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lugar
El faraón Ramses II ordenó levantar siete templos en la región de Nubia: Beit el-Wali, Gerf Hussein, el-Sebua, el-Derr, Aksha y dos en Abu Simbel. Sin duda estos últimos son los más impresionantes. Actualmente deben ser contemplados fuera de su emplazamiento original, pues la construcción en el siglo XX de la gran presa de Asuán provocó que muchos monumentos fueran a quedar inundados y perdidos para siempre. En consecuencia, el Gobierno egipcio solicitó ayuda internacional para rescatar algunos de ellos y, con la colaboración de varios países de la UNESCO -entre ellos España, que fue recompensada por su participación con el Templo de Debod- pudieron ser trasladados de lugar. Los dos templos de Abu Simbel, el de Ramsés II y el de Nefertari, su esposa, fueron llevados a un lugar a 210 m de su emplazamiento original. Los trabajos, una vez más, fueron faraónicos: ambas estructuras debieron ser cuidadosamente seccionadas, sus bloques transportados y vueltos a montar en su nueva ubicación, recreando su disposición original. Ambos templos estaban excavados en una colina de piedra, por lo que se hizo necesario construir una artificial, a modo también de soporte. Hoy en día, Abu Simbel es uno de los lugares más visitados de Egipto y sus templos, sin duda, una de las maravillas de la Antigüedad.
lugar
Localidad portuaria situada en el centro de la Península y el Golfo de Sinaí, a 105 Km. de Suez. Durante la I Guerra Árabe-Israelí jugó un importante papel, ya que fue el lugar de enlace entre las tropas israelíes procedentes del norte y los paracaidistas que se habían lanzado sobre Sharm el-Sheik y proseguían su marcha hacia el norte. Abu Zenima es famoso porque cerca de ella existe un importante yacimiento arqueológico; Serabit el Khadim alberga restos monumentales de la Tercera Dinastía, fechada entre 2670 y 2570 a.C.
lugar
Aldea situada en la costa egipcia, a unos 23 Km. del noreste de Alejandría. Cerca de la aldea se han encontrado multitud de restos arqueológicos, egipcios, griegos y romanos. Abukir es famosa por la batalla que enfrentó, el 1 de agosto de 1798, frente a sus costas a ingleses y franceses, resultando vencedores los primeros, dirigidos por el Comandante Nelson. Bajo las aguas que hay frente a Abukir se encuentran hundidas las ciudades de Herakleion y Minotis. Restos de templos, muelles y otras construcciones permanecen bajo el Mediterráneo. Está situada al este de la antigua ciudad de Canopo.
Personaje Político
Aprovechando la grave crisis interna que vivía el califato omeya Abul-Abbas lideró la revuelta que acabó con todos los miembros de la dinastía gobernante, a excepción del futuro Abd al-Rahman I, en la tarde del 25 de junio de 750. De esta manera se inauguraba una nueva dinastía, la abassí, que cambiaría la monarquía árabe en un imperio islámico. La capital será trasladada a Bagdad, por lo que la influencia siria dejaba paso a la persa. Entre los miembros más importantes de la dinastía encontramos a Harum al-Rasid.
termino
acepcion
En la familia babilónica, padre.
