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monumento
Tras el Palazzo Pitti se encuentran los Jardines de Bóboli, extendidos por la colina a la espalda del palacio, considerándose el mejor ejemplo de los jardines a la italiana. Según Vasari fue Niccoló Perícoli, conocido como el Tríbolo, el encargado del diseño del jardín en 1550, organizando el conjunto alrededor de un anfiteatro al tiempo que se aprovecha una cañada natural y se disponía el jardín en terrazas. Tríbolo falleció antes de terminar el proyecto, encargándose Buontalenti y Ammannati de los trabajos, incorporando importantes transformaciones que se continuarán en las siguientes centurias. En este incomparable marco se celebraron las grandes fiestas de la familia Médici, especialmente las suntuosas bodas. Debemos advertir que en el teatro de los jardines se representó la primera ópera de la historia, en el año 1600. El patio de Baco, llamado así por la presencia de una fuente dedicada a este dios romano, nos conduce a la gruta de Bountalenti, una cueva artificial realizada en 1583 decorada con frescos y estatuas entre las que sobresale la Venus de Giambolgna. El anfiteatro se decora con un estanque romano y un obelisco egipcio, procedente de Tebas, decorándose el fondo con estatuas de época romana representando a emperadores y dioses. En un segundo nivel se encuentra el vivero de Neptuno, un estanque decorado con una estatua salida del taller de Stoldo Lorenzi en 1565. Diversas fuentes y pabellones completan este monumental conjunto, destacando el piazzale dell'Isolotto, jardín acuático diseñado por Alfonso Parigi en cuyo centro se erige la fuente del Océano realizada por Giambolgna, tomando como referencia el teatro de Adriano en Tívoli.
monumento
Inicialmente estaba situado entre los burgos de San Nicolás y San Cernín. Llegados a la Edad Moderna y coincidiendo con la ampliación de la ciudad, este espacio quedó integrado en su interior. A partir del siglo XVII empezó a utilizarse como zona de divertimento y fue entonces cuando se diseñaron sus jardines. Comenzaron a plantarse distintas especies vegetales, dando lugar a un espacio frondoso y repleto de plantas, árboles y flores. Su aspecto actual es un claro reflejo de su historia, como muestran los restos de murallas y fosos con que se encuentra el visitante. Hoy, incluso, se puede visitar un pequeño zoológico con un lago, donde conviven patos, pavos, gansos y otras especies de aves. Aunque lo verdaderamente llamativo de este lugar son otros habitantes; sus ciervos. Entre su frondosa vegetación, el visitante se encuentra con monumentos dedicados a hombres ilustres como el de Julián Gayarre, Hilarión Eslava o Francisco Navarro Villoslada. Desde el mirador más extremo del parque se pueden contemplar unas magníficas vistas de Pamplona y del río Arga, donde es frecuente encontrarse a piragüistas.
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Los jardines de las Tullerías se extienden casi un kilómetro, desde la Place du Carrousel hasta la Place de la Concorde. El terreno fue comprado por Catalina de Medicis en 1563, para trazar en él un jardín al más puro estilo inglés. Fue mejorado y embellecido por Andre Le Nôtre en 1663, pero los Comuneros prácticamente lo arrasaron en 1871. Le Nôtre creó la ancha avenida central y los árboles recortados con diseños geométricos. Una reciente restauración ha permitido instalar un nuevo jardín con esculturas modernas. El actual jardín comprende dos vastos sectores atravesados por el paseo central anteriormente citado.
contexto
Jardines de Moctezuma Además de las casas ya mencionadas, tenía también otras muchas de placer, con muy buenos jardines solamente de hierbas medicinales y olorosas, de flores, de rosas, de árboles de olor, que son infinitos. Era para alabar al creador tanta diversidad, tanta frescura y olores. El artificio y delicadeza con que están hechos mil personajes de hojas y flores. No consentía Moctezuma que en estos vergeles hubiese hortalizas ni frutas, diciendo que no era propio de reyes tener granjerías ni provechos en sus lugares de deleites; que las huertas eran para esclavos o mercaderes, aunque con todo esto, tenía huertos con frutales, pero lejos, y donde muy pocas veces iba. Tenía asimismo fuera de México casas en bosques de gran circuito y cercados de agua, dentro de las cuales había fuentes, ríos, albercas con peces, conejeras, vivares, riscos y peñones por donde andaban ciervos, corzos, liebres, zorras, lobos y otros animales semejantes para caza, en donde mucho y a menudo se ejercitaban los señores mexicanos. Tantas y tales eran las casas de Moctezumacín, que pocos reyes en eso se le igualaban.