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obra
Una de las piezas más sobresalientes de la iglesia del monasterio de San Millán de la Cogolla es este púlpito, situado en la parte posterior del templo. Datado a finales del siglo XVI, realizado en estilo plateresco, presenta a los cuatro evangelistas en mediorrelieve, además de un san Pablo oculto por estar el púlpito adosado a una columna.
obra
Declarado Patrimonio de la Humanidad, se trata de un conjunto monástico que integra iglesia, claustro y las diversas dependencias monacales.
obra
La iglesia del Monasterio de Yuso, en San Millán de la Cogolla (La Rioja), fue construida entre 1504 y 1540, presentando tres naves con crucero y cimborrio en forma ovalada. Presenta un excelente retablo mayor, obra de 1657, así como un púlpito de factura plateresca y un coro de estilo clásico. El retablo mayor fue concluido en 1657. Presenta una magníficas columnas corintias doradas y ocho excelentes pinturas de Juan Rizi.
obra
Una de las mejores piezas del Monasterio de Yuso (S. Millán de la Cogolla, Rioja) es su sacristía. Espaciosa y muy profusamente decorada, la habitación data del siglo XVI. Presenta bellos altorrelieves, tablas, lienzos, frescos, etc. Son especialmente vistosos los frescos que decoran el techo, realizados en el siglo XVIII.
monumento
Fundado en el siglo XI, fue reconstruido entre los siglos XVI y XVIII, por lo que se puede apreciar en su edificación cierta diversidad de estilos constructivos. Declarado Patrimonio de la Humanidad, se trata de un conjunto monástico que integra iglesia, claustro y las diversas dependencias monacales. En su interior es preciso destacar la existencia de un extraordinario museo, cuya mejor pieza es la arqueta con las reliquias de san Millán. También hay que mencionar unos magníficos archivo y biblioteca, con documentos bibliográficos de incalculable valor histórico.
museo
Las religiosas cistercienses del Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana vieron como se renovaba su iglesia y la decoración de la misma en la década de 1780 gracias a la protección del propio Carlos III. El antiguo templo medieval cedió su lugar a otro proyectado por Francesco Sabatini en 1779 y construido por Francisco Balzanía entre 1781 y 1787. Carlos III eligió para la ejecución de la decoración a dos de los mejores pintores de la corte: Ramón Bayeu y Francisco de Goya. Fueron las propias monjas bernardas quienes sugirieron al rey - debido a la importante opinión del propio Sabatini - los nombres de ambos artistas. Cada uno pintaría tres cuadros para decorar los diferentes altares. El programa iconográfico fue elegido por la comunidad religiosa y estaba compuesto por santos y devociones relacionados con la familia monástica bernardino-cisterciense: San Benito, San Bernardo de Claraval, Santa Escolástica, Santa Lutgarda, la Inmaculada con santos y el Tránsito de San José. Goya tenía la oportunidad de demostrar triunfar ante su cuñado y a fe que lo hizo, resultando sus tres lienzos de mayor calidad.