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Archivo fotográfico de la Fundación Rodríguez Acosta. Fotografía de Manuel Valdivieso.
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Durante la dinastía Yuan la forma meiping o botella para ciruelos se popularizó en todos los tipos decorativos. En el caso de los azul y blanco, fueron aprovechadas para crear una rica y variada decoración. El azul bajo cubierta no se conocía en China antes de la llegada de la dinastía Yuan. Existen evidencias arqueológicas que prueban cómo en Persia se había utilizado el azul como pigmento decorativo hacia el siglo IX d. C. Conocedores de la habilidad de los alfareros chinos, los persas enviaron, vía marítima, el pigmento procedente del cobalto con el fin de investigar sobre el método correcto de aplicación sobre una superficie cerámica. La llegada a China de este pigmento no puede fecharse antes de los inicios del siglo XIV, salvo que nuevos descubrimientos arqueológicos evidencien la existencia de piezas en Azul y Blanco con anterioridad.
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Cuando Van Gogh no está especialmente motivado para trabajar al aire libre siempre le queda el recurso de cortar algunas flores silvestres y elaborar una obra de gran belleza como en la serie de los girasoles, los lirios o este conjunto creado durante su estancia en Auvers. En todas hallamos una referencia a la estampa japonesa al ser la temática floral muy querida por los nipones así como el aspecto decorativo que se manifiesta en todas las estampas. En esta composición Vincent ha utilizado dos perspectivas diferentes, recordando a Degas, al mostrar el jarrón y la mesa donde se coloca desde arriba mientras que las flores están tomadas de frente. Los diferentes elementos se recortan ante un fondo neutro trabajado con cierta planitud mientras que el jarrón y el amplio ramo se caracterizan por su volumetría. El color vuelve a protagonizar una obra de Van Gogh, especialmente el rojo y su complementario, el verde, recurriendo a la teoría de los colores complementarios avanzada por Delacroix y continuada por los impresionistas.
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La llegada de Van Gogh a París en marzo de 1886 le va a poner en contacto con los impresionistas que ya estaban viendo amenazadas sus innovaciones por jóvenes artistas que se engloban dentro del término Post-Impresionismo. Vincent es un "paleto holandés" que va a empezar a observar lo que se hace a su alrededor y va a iniciar un revolucionario cambio en su paleta y en sus temas, abandonando los campesinos de Nuenen para interesarse por el paisaje de las cercanías de su casa o asuntos florales como este jarrón con amapolas. La similitud entre Cèzanne y Van Gogh en este lienzo es amplia ya que Vincent frecuenta los ambientes artísticos de la noche parisina, consumiendo grandes dosis de alcohol y asimilando nuevos conceptos. Por eso en estas amapolas nos ofrece una visión más colorista de su mundo, apreciándose la alegría del pintor en las tonalidades empleadas: rojos, azules y verdes son aplicados con pinceladas rápidas y vibrantes, inundando la composición y haciendo olvidar el periodo frío y triste de Nuenen.
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Tras abandonar Nuenen en el otoño de 1885, Van Gogh inicia un proceso de aclaramiento en su paleta primero gracias al conocimiento de la obra de Rubens en Amberes y más tarde al contacto con los maestros impresionistas. Este avance respecto al color se puede apreciar claramente comparando incluso las naturalezas muertas ejecutadas en el periodo de Nuenen y las que realiza en París como este magnífico jarrón donde el color ojo de las amapolas se adueña de la composición, jugando con su complementario, el verde, siguiendo las teorías aprendidas de Delacroix. La relación con algunas obras de Manet elaboradas en los años iniciales de la década de 1880 es también significativa.