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El mensaje religioso estaba presente en todos los ámbitos de la vida andalusí en época omeya. Cualquier soporte era bueno para transmitir los textos coránicos y difundir el mensaje de Dios. En ocasiones eran epígrfes que decoraban algunas cerámicas, lo que muestra la integración de la fe en la vida cotidiana del musulmán. La palabre árabe que decora repetidamente este plato vidriado es "al-mulk", que podría traducirse como "el poder", "la soberanía", atribtuo que corresponde a Allah, y con el que también se le denomina. Allah es también identificado con otros noventa y nueve nombres, cada uno de los cuales corresponde a uno de los atributos de su divinidad. Este plato procede del yacimiento arqueológico de Madinat az-Zahra (Córdoba), y se depositó en 1946 en el Museo Arqueológico Nacional junto con un pequeño lote de cerámica.
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Las piezas con decoración cinco colores (wu cai) constituyen el grupo más renombrado de la producción del periodo de Wanli. Esta decoración se aplicó tanto a piezas de gran tamaño como a objetos pequeños, inspirándose en muchas ocasiones en las formas de los bronces antiguos. Esta técnica decorativa se desarrolló durante el reinado del emperador Jiajing (1522-1566), perfeccionándose con las piezas del reinado de Wanli (1573-1620). Efectivamente, durante el reinado de Wanli, la producción de las piezas Wu Cai aumentó considerablemente. Esta técnica se aplicó tanto sobre piezas pequeñas, tratadas con gran refinamiento, como sobre piezas grandes de desigual calidad. La imitación de las formas de los antiguos bronces fue muy frecuente en las piezas Wu Cai, así como la gran diversidad de motivos decorativos, partiendo de los más tradicionales (dragones, fénix) a recreaciones de pasajes de novelas o temas mitológicos.
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Aunque hay indicios de que la fabricación de loza dorada se inició antes, es segura la existencia de alfares en el puerto de Málaga a mediados del siglo XIII. Allí se desarrolló la elaboración de esta cerámica, uno de los productos más característicos del artesanado nazarí tras la incorporación del azul de cobalto junto al dorado para decorarla. Algunos investigadores sostienen que pudieron ser alfareros persas, venidos de su tierra tras la invasión de los mongoles (hacia 1250), quienes introdujeron el uso del azul de cobalto en la loza dorada, siguiendo sus técnicas tradicionales. La mayor producción de los alfares malagueños, destinada no sólo al consumo interno sino sobre todo ala exportación, fue la vajilla de mesa, muy apreciada en todo el mundo occidental, donde era conocida genéricamente por la denominación de opera de Malica (obra o producto de Málaga). Este dato es el que ha permitido identificar a Málaga como el principal centro productor del reino de Granada, aunque no se puede descartar que existieran otros, confundiéndose sus productos con los malagueños al ser utilizado el mismo puerto para embarcarlos. Entre sus productos, destacan las escudillas, las jarras, las fuentes y, sobre todo, los grandes platos de borde en ala y los botes cilíndricos, imitados inmediatamente por los centros alfareros de Valencia (Paterna y Manises). La oferta nazarí incluía los grandes jarrones con dibujos en azul y dorado y las piezas destinadas a la decoración arquitectónica, como los grandes azulejos que forraban las jambas, los azulejos en relieve con animales afrontados y los atizares o rodapiés con inscripciones en letra nesjí (cursiva).