Inicia su formación artística en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Sus primeras creaciones se identifican con la corriente de Abstracción Cosntructiva. Por otra parte, el estudio de nuevos materiales es una de las cuestiones que más le interesan y que, por otra parte, le conducen al informalismo. En 1957 participa con Feito, Saura y Millares, entre otros, en la fundación del Grupo El Paso. En la década de los sesenta, lejos de su estilo anterior, su pintura se centra en paisajes y realiza la serie "El hombre y la Ciudad". Luego se inspira de nuevo en la Abstracción, aunque potencia el colorido de su paleta.
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Personaje
Pintor
Artista que trabajó en la decoración del retablo de la catedral de León. Introdujo el gótico en Castilla y León, con un estilo claramente miniaturista. Su fecha de nacimiento nos es desconocida, así como el lugar, pero su actividad está documentada en España desde 1434. Desde esa fecha hasta 1468, año en que se cree que murió o que abandonó su actividad pictórica al menos en España, trabajó incansablemente en toda Castilla. Algunas de sus mejores obras, documentadas en los archivos de la época, se pueden encontrar en iglesias y museos. Siendo miniaturista, realizó una dedicada a la Natividad, que se encuentra guardada en los fondos bibliográficos de San Isidoro de León. Como pintor a gran formato se recuerdan en especial dos retablos de estilo hispanoflamenco. Uno se encuentra hoy en el Museo del Prado, dedicado a San Esteban y que originariamente adornaba la cabecera de una iglesia de León. El otro retablo se conserva en el lugar para el que fue concebido, el convento de Santa Clara en Tordesillas. Fue realizado por encargo de la rica familia de los Saldaña. Ambos son obras de maravilloso coloridos y ejecución perfecta.
Personaje
Pintor
Miembro de la escuela florentina, aprendió el arte de al pintura bajo los consejos de Mateo Rozelli. Su dominio en el trazo del dibujo y su habilidad en la aplicación de los colores fueron dos de los rasgos más destacados de su personalidad artística. El Volterrano, que así es como era conocido, realizó numerosos frescos para diversas localidades, entre las que se encontraban Pisa y Florencia.
Personaje
Pintor
<p>Francesco Albani, también conocido como Il Bianchi o L'Albano, fue un destacado pintor italiano del período barroco, nacido el 17 de marzo de 1578 en Bolonia, Italia, y fallecido el 4 de octubre de 1660 en la misma ciudad. Estudia en Bolonia, donde adopta el manierismo de Clavaert. Más tarde se une al estilo de Guido Reni y de los Carracci. De hecho colaboró con Anibal y Ludovico en algunos trabajos. Durante su aprendizaje, Albani desarrolló un estilo que combinaba la elegancia clásica con elementos de la naturaleza y la mitología. En 1602 se traslada a Roma, donde se establece de forma asidua con Anibal Carracci. En esta época intervino en la Galería Farnesio. A medida que pasa el tiempo se convierte en uno de los artistas más prestigiosos del momento. Al tiempo que Guido Reni adquiere renombre. En la década de los años veinte trabajó con gran profusión, realizando algunas de sus obras maestras. Hacia 1635 se instala en Bolonia donde dejó sus mejores obras de altar y trabajó para varios clientes, incluidos nobles y la Iglesia Católica. Sin embargo, su fama trascendió las fronteras de Italia, y recibió encargos de importantes personalidades y instituciones en toda Europa.A lo largo de su carrera, Francesco Albani se especializó en la pintura de temas religiosos, mitológicos y pastorales. Su estilo se caracterizaba por su suavidad y delicadeza, así como por su habilidad para crear composiciones armoniosas y equilibradas. Sus obras se distinguen por el uso de colores suaves y luminosos, así como por la atención al detalle en la representación de figuras y paisajes. Albani también ejerció una gran influencia como maestro, enseñando a numerosos artistas jóvenes que más tarde se destacarían en el mundo del arte. Entre sus discípulos más destacados se encuentran Guido Reni y Domenichino, quienes continuarían desarrollando y difundiendo el estilo barroco italiano. La obra de Francesco Albani ha sido objeto de estudio y admiración por parte de críticos de arte y aficionados durante siglos. Su legado perdura como uno de los grandes exponentes del arte barroco italiano y su influencia se extiende a lo largo de toda la historia del arte europeo.</p>
