Junto a la pesca fluvial y litoral, durante el siglo XV y principios del XVI comenzó a tomar impulso en algunas zonas costeras de Europa occidental la pesca de altura. Esta actividad reviste un gran interés no sólo por su finalidad económica directa, sino porque contribuyó a desarrollar los conocimientos marinos que poco más tarde se aprovecharían en los grandes viajes de descubrimiento. El pescado, fresco o salado, constituía una parte apreciable de la dieta de los europeos de la época. En el ámbito católico su consumo aumentaba durante el período cuaresmal. En el Atlántico norte, las flotillas de pescadores de los puertos de Irlanda, Normandía, Cornuailles, Bretaña o La Rochela se aventuraban cada vez más lejos en las tenebrosidades del océano a la busca de los grandes bancos de bacalao, llegando a las proximidades de Terranova. También buscaban otras especies, como sardinas, caballas, arenques y atunes. Más al sur, los pescadores cántabros, portugueses y andaluces iban en busca de los ricos caladeros norteafricanos para echar sus redes. Las pesquerías de Aguer y Anasal eran frecuentadas por marineros de Ayamonte, Huelva, Palos, Sanlúcar y El Puerto de Santa María, aunque entrado el siglo XVI su actividad se volvió peligrosa porque los barcos eran objeto de ataques de piratas mogrebinos. Un síntoma del auge de la pesca en la fachada atlántica andaluza al despuntar la Edad Moderna lo constituyen las rentas señoriales impuestas sobre esta actividad. Los grandes aristócratas titulares de señoríos en la zona procuraban sacar beneficios de una industria floreciente. El duque de Medina Sidonia controlaba las almadrabas atuneras del litoral gaditano y percibía importantes rentas de los pescadores de su señorío de Sanlúcar de Barrameda. El duque de Medinaceli cobraba también abundantes impuestos sobre la actividad pesquera en su señorío de El Puerto de Santa María, lugar que también producía sal, utilizada por los pescadores para la conservación del pescado capturado en alta mar. En la primera mitad del siglo XVI los impuestos sobre la pesca representaban en torno a un 20 por 100 de la masa de rentas señoriales de El Puerto, lo que constituye un índice del florecimiento de esta actividad.
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Los excelentes estudios lumínicos de Rembrandt fueron para Turner una excelente fuente de inspiración. Por supuesto que el maestro londinense puso mucho de su parte en cuestiones lumínicas, pero especialmente se interesó por los efectos atmosféricos, lo que motivó que un crítico dijera: "Hay un pintor que tiene la manía de pintar atmósferas". Turner hace un excelente estudio de la luz en este lienzo, filtrándose entre las nubes para provocar un espléndido contraste entre las zonas de penumbra y las zonas iluminadas en la superficie. La observación del natural será su principal punto de partida, aunque posteriormente la imaginación deforme la realidad una vez que el maestro británico se ponga a trabajar en su estudio. Pero la fidelidad a la naturaleza, aunque sólo sea en ese punto de partida, está presente en numerosos trabajos del artista.
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Al igual que la Presentación del cardenal de Mies a la Virgen, esta tabla, también forma parte del célebre Altar de San Pedro, realizado por Konrad Witz para la Catedral de Ginebra. La escena se representa en el lago de la ciudad de Ginebra con un extraordinario paisaje de fondo donde incluso se dejen entrever los glaciares del Mont Blanc.
