y cortesano de su maestro, abundando los dorados y dotando de cierta individualidad a las figuras que pueblan sus polípticos, como éste que contemplamos, encuadrado en su marco original. La Virgen con el Niño ocupa la tabla central coronada por Cristo mostrando sus llagas tras la resurrección; numerosos santos completan el retablo, cada uno en una tabla, apreciándose en algunos de ellos una enérgica individualización aportada por Bartolomeo. El estilo familiar tuvo mucho éxito en las cortes del norte de Italia, trabajando en la decoración de la capilla Ovetari de Padua, que quedó inconclusa a la muerte del socio de Antonio, su cuñado Giovanni d´Alemagna, continuando Mantegna ese trabajo.
obra
El Políptico de la Misericordia es una de las primeras obras documentadas de Piero della Francesca. Fue encargado al artista por la Compagnia della Misericordia de Borgo de San Sepolcro -pueblo natal de Piero- el 14 de julio de 1445, estableciéndose en el contrato los materiales que debían emplearse y el programa iconográfico a seguir. La ejecución de la obra se prolongó durante casi quince años, considerándose que compaginaría este encargo con otros. El retablo consta de varias tablas, presidido por la Virgen de la Misericordia; sobre ella, una Crucifixión, acompañadas ambas tablas por varios santos -San Benito de Nursia y San Francisco de Asís- y las figuras de María y el ángel formando una Anunciación. Las escenas que rodean al conjunto no fueron realizadas por Piero della Francesca, siendo su autor algún miembro de su taller o un artista local. En este trabajo hay numerosas referencias al mundo gótico, especialmente el empleo de fondos dorados, aunque algunas figuras están dotadas de una anatomía típica del Quattrocento, iluminadas por una luz que caracterizará al artista.
obra
En 1519 el nuncio apostólico en Venecia, Altobello Averoldi encarga a Tiziano un retablo con cinco paneles y el tema de la Resurrección como asunto principal para la iglesia de los Santos Nazario y Celso en Brescia. El comitente impuso la fórmula de políptico, tipo de estructura compartimentada que no supuso para el maestro veneciano ningún inconveniente ya que gracias a la luz crepuscular empleada unifica las diversas escenas: Arcángel San Gabriel, Altobello Averoldi con los santos Nazario y Celso, la Resurrección de Cristo, la Virgen María y el San Sebastián.El resultado es una obra en la que Tiziano se libera paulatinamente de las influencias de Giorgione y toma mayor interés hacia el arte centroitaliano, tomando elementos de Leonardo, Miguel Angel y Rafael e incluso aludiendo a esculturas clásicas como el Laoconte helenístico descubierto en 1506.
obra
El Políptico de San Antonio es una de las obras de Piero della Francesca que más controversias suscitan. Consta de un tríptico en la zona central formado por la Virgen con Niño en un trono, san Antonio de Padua y san Juan Bautista en la izquierda, san Francisco de Asís y santa Isabel en la derecha y, como coronamiento, una Anunciación. La zona baja presenta tres tondos en el cuerpo intermedio - desaparecido el del centro, están santa Clara y santa Águeda en los laterales - y tres escenas en la predela: san Antonio resucitando a un niño, los estigmas de san Francisco y santa Isabel salvando a un niño, de izquierda a derecha respectivamente. La primera cuestión se refiere al desconocimiento de si es un retablo completo o el resultado del ensamblaje de piezas de procedencia diversa, como apunta el diferente grosor de las tablas y la diversidad estilística. El fondo dorado que caracteriza al conjunto y que le dota de cierto arcaísmo posiblemente sería una imposición de los clientes, entregados a la estética goticista vigente en la región de Umbría en el Quattrocento. Las escenas de la predela se consideran obras de un anónimo ayudante debido a su carácter narrativo, que difícilmente ejecutaría Piero. La escena central con la Virgen y el Niño es de gran belleza, encontrándose similitudes con la Virgen de Senigallia y la Pala Brera. Las dos figuras se enmarcan en un trono de marcado carácter renacentista, creando una cúpula sobre sus cabezas en sintonía con la arquitectura de Leon Battista Alberti que profundamente estimaba el pintor. Tanto la Virgen como el Niño tienen una marcada autonomía, característica que se repetirá en todo el conjunto y, por extensión, en buena parte de la producción de Piero. Las figuras gozan de una soberbia volumetría, interesándose por el aspecto perspectívico en la Anunciación.