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Estando Wamba en el trono sufrió el ataque de Hilderico de Nimes, un noble visigodo que pretendía hacerse con la corona. Este contó con el apoyo de varios grupos. En este tiempo Wamba ordenó a Paulo que acabara con la rebelión que había estallado en la Galia. Cuando Paulo se asentó en Septimania los rebeldes le escogieron para que fuera caudillo y éste aceptó sin ningún reparo. El siguiente acontecimiento fue la sublevación de la Narbona, a la que se unió el duque de Tarragona entregando Cataluña. Paulo fue entonces elegido rey por un grupo de nobles descontentos. El acto de coronación tuvo lugar una iglesia de Gerona. Cuando todos estos sucesos llegaron a oídos de Wamba, envió sus tropas a Narbona. Para ello dividió su ejército en dos contingentes y así atacar por dos flancos. Invadió la zona por tierra y mar y dejó Nimes, residencia de Paulo, para el final. El ataque fue duro, pero se hizo con la ciudad. Tras dos días de lucha, los rebeldes se rindieron. Paulo consiguió que le perdonaran la vida, aunque le dejaron ciego. Cuando Wamba regresó a Toledo, iba Paulo delante degradado y portando un corona a modo de burla.

De nombre Pietro Barbo, accedió a solio en 1464, en sustitución de Pío II. Descomulgó a Jorge Podiebrad y entregó sus estado a Matías Corvino. Su pasión por el arte le convirtió en benefactor de numerosos artistas. Preparó una cruzada contra los turcos y para subvencionar esta empresa impuso un gravamen a los Estados aliados. Sin embargo, esta cruzada no tuvo el suficiente respaldo, por lo que se anuló. Cuando falleció en 1471, le reemplazó en el trono papal Sixto IV.

La procedencia de esta tela -la Colección Farnese- hace pensar a los especialistas que se trata de un lienzo pintado por Tiziano durante su estancia en Roma entre octubre de 1545 y los primeros meses del año siguiente. Podría servir incluso como modelo para el excepcional retrato de Paulo III con sus nietos Alejandro y Octavio Farnese.Tiziano repite el esquema del retrato realizado en Ferrara en 1543, siguiendo el modelo del Julio II de Rafael. Así, el pontífice aparece sentado, con el cuerpo girado en tres cuartos y dirigiendo su inteligente y cansada mirada al espectador. Paulo III se presenta algo más viejo y tocado con el bonete rojo, lo que supone una novedad al igual que el paisaje crepuscular que se muestra en el fondo. La luz y el color dominan el retrato, resbalando por las sedas y creando efectos de claroscuro que sólo serán superados por Tintoretto y Caravaggio años después.

La realización del retrato de Ranuccio Farnese permitirá a Tiziano ponerse en contacto con el papa Paulo III, miembro de la misma familia. El pontífice invitó al artista a Ferrara donde realizaría este formidable retrato que contemplamos.Tiziano siguió como modelo el retrato de Julio II realizado por Rafael -prototipo de la retratística papal que también emplearán otros pintores como Velázquez- colocando al pontífice sentado y en posición de tres cuartos. Pero la novedad que presenta el veneciano será la captación psicológica de su personaje. Paulo III se nos muestra como un hombre desconfiado, cansado pero con la mirada inteligente y despierta. Mientras, las elegantes manos se agarran con fuerza al sillón, indicando su rechazo a abandonar el poder.Las tonalidades rojizas y blancas de las ropas del pontífice contrastan entre sí y a la vez con el color oscuro del fondo, estableciendo un juego cromático que será muy habitual en la pintura del maestro desde estos momentos. También se empieza a manifestar una economía de medios bastante significativa, aplicando el color de manera rápida y empastada.El éxito alcanzado con este trabajo llevará a Tiziano a Roma, donde realizará numerosos retratos, entre ellos el del Cardenal Alessandro Farnese y el del papa Paulo III y sus nietos.

