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La capilla de la Concepción del Convento de Santa Clara de Medina de Pomar es una fundación y patronato de la familia de los Condestables, que en él tuvieron su lugar predilecto de enterramiento. En esta capilla que, como es habitual, se cubre con gran bóveda estrellada, no se aprecian novedades destacables, a excepción de la presencia de un gran ventanal correspondiente a una tribuna interior y la decoración de las trompas que, en este caso, ostentan los escudos familiares escoltados por figuras de salvajes, cuyo origen se encuentra en la capilla burgalesa.
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La fachada del convento, obra de Simón Rodríguez, es uno de los edificios más audaces del barroco español, fachada ficticia tras la cual no se halla la iglesia sino simplemente la portería del convento y un pequeño jardín por el que se accede al recinto religioso. El efecto dominante de la fachada es el de un gran retablo pétreo, una obra de marquetería en la cual los distintos elementos decorativos van ganando volumen y fuerza plástica a medida que ascienden en el muro. La decoración se concentra en la calle central, en la que alternan los espacios macizos y huecos flanqueados por una indescriptible variedad de molduras, placas semicirculares y cilíndricas, grapas, volutas, frontones partidos... hasta culminar en el abigarrado frontón triangular que cobija en su parte central el escudo de la Orden y que está rematado central y lateralmente por tres insólitos cilindros que dan un indudable aire de modernidad a la fachada, casi de sensibilidad cubista.
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En 1373 se fundó este convento franciscano, organizado a través de dos patios a los que se abren las diferentes dependencias. La iglesia presenta dos naves rectangulares, rematadas en una cabecera plana. Luis Tristán es el autor del retablo mayor. La portada del templo es sencilla, realizada en piedra y ladrillo, siguiendo un estilo clasicista, destacando la venera en la que se encuentra la imagen de la santa titular y los dos escudos que la flanquean.