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Para cubrir los frescos quattrocentistas del presbiterio de la Capilla Sixtina, el papa León X encargó a Rafael la ejecución de una serie de diez cartones que serían convertidos en tapiz por el maestro flamenco Pieter van Aelst. Era una excelente oportunidad para comparar el estilo de Sanzio con el de Miguel Ángel por lo que Rafael no defraudó a su cliente, considerándose como autógrafos la mayoría de los cartones, colaborando con el maestro Giulio Romano y Gianfrancesco Penni. Toda la serie está inspirada en los Evangelios y en los Hechos de los Apóstoles.Según san Lucas ( 5; 1-12) cuando Cristo predicaba en el lago Genesaret solicitó a Simón Pedro que echara las redes para la pesca, obteniendo una captura tan numerosa que necesitó la ayuda de otra barca. Simón cayo a los pies de Cristo ante tan increíble pesca diciendo: "Señor, apártate de mi que soy un hombre pecador". Jesús le contestó: "Deja de temer; desde ahora serás pescador de hombres". Este es el momento elegido por el pintor para el cartón que contemplamos, destacando el preciso movimiento de las figuras cuyos escorzadas posturas se asemejan a las obras de Miguel Ángel al igual que el aspecto escultórico y la acentuación de la anatomía. La escena se desarrolla en un amplio y luminoso paisaje, creándose una acertada sucesión de ritmos que refuerza el aspecto dramático y teatral de la composición, anticipándose el maestro al Barroco. La Entrega de las llaves es su compañero.
contexto
También la explotación de los recursos marítimos se intensifica y se perfecciona en época romana con respecto a la actividad desarrollada anteriormente e impulsada sobre todo por las factorías coloniales griegas y fenicio-púnicas. La mayor parte de la tradición literaria romana sobre Hispania se hace eco de la riqueza pesquera de sus costas. Concretamente, Estrabón a principios del Imperio y Plinio el Viejo para época flavia, subrayan la importancia de la riqueza piscícola de las costas meridionales atlánticas y mediterráneas llegándose a distinguir 18 tipos de pescados en las descripciones que nos proporcionan, en las que se incluyen también leyendas sobre monstruos marinos como el Tritón de Olisipo (Lisboa) o el pulpo gigante con la cabeza del tamaño de una tinaja que aterrorizaba a los habitantes de Carteia (desembocadura del Guadarranque, en la bahía de Algeciras). La explotación de semejantes recursos se había iniciado con anterioridad por parte de las factorías coloniales feniciopúnicas, que tienen en Gades (Cádiz) el centro de mayor relevancia en la Hispania meridional, y habían tenido su proyección correspondiente en las costas atlánticas del actual Marruecos, donde Lixus (Larache) constituye la escala correspondiente de las actividades pesqueras en esa costa; la importancia de la pesca y de las factorías de salazones han permitido hablar del "círculo económico del Estrecho". Debemos entender que semejante actividad continúa durante los siglos inmediatamente posteriores a la conquista romana. De hecho, Estrabón documenta que los gaditanos se aventuran hasta las costas mauritanas en busca de pesca con diferentes tipos de barcos, de los que unos, los que utilizaban los pescadores más pobres, eran conocidos como caballos por la cabeza de su proa. Las analogías que se observan en diferentes ámbitos de la cultura material en ambas orillas debe considerarse como manifestación de las intensas relaciones económicas existentes, especialmente relacionadas con la pesca. A partir de la época de Augusto se constata arqueológicamente la existencia de una importante remodelación en el sector, que se materializa en el desarrollo, en los más importantes centros urbanos de la Hispania meridional, de una red de factorías de salazones compuestas por piscinas cuadradas yuxtapuestas, que se documentan desde la actual provincia de Alicante hasta la costa sur de Portugal; destacan especialmente los restos encontrados en Baria (Villaricos, Almería), Sexi (Almuñécar, Granada), Carteia (Bahía de Algeciras) y Baelo (Bolonia, Cádiz). Su actividad se proyecta en un mismo espectro cronológico ya que todas inician su actividad durante el principado de Augusto y entra en crisis en el contexto de las grandes transformaciones que se producen en el Imperio durante la llamada crisis del siglo III d.C., con excepción de la de Baelo que continúa produciendo con posterioridad. La amplia extensión de las factorías expresa la intensidad de la explotación pesquera y la importancia de la industria de salazones, que a su vez condiciona el desarrollo en sus cercanías de otras actividades económicas tales como las correspondientes salinas o los hornos fabricadores de ánforas para la exportación del producto. La proximidad en la que se encuentran las salinas de Torrevieja con respecto a las factorías de salazones en Carthago Nova, donde se constata la existencia de una asociación de productores de salsa de pescado (garum), o de los hornos descubiertos en el Rinconcillo (Bahía de Algeciras) con respecto a la factoría de Carteia, expresan las implicaciones de esta industria, cuyo funcionamiento exige también un importante volumen de agua con la consiguiente construcción de importantes acueductos para su abastecimiento. El producto de mayor valor que se fabrica en estas factorías está constituido por el garum, una salsa picante fabricada con las vísceras de determinados escómbridos entre los que resultan de especial predilección el atún y la caballa. El producto obtenido tras la maceración podía alcanzar precios exorbitados en el mercado. Concretamente, Plinio alude a que dos medidas de garum cuestan hasta 1.000 denarios; se trata, sin duda, de la salsa que las propias ánforas registran como garum de la mejor calidad, que contrasta con otros conocidos como muria de segunda clase y muria malacitana.
