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La similitud de Portici con Andalucía sería uno de los motivos que animaron a los Fortuny a pasar en esa localidad napolitana su último verano. El pintor catalán estaba harto de la vida en Roma y París, decidiendo instalarse en la zona sur de España tras este verano, barajándose las ciudades de Sevilla o Granada. Por desgracia, Fortuny no pudo realizar este proyecto ya que falleció a las seis de la tarde del 21 de noviembre de 1874 en Roma. Durante los meses pasados en Portici serán las vistas del pueblo, sus alrededores y las playas el motivo fundamental de sus cuadros, apreciándose un significativo cambio respecto a las obras de "casacón" que tanto éxito alcanzaban en las galerías europeas. Fortuny siente una especial admiración por la luz mediterránea y la plasmará en sus trabajos, provocando un radical cambio en su pintura para acercarse al Impresionismo y a los "macchiaioli", anticipándose a Sorolla. Esta bella estampa de la playa es un claro ejemplo del cambio al interesarse el maestro por conceptos lumínicos y atmosféricos, aplicando el color de manera rápida. La escena presenta una evidente línea del horizonte desde la que parten las nubes, estableciéndose la composición a través de líneas paralelas que otorgan profundidad. El propio pintor menciona en una carta que le han ofrecido 75.000 francos por uno de sus cuadros, pudiendo tratarse de éste que contemplamos.
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Villa Arata, la casita que los Fortuny habían alquilado para pasar el verano de 1874 en la localidad napolitana de Portici, daba al mar en su parte trasera, accediéndose a la playa por una puerta falsa tras bajar una serie de escalones. La familia pudo así disfrutar de la playa durante todo el verano, invitando a los Agrasot a unas felices vacaciones. El pintor catalán manifiesta una significativa evolución en su estilo, trabajando en un luminismo absoluto, como podemos comprobar en este lienzo, que anticipa la pintura de Sorolla, protagonizado por Cecilia de Madrazo, Adelaida del Moral y María Luisa Fortuny aunque la verdadera estrella de la composición sea la luz característica del Mediterráneo. En esta obra coexiste cierto dibujismo e incluso algunas notas de preciosismo con un abocamiento significativo en diversas zonas del lienzo y es que, aunque conocía la técnica de la mancha, Fortuny gustaba en ocasiones de elaborar mucho sus obras.
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En el verano de 1867 Monet se trasladó a Sainte-Adresse por "invitación" de su familia tras haber recibido ésta la noticia del embarazo de Camille. Durante esta temporada surgieron bellas marinas como esta vista de la playa o la famosa imagen de la Terraza en Sainte-Adresse. La luz del atardecer vuelve a protagonizar esta escena en la que observamos el interés del artista por mostrar la lucha de la luz solar por penetrar entre las nubes. Las escasas sombras toman tonalidades grisáceas demostrando así estar tomada la vista del natural. El azul del mar y de la barca que aparece en el centro de la composición llama nuestra atención contrastando con las tonalidades blancas de la arena o las nubes. La pincelada suelta a base de pequeños trazos, es ya tradicional en la obra de Claude como también podemos observar en A orillas del río o el Puente de Argenteuil.
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Durante su estancia en la casa Goupil de La Haya, Van Gogh admiró los paisajes de los integrantes de la Escuela de La Haya, retomando el realismo de los maestros del barroco con Ruisdael a la cabeza. En Londres se sintió atraído por Turner y Constable. Esta obra que observamos es una de las primeras muestras del paisajismo de Vincent. Durante este verano se interesará por el color, contrastando con los trabajos realizados en diciembre del año anterior como Bodegón con jarra de cerveza y frutas. Tres barcas varadas en la arena y varias figurillas protagonizan una composición donde las pinceladas rotundas, empastadas, ocupan el puesto principal. Las tonalidades azules, amarillas y verdes anticipan los trabajos de su etapa cumbre en Arles y Auvers.
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Las marinas tendrán una especial acogida entre el público holandés. Vincent apenas tratará este tema en su producción siendo interesantes estos trabajos iniciales. En ellos podemos encontrar la pincelada pastosa y en relieve que define sus últimas obras como Trigal con cuervos o Campo de trigo, interesado el artista por dotar al lienzo de fuerza. La escena tiene relación con las pinturas realistas del Barroco y de la Escuela de La Haya, aportando Van Gogh modernidad en las tonalidades empleadas y en la aplicación del color. La barca se acerca a la orilla con dificultades, azotada por las olas mientras numerosas figurillas esperan la llegada de la embarcación. Las dunas con matorrales en primer plano inician la organización en líneas horizontales de la composición, finalizando con el horizonte situado en las dos terceras partes del lienzo. El dibujo pasa a un segundo lugar ante el absoluto dominio del color y de la luz, abundando las tonalidades blancas con las que crea sensaciones reales, en un alarde técnico de gran mérito.
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Para evitar ser llamado a filas Monet se trasladó en 1870 a la costa normanda, a Trouville, donde realizó diversas escenas junto a su amigo Bodin. Las obras no pueden ser más espontáneas, como se pone de manifiesto en este caso. Tomadas directamente del natural, Monet se interesa por captar efectos de luz y color dentro de la dinámica del Impresionismo, empleando sombras coloreadas. Camille y la esposa de Bodin se sitúan en el primer plano de la composición, cubiertas con sus respectivas sombrillas, permitiendo contemplar la playa a sus espaldas. Los colores de los vestidos de ambas damas exhiben un pronunciado contraste, muy relacionado con Manet. En cambio,la pincelada empastada y pesada recuerda a Courbet, quien había sido el padrino de su boda celebrada ese año.
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A las 6,30 horas, la Fuerza O de Gerow comenzó a tomar tierra en diversos puntos. Apenas desembarcados, fueron recibidos por las minas y por el fuego de morteros y ametralladoras lanzado desde las posiciones alemanas, sufriendo muchas bajas. La barrera artillera de los defensores destruyó bastantes carros, no logrando abrir ningún pasillo ni reducir al enemigo. Sólo una parte de los desembarcados logró avanzar, abriendo algunas brechas en las defensas alemanas. Al mediodía, sólo se habían producido avances en cuatro sectores, no sin grandes pérdidas y desmoralización. Los alemanes, fuertemente guarnecidos, machacaban sin cesar las posiciones aliadas. La presencia de la 352 División de infantería alemana, desconocida para los aliados, hizo que la resistencia de los defensores fuera más encarnizada. Al acabar el día, el ímpetu del avance aliado logró que la operación no se convirtiera en un desastre, a costa de 1.000 muertos y más de 2.000 heridos. A pesar de ello, aun permanecían resistentes algunas bolsas alemanas. El desembarco en este sector se había convertido en un relativo éxito.