fuente
El ABWEHR (Amt Auslandsnachrichten und Abwehr, Servicio de Información en el extranjero y contraespionaje) era el organismo que se encargaba de recabar información para el OKW (Oberkommando der Wehrmacht), la Alta Comandancia del Ejército alemán. Despreciando las condiciones del Tratado de Versalles, Alemania impulsó bien pronto un Servicio de Inteligencia bien estructurado y eficaz. En 1935, el oficial de Marina Wilhelm Canaris fue nombrado jefe del ABWEHR, siendo promovido a contra-almirante un año más tarde. Bajo su impulso, la eficacia del ABWEHR se convirtió en excepcional, si bien Canaris hubo de enfrentarse muy rápidamente a las ansias de control de Heydrich y su servicio de seguridad SD (Sicherheitsdienst des Reichsfürer SS), quien pretendía ejercer un derecho de vigilancia sobre las actividades de información de todo el Ejército alemán. El enfrentamiento dio lugar a un problema de competencias y no pocos conflictos entre ambos, vigilado, desde el 27 de septiembre de 1939, por la autoridad de Himmler, al ser nombrado jefe del RSHA (Reichssicherheitshauptamt, Administración central de la seguridad del Reich). Himmler, nombrado directamente por decreto de Hitler, acumulaba así todas las funciones como jefe de la SS y de las policías del Estado y del partido nazi. El asesinato de Heydrich el 27 de mayo de 1942 dio un respiro a Canaris, que habría de durar sólo dos años. El 18 de febrero de 1944 Himmler logró de Hitler la destitución de Canaris y la incorporación de los servicios de información al RSHA, lo que significaba el golpe de gracia para el ABWEHR. Aunque eficaz en su funcionamiento, el ABWEHR siempre se vio implicado en las diferentes disputas y rivalidades que enfrentaron a las SS y la Wehrmacht en el interior del Estado alemán, lo que mermó profundamente su rendimiento.
contexto
La crisis económica internacional provocada por el encarecimiento de los productos petrolíferos dio la sensación de crear unas nuevas condiciones en la política internacional. En efecto, por un momento los Estados árabes dieron la sensación de imponer, al menos a Japón y a los países europeos industrializados, una actitud de neutralidad en el conflicto de Oriente Medio. Además, al cuadruplicarse los precios del petróleo se estaba produciendo una gigantesca redistribución de la riqueza mundial: las reparaciones que hubiera debido pagar Alemania después de la Primera Guerra Mundial no hubieran tenido ni siquiera remotamente ni el volumen ni el carácter súbito del incremento del precio del petróleo en 1973. En mayo de 1974, poco después de tener lugar la elevación de los precios del crudo, la Asamblea general de las Naciones Unidas, convocada a petición de los Estados del Tercer Mundo, aprobó una declaración propugnando un nuevo orden internacional y recordando que al 70% de la población mundial no le correspondían más que el 30% de la riqueza. Por aquellas fechas la declaración del secretario general de la ONU, Kurt Waldheim, señalando que el Consejo de Seguridad de la ONU parecía más "una institución del siglo XIX que del siglo XX" reveló el profundo malestar de esta porción de la Humanidad con su destino. Pero si la crisis de 1973 parece un punto de ruptura justificado desde el punto de vista económico, en cambio, al margen de haber creado una mayor aspereza generalizada en lo que respecta a la política mundial y a las modestas iniciativas surgidas para superar la distancia entre países desarrollados y subdesarrollados, no se puede decir verdaderamente que produjera por sí misma un auténtico cambio en las relaciones internacionales. De hecho, la dinámica de la distensión perduró algún tiempo hasta el punto de que incluso se puede decir que el momento culminante de la misma estuvo constituido por la Conferencia de Helsinki. Pero ese mismo año las relaciones entre las grandes potencias parecían instalarse en la crisis. Vietnam había caído en manos de los norvietnamitas, más aún que del Vietcong, y la URSS incrementó su presencia en conflictos que en otro tiempo podían parecer periféricos pero que en éste acentuaban la sensación de decadencia soviética. Así se explica, por ejemplo, la presencia soviética, por el intermediario cubano, en América central o en África. Por si fuera poco, un fenómeno nuevo, el fundamentalismo islámico, puso en grave peligro a las Monarquías árabes conservadoras en toda la zona de Medio Oriente. El final de la distensión fue acompañado por una evidente conciencia de que Occidente decaía y eso produjo una reacción conservadora que también tuvo su impacto inmediato en la política internacional.
