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El óleo se conoce desde la Edad Media y se aplicaba normalmente en combinación con la pintura al temple o al fresco. Esto se debía a la lentitud de su proceso de secado, que se aceleraba un tanto al combinarlo con otros materiales como el temple o la témpera. Normalmente servía para retocar los detalles de los grandes paneles realizados a toda velocidad sobre el yeso fresco.La gran innovación llega con la época de los primitivos flamencos, que revolucionan con sus investigaciones esta técnica. Los descubrimientos tuvieron mucho que ver con el desarrollo de la alquimia, que dio lugar a las modernas ciencias químicas.El avance consistió en combinar los óleos, que literalmente significan aceites, no sólo con los pigmentos minerales que ofrecen el colorido, sino con productos secantes que aceleren el acabado. El más extendido fue la linaza, aunque cada maestro y cada taller de pintura tenía su fórmula secreta que se transmitía oralmente de generación en generación.Los efectos que permite el óleo son, por una parte, realizar una composición de manera más lenta que al fresco, que ha de finalizarse diariamente. También permite trabajar sobre un conjunto inacabado, en lugar de por áreas concluidas en una sesión. La técnica posibilita los retoques, con lo que se podía variar composición, número de figuras, colores, etc. El detalle y la precisión aumentan con estos materiales. Y la profundidad de la escena aumenta mediante un efecto óptico, ya que el color permanece opaco bajo capas y capas de barnices traslúcidos que aumentan la resistencia del cuadro al paso del tiempo.El óleo puede ser utilizado sobre diversos soportes, lo que apenas varía su aspecto, pero sí la preparación de dicho soporte. Los materiales más usados como base para el óleo pueden ser la tabla de madera, especialmente desarrollada durante la pintura flamenca; el fresco, donde se aplica una vez seco el yeso para retocar los grandes fragmentos pintados a toda velocidad; el lienzo, el sistema más extendido a partir del Barroco y prácticamente invariable hasta nuestros días; y otros materiales como las láminas metálicas. El empleo de hojalata, latón u otras aleaciones es una variación practicada a fines del siglo XVIII y durante el XIX. Durante el Manierismo y el Barroco se habían empleado esporádicamente metales nobles como el oro y la plata, a veces también el bronce y el cobre, para incrementar el valor material y simbólico de la obra acabada.A veces corresponden a experimentos particulares de un pintor, que no fueron implantados de forma general por no ofrecer garantías de duración y mantenimiento.Uno de los pintores más famosos que cultivaron este material fue el español Francisco de Goya, quien llegó a realizar espléndidos alardes técnicos.
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El óleo se conoce desde la Edad Media y se aplicaba normalmente en combinación con la pintura al temple o al fresco. Esto se debía a la lentitud de su proceso de secado, que se aceleraba un tanto al combinarlo con otros materiales como el temple o la témpera. Normalmente servía para retocar los detalles de los grandes paneles realizados a toda velocidad sobre el yeso fresco.La gran innovación llega con la época de los primitivos flamencos, que revolucionan con sus investigaciones esta técnica. Los descubrimientos tuvieron mucho que ver con el desarrollo de la alquimia, que dio lugar a las modernas ciencias químicas.El avance consistió en combinar los óleos, que literalmente significan aceites, no sólo con los pigmentos minerales que ofrecen el colorido, sino con productos secantes que aceleren el acabado. El más extendido fue la linaza, aunque cada maestro y cada taller de pintura tenía su fórmula secreta que se transmitía oralmente de generación en generación.Los efectos que permite el óleo son, por una parte, realizar una composición de manera más lenta que al fresco, que ha de finalizarse diariamente. También permite trabajar sobre un conjunto inacabado, en lugar de por áreas concluidas en una sesión. La técnica posibilita los retoques, con lo que se podía variar composición, número de figuras, colores, etc. El detalle y la precisión aumentan con estos materiales. Y la profundidad de la escena aumenta mediante un efecto óptico, ya que el color permanece opaco bajo capas y capas de barnices traslúcidos que aumentan la resistencia del cuadro al paso del tiempo.El óleo puede ser utilizado sobre diversos soportes, lo que apenas varía su aspecto, pero sí la preparación de dicho soporte. Los materiales más usados como base para el óleo pueden ser la tabla de madera, especialmente desarrollada durante la pintura flamenca; el fresco, donde se aplica una vez seco el yeso para retocar los grandes fragmentos pintados a toda velocidad; y el lienzo que nos ocupa ahora, el sistema más extendido a partir del Barroco y prácticamente invariable hasta nuestros días. Su uso se generalizó de tal modo, que ha llegado a sustituirse por metonimia la palabra "cuadro" por "lienzo". Sólo el empleo ocasional de otros materiales como las láminas metálicas, o el empleo de nuevos materiales a partir del siglo XX, escapan a esta identificación de la pintura de la edad moderna con el óleo sobre lienzo.
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El óleo se conoce desde la Edad Media y se aplicaba normalmente en combinación con la pintura al temple o al fresco. Esto se debía a la lentitud de su proceso de secado, que se aceleraba un tanto al combinarlo con otros materiales como el temple o la témpera. Normalmente servía para retocar los detalles de los grandes paneles realizados a toda velocidad sobre el yeso fresco.La gran innovación llega con la época de los primitivos flamencos, que revolucionan con sus investigaciones esta técnica. Los descubrimientos tuvieron mucho que ver con el desarrollo de la alquimia, que dio lugar a las modernas ciencias químicas.El avance consistió en combinar los óleos, que literalmente significan aceites, no sólo con los pigmentos minerales que ofrecen el colorido, sino con productos secantes que aceleren el acabado. El más extendido fue la linaza, aunque cada maestro y cada taller de pintura tenía su fórmula secreta que se transmitía oralmente de generación en generación.Los efectos que permite el óleo son, por una parte, realizar una composición de manera más lenta que al fresco, que ha de finalizarse diariamente. También permite trabajar sobre un conjunto inacabado, en lugar de por áreas concluidas en una sesión. La técnica posibilita los retoques, es decir, se podía variar la composición, el número de figuras, los colores, etc. El detalle y la precisión aumentan con este material. Y la profundidad de la escena aumenta mediante un efecto óptico, ya que el color permanece opaco bajo capas y capas de barnices traslúcidos que además aumentan la resistencia del cuadro al paso del tiempo.El óleo puede ser utilizado sobre diversos soportes, lo que apenas varía su aspecto, pero sí la preparación de dicho soporte. A partir del siglo XV, como se ha mencionado la base más usada para el óleo será la tabla de madera, especialmente desarrollada durante la pintura flamenca. El fresco no puede considerarse una base, puesto que se aplica una vez seco el yeso para retocar los grandes fragmentos pintados a toda velocidad. Los otros soportes mayoritarios serán el lienzo y la lámina metálica.