Plato y bote nazaríes de loza dorada
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Aunque hay indicios de que la fabricación de loza dorada se inició antes, es segura la existencia de alfares en el puerto de Málaga a mediados del siglo XIII. Allí se desarrolló la elaboración de esta cerámica, uno de los productos más característicos del artesanado nazarí tras la incorporación del azul de cobalto junto al dorado para decorarla. Algunos investigadores sostienen que pudieron ser alfareros persas, venidos de su tierra tras la invasión de los mongoles (hacia 1250), quienes introdujeron el uso del azul de cobalto en la loza dorada, siguiendo sus técnicas tradicionales. La mayor producción de los alfares malagueños, destinada no sólo al consumo interno sino sobre todo ala exportación, fue la vajilla de mesa, muy apreciada en todo el mundo occidental, donde era conocida genéricamente por la denominación de opera de Malica (obra o producto de Málaga). Este dato es el que ha permitido identificar a Málaga como el principal centro productor del reino de Granada, aunque no se puede descartar que existieran otros, confundiéndose sus productos con los malagueños al ser utilizado el mismo puerto para embarcarlos. Entre sus productos, destacan las escudillas, las jarras, las fuentes y, sobre todo, los grandes platos de borde en ala y los botes cilíndricos, imitados inmediatamente por los centros alfareros de Valencia (Paterna y Manises). La oferta nazarí incluía los grandes jarrones con dibujos en azul y dorado y las piezas destinadas a la decoración arquitectónica, como los grandes azulejos que forraban las jambas, los azulejos en relieve con animales afrontados y los atizares o rodapiés con inscripciones en letra nesjí (cursiva).