contexto
Ignoramos cómo se produjeron los acontecimientos que pusieron fin a la dinastía de Kish. Tampoco podemos atisbar las fuerzas que contribuyeron al ascenso de un hombre nuevo, un usurpador llamado Sargón (Sharrukin), rey legitimo, que habría de fundar una dinastía con control sobre toda Mesopotamia, en la que se suceden cinco monarcas que transmiten el poder, en general, por vía paternofilial. Tras construir una nueva capital en Agadé, no descubierta todavía, lanzó su ejército contra Súmer, donde hacía poco que Lugalzagesi había impuesto su autoridad dando fin a la larga lucha por la hegemonía. Sargón era de estirpe semita, posiblemente uno de tantos que habían ido entrando en oleadas sucesivas desde épocas remotas y que habían participado en la vida económica y social del territorio sumerio, aún sin pertenecer al grupo de la oligarquía dominante. La presencia de semitas era más densa hacia el norte. Así, Mari, en la gran curva del Éufrates, era totalmente semita, mientras que Kish estaba en el límite del predominio étnico sumerio. Tras la victoria sobre Lugalzagesi, Sargón decide consolidar las rutas de abastecimiento de su reino, lo que en definitiva va a conducirlo a una nueva etapa esencialmente militar, destinada al control electivo de las fuentes de abastecimiento: Elam, dominado por la dinastía de Awan, va a sucumbir ante Sargón; Ebla va a ser el objetivo de otra campaña y así sucesivamente, lo que le permite proclamarse rey de las cuatro regiones, equivalente a rey del universo. Su propaganda política es de tal magnitud que se convierte en modelo de monarcas, de ahí la copiosa información que poseemos para rastrear su historia. Aparentemente, la imposibilidad de integrar y controlar todos los territorios de forma efectiva provoca una inestabilidad cuyas consecuencias empiezan a percibirse al final de su reinado y serán decisivas para el gobierno de sus sucesores. El primero de ellos, Rimush, se ve obligado a aplastar la sublevación de algunas ciudades sumerias instigadas por Elam. Poco más sabemos de él, al margen de que según parece fue asesinado en un complot palaciego. Le sucedió su hermano Manishtusu, que tuvo que sofocar, de nuevo, una revuelta de Elam. El éxito militar le permitió afrontar grandes tareas constructivas, pero nada impidió que su final fuera, al igual que el de su hermano, violento. El más importante de los sucesores de Sargón es su nieto Naram-Sim, que será también modelo para monarcas posteriores. Con él el Imperio Acadio alcanza su máxima expansión y él mismo se proclama divino. Sin embargo, al comienzo de su reinado tiene que aplastar una sublevación generalizada que lo lleva de Susa a Ebla y quizá al Mediterráneo y del Golfo Arábigo a las altas tierras de Anatolia. No obstante, antes de morir se ve obligarlo a firmar un tratado con el rey de Awan, primer síntoma de una debilidad aún no evidente. El Imperio bajo Naram-Sin parece gozar aún de prosperidad, y no es fácil explicar la súbita descomposición que se produce bajo el reinado de Sharkalisharri (2217-2193), incapaz de hacer frente simultáneamente a todos los problemas fronterizos. En este sentido no parece superfluo que su título sea el de rey de Acad y no ya el de rey de las cuatro repones como sus predecesores. Tras su muerte, en plena desintegración surgen algunos reyes de los que no conservamos más que un nombre, el de Shu-Turul. Después tiene lugar el golpe final asestado por los guteos, gentes procedentes del Zagros que aprovechan la debilidad del estado central para enseñorearse en algunas ciudades. Ignoramos las razones por las que se produjo el ataque, pero seguramente no es ajeno a él la actividad económico-militar desarrollada por los reyes acadios en la región del Zagros y, por otra parte, la debilidad estructural en que se había sumergido el imperio. El imperio de Acad ejerce su autoridad sobre un territorio relativamente amplio que cada monarca tiene que reconquistar, pues no constituye una entidad política consolidada. En su seno se aglutinan comunidades muy dispares, lo que obliga a una acción política diversificada según cada región, pero con una evidente tendencia a la homogeneidad, de ahí el desarrollo urbanístico en regiones