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Uno de los consejos de Otto Vaenius a su discípulo Rubens será la realización del viaje a Italia para ampliar sus conocimientos, estudiando a los maestros del Renacimiento y las estatuas clásicas. Fruto de este interés por las grandes obras de la Antigüedad surgirá una amplia serie de dibujos que tienen como modelos esculturas helenísticas como el Torso Belvedere, el Laoconte o este Pescador que aquí contemplamos, una copia romana del original helenístico realizada en mármol negro y alabastro que hoy se conserva en el Museo del Louvre de París.Rubens realizó diversos dibujos de la estatua, tanto de frente como de espaldas o perfil, interesándose por el gesto encorvado del anciano pescador, que fue durante un tiempo considerado una representación de Séneca. Una ves más, nos encontramos con un soberbio ejemplo de la facilidad del maestro flamenco a la hora de aplicar los trazos, seguros y firmes, y el estudio lumínico, creando las sombras aplicando líneas paralelas de tono oscuro. La mezcla de fortaleza con senectud hace de este dibujo uno de los más interesantes del conjunto.
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Aunque alejado de la temática cinegética, este lienzo también estaba destinado a la decoración del comedor de los Príncipes de Asturias en el Palacio de El Escorial. Influenciado como sus compañeros - Partida de caza o Caza con reclamo - por el estilo de Francisco Bayeu, en esta escena encontramos un atento estudio de perspectiva e incluso de atmósferas al situar a los personajes en diferentes planos paralelos que se alejan en profundidad. El colorido es algo más vivo y las figuras más naturalistas, especialmente el pescador. Sin embargo, las poses de los cazadores que conversan en segundo plano continúan con la delicadeza de los trabajos de la serie. La iluminación también representa un punto destacado al impactar en la figura del joven de primer plano creando atractivos contrastes de luces y sombras.
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Durante sus primeros años, Van Gogh se interesará por las figuras, insertándolas en un paisaje como en este caso o presentándolas aisladas como las campesinas. El boceto que aquí encontramos - compañero de Mujer en la playa - es una excelente muestra del estilo rápido y abocetado de Vincent, interesado ahora más por conceptos como luz y color que por la minuciosidad de los detalles. En ambas figuras se contrastan las iluminaciones, abundando las tonalidades oscuras que enlazan con el Barroco Holandés.
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Lo anecdótico y trivial también va a tener un espacio en la pintura del siglo XIX. El pintor francés Courbet lo elevará a la categoría de arte dentro de la estética realista. Turner también intenta tomar estas anécdotas como temática de algunos de sus trabajos, tal y como podemos observar en esta tela. El maestro británico ha captado con sus pinceles una escena simpática en la que un pescador, en su pequeña barca, saluda a otros marineros de un barco mayor. Al fondo, difuminado por la atmósfera brumosa y por la luz divisamos la silueta de un galeón. La pincelada de Turner es más empastada ahora que en sus primeros trabajos -véase Claro de luna o Mañana en las alturas de Coninston- especialmente en la zona de primer plano donde el movimiento de las olas motiva el empleo de color blanco. Las nubes grisáceas amenazando tormenta hacen que las zonas de luces y sombras se sucedan en el espacio del mar. Este tipo de marinas habían sido muy apreciadas en el siglo XVII por los pintores del paisaje holandés, quienes, igual que los ingleses, veían en el mar un lugar de inspiración y de negocio. Ruysdael será una de las principales fuentes de inspiración del maestro romántico inglés.