El papel de Paulo III en la silla de san Pedro va a ser de gran importancia para la cristiandad. Alejandro Farnesio pertenecía a una de las más importantes familias italianas aliadas a España. Desde 1493 era miembro de la curia cardenalicia, a pesar de su licenciosa juventud, siendo elegido papa en 1534, a la muerte de Clemente VII. El momento era de máxima tensión debido a los continuos enfrentamientos entre Carlos I y Francisco I por el control de la península itálica por lo que la mediación del pontífice fue extraordinaria. Paulo III tuvo en sus manos la excomunión de Enrique VIII de Inglaterra y no dudó en llevarla a cabo, de la misma manera que confirmó a la Compañía de Jesús (1530) o estableció el tribunal de la Inquisición en Roma (1532). Como buena parte de la Iglesia, Paulo estaba interesado en cerrar la herida abierta por los protestantes, inaugurando el Concilio de Trento en 1543, concilio que llevó a la ruptura definitiva abriendo el camino a la Contrarreforma.

Gian Pietro Carafa fue nombrado cardenal en 1536, destacándose desde ese momento como un claro anti-habsburguista. En 1555 es elegido papa, sucediendo a Marcelo II, siendo sus cuatro años de mandato de clara tendencia contraria a los Habsburgo, aliándose con Francia. Esta política provocó la lucha entre las tropas papales y las milicias dirigidas por el duque de Alba, victoriosas tras la batalla de San Quintín y Gravelinas por lo que Paulo IV decidió retirarse del conflicto antes de sufrir una nueva y contundente derrota. Su papel en el Concilio de Trento fue importante, destacando como un fiero luchador contra los protestantes. Hombre tremendamente fanático, el pueblo de Roma no le tuvo en mucha estima.

Julio Paulo está considerado como uno de los juristas más importantes de Roma junto a Papiniano y Ulpiano. Asesoró jurídicamente a los pretorianos en un primer momento para, más tarde, participar en el consejo imperial durante los reinados de Septimio Severo y Caracalla. Paulo fue desterrado por Heliogábalo pero regresó a Roma cuando Alejandro Severo le nombró prefecto del pretorio.

En el año 216 a.C. Paulo Emilio era elegido cónsul por el partido senatorial, compartiendo consulado con Marco Terencio Varrón. Ambos cónsules fueron los encargado de acabar con Aníbal, el general cartaginés por lo que se trasladaron a Cannas para presentarle batalla. Entre ambos se produjeron discrepancias tácticas por el lugar elegido para desarrollar la batalla. El encuentro tuvo lugar el 2 de agosto del año 216 a.C. y supuso un contundente desastre para los romanos. Más de 30.000 cayeron en el campo de batalla, entre ellos Lucio Emilio.

Paulo V ha pasado a la historia como uno de los más acertados mediadores de su tiempo, apostando por la paz en todo momento. Si para ello tenía que apoyar en ocasiones puntuales a diferentes países no dudaba en hacerlo, ganándose una cierta fama de ambiguo. Su nombre era Camilo Borghese y su experiencia política amplia, ya que fue nombrado legado pontificio en España por Clemente VIII y cardenal en 1596, pasando a desempeñar el cargo de vicario de Roma en 1603. Como buena parte de los papas de la época, Paulo V favoreció a su familia, disponiendo para sus miembros todo tipo de suculentos cargos que les reportaron grandes riquezas y honores.

La excelente oferta recibida por Carlos I de Inglaterra para trasladarse a Londres hace que Van Dyck abandone su Flandes natal. Pero en 1634 regresa a Amberes por un año, recibiendo numerosos encargos, entre los que destaca el del grabador Paulus Pontius, así como el del cardenal - infante, Don Fernando de Austria. La figura se recorta, como es habitual en los retratos de este genio, sobre un fondo neutro y ha sido representada de medio cuerpo en una perspectiva baja. Viste un elegante traje de seda negra con las mangas acuchilladas, siguiendo la moda de la época, adornado con precioso cuello de encaje. Pero lo destacable es que Van Dyck no se queda ahí, en el detalle de los vestidos que tanto gusta a sus clientes, sino que hace un estudio psicológico del modelo, adentrándose en su personalidad y transmitiéndola al espectador. De esta manera, cuando observamos al grabador apreciamos su actitud de gallardía y su aceptable posición económica al mirarnos por encima del hombro, siguiendo los modelos de Tiziano que tanto admiraba. Paulus Pontius trabajó como grabador con Rubens y Van Dyck, por lo que el retratista tendría un buen conocimiento de su modelo.