no articuladas en torno a la ciudad, como por ejemplo en el valle del Khabur, donde se erigió el magnífico palacio de Tell Brak, o en el del Diyala, con el santuario de Tell Ashmar (antiguo reino de Eshnunna). El dominio sobre las ciudades garantiza el control económico de todos los territorios sometidos, a los que se impone una carga tributaria. La fuerza militar garantiza el pago de los impuestos y, además, es el instrumento para obtener otro importante medio de financiación del estado, como son los botines conseguidos como consecuencia de las guerras. Éstas deben ser consideradas, pues, como mecanismo eficaz para la captación de riqueza, lo que explica su persistencia y la consolidación del aparato bélico, que evoluciona de la pesada falange sumeria hacia unidades tácticamente más ligeras. El ejército es, pues, el fundamento del poder real, con el que se logra el triunfo definitivo de la estructura palacial. Las antiguas unidades estatales ahora sometidas son convertidas en provincias, al frente de las cuales se encuentra un gobernador, "ensi", encargado de asegurar la correcta percepción de los impuestos y garantizar la producción, para lo cual se tiene que responsabilizar del funcionamiento de las infraestructuras. En el núcleo del estado, la imagen del rey como constructor está íntimamente relacionada con el ejercicio productivo, del que se convierte en símbolo evidente. Por lo general, estos gobernadores son acadios, allegados del rey, pero en ocasiones los dinastas locales se convierten en gestores de los intereses del estado y ocupan así una posición privilegiada en las relaciones con el poder central. En el rey confluyen todas las riquezas, él las transforma en bienes raíces, hasta convertirse en el máximo propietario agrícola y por tanto el que más trabajadores dependientes posee, en bienes muebles, que hacen pública su inalcanzable distancia del resto de los mortales, o las transforma en dádivas, bajo la forma de regalos o tierras, a sus súbditos más cercanos, con lo genera un juego de relaciones de dependencia política y social en virtud de la privatización de los medios de producción, que garantizan la estructura piramidal de la que él es el máximo beneficiario, aunque transmite la imagen de que trabaja para el bienestar colectivo. Por lo que respecta al templo, sigue teniendo un enorme peso específico desde el punto de vista económico, como centro de captación de excedentes generados en la producción agrícola, lugar de transformación de materias, es decir, vinculado a la producción artesanal, y elemento capilar en la contribución tributaria. Este sistema tributario supone una experiencia nueva en la historia próximo-oriental, pues se superan las dimensiones de la ciudad y se establece un nuevo marco en las relaciones económicas, sociales y políticas, con una proyección extraordinaria en el tiempo. La ruptura con el marco de la ciudad no va emparejada con una ruptura cultural, pues Acad es heredera y beneficiaria del desarrollo cultural experimentado en el sur mesopotámico desde la época de los grandes inventos en el periodo de Uruk. En el ámbito ideológico hubo un esfuerzo, no siempre logrado, por aparentar el máximo respeto por la tradición religiosa sumeria. Por ello no cabe hablar de un enfrentamiento cultural entre semitas y sumerios, habida cuenta, además, de la participación semita en la gestación de lo que denominamos cultura sumeria. Quizá la novedad más destacable de Acad sea la incorporación de un sistema tributario en el entramado de las relaciones sociales mesopotámicas. Sin embargo, este tipo de explotación genera una relación dialéctica con los dominados que se ven sometidos a una presión multiplicada. Esa situación puede ser aprovechada por ciertos elementos de posición ambivalente en las tensiones centrífugas y centrípetas, como los templos o aristócratas locales, para liderar revueltas y las tendencias independentistas cada vez que el poder central manifieste debilidad, por ejemplo, a la muerte del monarca. Es precisamente ese contexto de tensión dialéctica entre el centro y la periferia el que va a dominar en el período que va del fin del imperio de Acad hasta el advenimiento de la III dinastía de Ur.
termino