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obra
Como consecuencia de un accidente sufrido a los cinco años, Pancho Cossío se quedó cojo, y la inmovilidad natural a la que se vio forzado le hizo tomar afición a la pintura, como un recurso contra el aburrimiento. Su primer profesor de dibujo fue Francisco Rivera. En 1914 se traslada a Madrid para estudiar con Cecilio Pla hasta 1918. En el Ateneo de Santander expuso una pintura que no fue bien comprendida entonces. Luego viajó a París y tomó contacto con las corrientes artísticas francesas. En 1960 pasa una temporada en Ibiza y realiza una serie de temples, areniscos y collages.
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Leon Monet invitó a su hermano Claude a pasar una temporada en Rouen durante septiembre de 1880. Le llevó a su casa de campo en Petit-Dalles, pequeña playa normanda cerca de Fecamps. Las rocas cretácicas de los alrededores impresionaron al pintor que se puso manos a la obra y realizó cuatro cuadros en los que enlaza con los trabajos marinos de años posteriores. Los gigantescos farallones se aprecian al fondo, ante un mar agitado que es contemplado por algunas figuras, integradas en el paisaje. Una vez más, Monet se interesa por captar efectos lumínicos de un momento determinado, mostrando una sinfonía en azul definida por el cielo nublado y el mar embravecido cuyos reflejos se aprecian en los acantilados, la playa o el embarcadero. Los trazos son especialmente empastados, aplicando el color de manera rápida para crear un efecto más atmosférico. El abocetamiento generalizado de estos trabajos supondrá una ligera cercanía a la pérdida definitiva de formas y volúmenes, contra lo que reaccionaron algunos compañeros del maestro como Renoir o Cèzanne.
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En el verano de 1869 Courbet estuvo en Etrerat, realizando diversas escenas protagonizadas por los famosos acantilados de la zona y alejándose de lo pintoresco. Este lienzo es uno de los más atractivos por el realismo con que transmite la naturaleza y los efectos lumínicos tomados a "plein air", anticipándose al Impresionismo. Las rocas están interpretadas con absoluta seguridad, muestran sus aristas, sus cuevas y su verdín, como si de un fotógrafo se tratara. No en balde, según la filosofía realista no se debe edulcorar la realidad sino mostrar lo que se contempla. Por eso los paisajes de Courbet adquieren tanta monumentalidad como sus retratos. Monet realizó años después imágenes de esta zona que carecen de la solidez de esta composición.
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En 1801 y 1802 Friedrich regresó a Greifswald, su ciudad natal, desde la capital de Sajonia, Dresde, la llamada "Florencia alemana". Esta época fue prolífica en vistas de la isla de Rügen en la que, bajo la influencia de sus paisajes grandiosos, produjo numerosos dibujos de inmejorable factura, siendo en especial reseñables los de su visita en junio de 1801. Algunas facetas paisajísticas son recurrentes, como las colinas y el cabo Arkona, el Jasmunder Bodden o los acantilados de Stubbenkammer. En estos dibujos iba tomando forma su lenguaje personal, se iba configurando su estilo, listo para el desarrollo de su idioma pictórico que se producirá tras su vuelta a Dresde en julio de 1802. Esta vista se inscribe en esta fecunda época de acopio de elementos, caracterizada por una plena seguridad en el dibujo. El recurso a las vistas de Rügen será ya constante a lo largo de su carrera, y dará lugar a obras excepcionales como Rocas cretáceas en Rügen, de 1818.
termino
acepcion
Ornamento que imita las hojas grandes y lobuladas de la planta del mismo nombre. Aparece en capiteles corintios y compuestos y en ocasiones decorando molduras.