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obra
Sin duda, lo más acertado y renovador del conjunto lo constituye la fachada, que entendida como un monumental retablo se cobija en un potente arco apoyado entre los contrafuertes. Una menuda decoración de grutescos y candelieri tapizan los elementos estructurales, completando el ornato con medallones y esculturas, muchos de los cuales no se terminaron hasta bien entrado el siglo XVII. Dos fuertes pilares sostienen una gran arcada, decorada en su interior con artesonado de tipo milanés. La fachada consta de tres cuerpos, separados por anchos dinteles. En el cuerpo inferior, figuran los cuatro santos de la orden: San Jacinto, Santo Domingo, San Francisco y Santa Catalina de Siena. En los medallones de la puerta, los bustos de Moisés y de Elías y en los muros, Adán y Eva. En el friso superior, medallones con bustos de Santiago, David, San Jorge y otro santo. En el segundo cuerpo encontramos el gran relieve del martirio de San Esteban, realizado en el año 1610 por el milanés Juan Antonio Ceroni, figurando el nombre del artista en la piedra donde el Santo está postrado, y en la piedra que coge uno de los verdugos está grabado el año de 1610; sobre este relieve, se representan los medallones con bustos de Job, Salomón y Abrahán con el sacrificio de Isaac; a los lados, cuatro de los doctores de la iglesia: Santo Tomás, San Andrés, San Juan Evangelista y San Pedro Mártir. En el centro del tercer cuerpo se desarrolla un Calvario de tres figuras, sobre él, un medallón con el Padre Eterno, San Pedro y San Pablo, San León y San Gregorio; escenas realizadas por Cellini. En el frontis aparece el escudo de Santo Domingo entre los de Alba. El conjunto se halla rematado por una espadaña.
museo
En la plaza del Concilio de Trento, al final de la Gran Vía, se levanta el templo al que popularmente se denomina los Dominicos. Entre 1255 y 1256 los dominicos se establecieron en el solar que ocupa el actual convento, en el que estaba ubicada la parroquia de San Esteban, donde más tarde edificaron un convento que fue derribado para levantar el actual. El templo fue un centro importante durante la Contrarreforma, prestando ayuda a Santa Teresa de Jesús, San Ignacio de Loyola, Francisco Vitoria y Cristóbal Colón. En 1524 se iniciaron los trabajos del nuevo edificio bajo la iniciativa del cardenal Fray Juan Álvarez de Toledo, aunque a lo largo del proceso se sucedieron varios especialistas como Fray Martín de Santiago, Rodrigo Gil de Hontañón, Rivero de Rada y Pedro Gutiérrez, hasta que en el año 1610 finalizaron los trabajos, dando lugar a un conjunto que constituye una de las cumbres del plateresco salmantino. El templo es de cruz latina y su estilo ofrece notas que van desde el arte gótico al renacentista. Su fachada, se halla protegida por un arco triunfal y está labrada a modo de gigantesco retablo en el que destaca el motivo central de la Lapidación de San Esteban, obra del milanés Ceroni, entre una gran profusión plateresca de estatuas de santos bajo doseletes, medallones y grutescos. El atrio está situado a la derecha de la fachada. Encima se encuentra la biblioteca que fue construida en 1683. Por el atrio se accede al claustro de los Reyes Católicos, obra de Fray Martín de Santiago, donde se combina la estructura gótica con los arcos renacentistas. Desde el claustro alto se accede al coro. En él destaca una sillería de nogal (1651), una imagen de Santo Domingo y varias pinturas como la de la Virgen del Niño de Rubens y un mural, que evoca el triunfo de la Iglesia a través de la orden dominica. En la biblioteca, se ha inaugurado un museo con cerca de cien piezas de motivos religiosos. El Panteón de los Teólogos sirve como lugar de enterramiento para los principales. A través de la sacristía se pasa a la iglesia, obra gótica de una sola nave, cimborrio sobre el crucero, capillas situadas a modo de hornacinas entre los contrafuertes y alto coro. El grandioso y recargado retablo mayor, al igual que los laterales y el púlpito, se debe a José Churriguera, y en su tramo superior puede verse El martirio de San Esteban (1692) de Claudio Coello. Por último, el coro muestra un gran fresco (1705) de Antonio Palomino con una alegoría sobre el Triunfo de la Iglesia. Existen más capillas, cerradas por rejas y repartidas por el templo. La zona de clausura acoge lugares excepcionales como el Salón de Profundidades, donde relató Cristóbal Colón el motivo de su viaje.
monumento
Para remodelar el antiguo convento dominico se le encargaron a Juan de Alava los diseños y construcción de una nueva iglesia, tarea que le ocupó hasta su muerte, siendo continuada por fray Martín de Santiago y Rodrigo Gil de Hontañón. Fray Juan Álvarez de Toledo, obispo de Córdoba e hijo del II Duque de Alba, don Fadrique Álvarez de Toledo, será el promotor de las obras que comenzaron el día 30 de junio de 1524. Sin duda, lo más acertado y renovador del conjunto lo constituye la fachada, que entendida como un monumental retablo se cobija en un potente arco apoyado entre los contrafuertes. Una menuda decoración de grutescos y candelieri tapizan los elementos estructurales, completando el ornato con medallones y esculturas, muchos de los cuales no se terminaron hasta bien entrado el siglo XVII. La iglesia presenta planta de cruz latina, con una sola nave y capillas entre los contrafuertes. Al disponerse un coro en los pies del templo la cruz latina parece reducirse para formar un espacio centralizado tan atractivo para los arquitectos renacentistas. Las proporciones son grandiosas: 84 metros de largo, 14,50 de ancho, 27 metros de anchura en la nave y 44 en el crucero. La nave se compartimenta en seis tramos cubiertas con bóvedas estrelladas. La iglesia se ilumina gracias a ventanas, compuestas de tres arcos de medio punto coronados con un rosetón, en cada uno de los tramos y una luminosa torre sobre el crucero. La antigua sala Capitular es ocupada hoy por el Panteón de los Teeólogos. Otros lugares de importancia del conjunto son la Sacristía, la actual Sala Capitular y el Claustro de los Reyes.
obra
El destruido convento de San Francisco de Barcelona supone, sin duda alguna, uno de los ejemplares más interesantes de la arquitectura mendicante hispana.