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monumento
Los monjes benedictinos fundaron en el año 1137 el monasterio de Santa María en Oseira. El cenobio pronto se adhirió a la orden cisterciense y el propio san Bernardo mandó desde Claraval a un grupo de monjes para instruir a los fundadores en la nueva regla. Hacia 1185 se inicia la construcción de la iglesia, deudora en numerosos aspectos de las fábricas de las catedrales de Santiago y Orense. A la seo compostelana remiten, entre otros datos, la planta de su cabecera, con girola dotada de cinco capillas semicirculares separadas por tramos libres, o el empleo de bóvedas de cuarto de cañón para cubrir el tramo curvo del deambulatorio, mientras que de Orense derivan, entre otros rasgos, el abovedamiento de la capilla mayor, el empleo de ménsulas -capitel, en su mayoría sin función portante-, o el tejaroz sobre arquitos que se localiza en la portada norte del crucero. La nueva iglesia siguió también los modelos tipológicos de la Orden, al abovedarse la nave central con bóveda de cañón, sin emplear triforio y eliminando buena parte de la decoración, concentrada en los capiteles. A finales del siglo XIII se erigió, en el centro del crucero, una cúpula nervada y apoyada sobre trompas. También se realizaron reformas en las capillas de la gírola, conservándose sólo una de la primitiva construcción. La sala capitular que observamos en al actualidad fue levantada en los últimos años del siglo XV. El espacio presenta cuatro columnas centrales con fustes estriados y retorcidos, sirviendo las columnas de base para una original bóveda de terceletes. El cenobio sufrió un espectacular incendio en el siglo XVI. Se llevó a cabo una intensa labor restauradora, fruto de la cual tenemos la fachada barroca con dos torres, el coro erigido a los pies del templo y los tres claustros -de los Pináculos, de los Caballeros y de los Medallones-. Tras la desamortización de Mendizabal, el monasterio quedó en un ruinoso estado, empezándose las campañas de restauración en 1930.
obra
Debido a un mayor apogeo económico del cenobio, se decide levantar un templo más monumental, al este del ya existente. Se proyecta una cabecera de tres ábsides semicirculares de tradición románica que, a lo largo de las obras, se cambia por una estructura plenamente gótica. La parte baja de los ábsides es semicircular por dentro y por fuera en los laterales, mientras que el central es poligonal en el exterior. La excepcionalidad de este edificio está en la cabecera, quizá por influencia de Las Huelgas. Consiste, en planta, en que los ábsides laterales están precedidos por un tramo recto y dos el central, consiguiéndose una profundidad espacial que no se encuentra en otros templos femeninos de la Orden.
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La fundación del monasterio de Santa María del Salvador de Cañas, en 1169, se debe al conde don Lope Díaz de Haro y su mujer Aldonza Ruiz de Castro.
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La fundación del monasterio de Santa María del Salvador de Cañas, en 1169, se debe al conde don Lope Díaz de Haro y su mujer Aldonza Ruiz de Castro. Para ello donan la villa de Hayuela, localidad próxima a Santo Domingo de la Calzada donde, al parecer, existía un monasterio de monjas de la Orden de San Benito. Dicho monasterio fue entregado por los condes a la Orden del Císter. No debían estar las religiosas muy seguras en este emplazamiento, quizá por las molestias producidas por los vecinos de la comarca. El hecho es que en 1170 el conde don Lope concede a las monjas de Hayuela la villa de Cañas, por considerarlo un lugar más protegido, a donde fueron trasladadas. Muerto el conde, doña Aldonza ingresa en 1171 en el monasterio llevando consigo a varias de sus hijas. Entre ellas se encontraba Urraca, que fue abadesa de Cañas (1225-1262) y a la que se debe el máximo desarrollo del monasterio y el grueso de las obras de la iglesia y dependencias claustrales. Abandonado el monasterio de Hayuela y establecidas en su nuevo emplazamiento, se debieron habilitar unas construcciones provisionales para la comunidad, de las que desconocemos tanto su ubicación como su disposición. Tradicionalmente se viene considerando que el muro sur de la iglesia actual, contiguo al claustro, es el paramento más antiguo conservado. Es probable que en lo que hoy es la nave de la epístola se ubicase el primitivo templo, de una sola nave, como era habitual en las primeras iglesias de monjas cistercienses, siguiendo el modelo de la casa-madre de Tulebras. Pasados unos años, debido a un mayor apogeo económico, se decide levantar un templo más monumental, al este del ya existente. Se proyecta una cabecera de tres ábsides semicirculares de tradición románica que, a lo largo de las obras, se cambia por una estructura plenamente gótica. La parte baja de los ábsides es semicircular por dentro y por fuera en los laterales, mientras que el central es poligonal en el exterior. La excepcionalidad de este edificio está en la cabecera, quizá por influencia de Las Huelgas. Consiste, en planta, en que los ábsides laterales están precedidos por un tramo recto y dos el central, consiguiéndose una profundidad espacial que no se encuentra en otros templos femeninos de la Orden. Asimismo, en alzado, y tal vez imitando a la abadía burgalesa, sobre el basamento circular se disponen dos pisos de ventanas que caracterizan las construcciones del gótico pleno de mediados del siglo XIII. Las obras se debieron prolongar a lo largo de todo este siglo y el siguiente, construyéndose un amplio transepto que marcaba un cuerpo de tres naves. Sin embargo, la iglesia quedó abortada, no llegándose a realizar lo que se había propuesto construir, como ocurre en otros templos -Gradefes, San Andrés del Arroyo, Villamayor de los Montes- sin que podamos precisar con exactitud si fue realmente por falta de recursos económicos o por otras razones. No obstante, los soportes occidentales del crucero quedaban dispuestos para la realización de las naves, de las que sólo se construyó la central en el siglo XVI. Según el Tumbo, el 5 de mayo de 1508 "doña Isabel de Leiba, abadesa, y el convento hicieron concierto con Martín González de Aragón, cantero, vecino de Nájera, para hacer el coro de este monasterio". La obra resultó ser una nave de tres tramos cubiertos con bóvedas de crucería con terceletes. La sala capitular es de cronología coetánea a la de la cabecera de la iglesia. El acceso se hace por un arco apuntado, flanqueado por dos de menor tamaño con decoraciones de tipo vegetal. Su disposición interior es totalmente novedosa con respecto a otros capítulos femeninos. Una columna central compartimenta el cuadrado en cuatro tramos de bóvedas de ojivas. En ella se encuentra el sepulcro de Urraca López de Haro, obra importante de la escultura funeraria.
obra
Monasterio cisterciense construido en el siglo XII, la iglesia presenta una planta de cruz latina, con tres cortas naves -sólo tres tramos- y crucero saliente.