contexto
Seguramente, aun pasmando, las novedades de Bernini fueron para sus coetáneos más asimilables y comprensibles que las rigurosas e inquietantes del verdadero genio arquitectónico del Barroco romano, Francesco Castelli, il Borromini (Bissone, Canton Ticino, 1599-Roma, 1667). "Fue hombre de grande y bello aspecto... de fuerte ánimo y de altos y nobles conceptos... vivió constantemente, ... estimó mucho su arte por cuyo amor no perdonó fatiga; para que sus proyectos tuvieran una completa limpieza, los hacía de cera, y a veces de arcilla, con sus propias manos". Así trazó Baldinucci el retrato de quien inauguró una nueva era arquitectónica, corroyendo los principios canónicos, preordenados, autoritarios y preceptivos de la tradición. Y eso que, al mismo tiempo, no dejó nunca de nutrirse a lo largo de su carrera de la producción clásica (arquitectura imperial romana de Oriente, de la que recogía su fantasía formal y su variedad de azarosas soluciones estructurales), medieval (gótica, sobre todo, con su atención por los detalles decorativos más diminutos) y renacentista (desde el carácter geométrico y el fervor por la limpieza monocromática de Brunelleschi a la trágica tensión espiritual de Michelangelo).Frente a los otros dos grandes protagonistas del Barroco romano, Bernini y Da Cortona, de genios polivalentes, en contacto con la corte pontificia y los círculos aristocráticos, la afirmación de Borromini es sólo como arquitecto y extraña al ambiente pontificio. Aun así, no puede explicarse el hecho con la versión de la empedernida rivalidad entre Bernini, triunfador y acaparador de encargos, y Borromini, marginado y obligado a contentarse con comitentes de segundo grado. La cuestión, como en el caso Carracci-Caravaggio, reside en el fuerte y agudo antagonismo de sus temperamentos, y sobre todo en la formación, método de trabajo y concepción de la arquitectura. Mundano, brillante, sereno y extrovertido, Bernini se educó como escultor, alcanzando la arquitectura desde la escultura, al igual que los más de sus colegas renacentistas, permitiéndose como arquitecto sólo las libertades del innovador plástico consciente de la tradición, que confió la ejecución de sus obras a los discípulos. Al contrario, excéntrico y solitario, celoso de la perfección, intransigente y severo, Borromini (que decidió acabar con su vida, en un delirio hipocondríaco) llegó a la arquitectura a través de un riguroso iter artesanal como cantero y tallista, que desembocó en una alta concepción y dominio de la técnica edilicia, manteniéndose constante en su deseo de aprender (recordemos que, a su muerte, poseía más de mil libros de diversas disciplinas).Hijo de un humilde cantero lombardo, probablemente se formó como picapedrero en las obras de la catedral de Milán, que dirigía Richino. En Roma desde 1619, trabajó en los tajos de San Pietro como tallista, marmolista y estucador, siendo acogido por Maderno, pariente lejano, que pronto lo empleó como colaborador y diseñador en Sant 'Andrea della Valle (suya es la linterna) y en el palacio Barberini. Muerto Maderno, continuó como principal ayudante de Bernini, que le dio libertad diseñadora, sobre todo en el palacio Barberini (la escalera de caracol y la fachada al jardín serán suyas) y en el gran Baldaquino (el coronamiento es invención suya). Precisamente, en estos trabajos fue donde se gestó el fuerte conflicto que, por contraste de gusto y diferente interpretación de los detalles arquitectónicos, evidenciaba unos objetivos lingüísticos irreconciliables.
obra
Son escasos los retratos conservados de Perugino, que muestra en ellos su excelente capacidad en esta faceta de la pintura. Se aprecia la influencia del flamenco Hans Memling al incoporar los paisajes en el fondo, de la misma manera que había hecho Piero della Francesca en la Corte de Urbino. El personaje se ubica en primerísimo plano, proyectando sus manos hacia el espectador y portando en la derecha una cartela donde se lee "IM ETE DEVM". La campiña umbra está perfectamente interpretada tras la volumétrica masa de Francesco, cuyo rostro muestra su carácter, especialmente a través de los ojos. La potente iluminación empleada refuerza el aspecto escultórico de la figura, resaltando el colorido rojizo y blanco de sus ropajes. La excelente capacidad de Perugino como dibujante se la debe a su amigo Signorelli.