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El estilo del convento de Gilitos es sobrio, como corresponde a la orden monástica que lo habitó, y enlaza con las fórmulas arquitectónicas del clasicismo de base herreriana, construido a la manera toledana con fábrica de ladrillo aparejada con mampostería y cornisas de ladrillo aplantillado.
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El edificio de San Gil, originariamente llamado Convento de Franciscanos Descalzos de San José y conocido popularmente como Los Gilitos, sirve de sede a las Cortes de Castilla la Mancha desde el 31 de mayo de 1986. Su construcción data de 1614, emprendida por los hermanos Juan y Francisco de Herrera, decanos de la Universidad de Toledo, según planos del arquitecto Juan Bautista Monegro y bajo la dirección de obra del maestro toledano Juan Martínez Encabo. Su estilo es sobrio, como corresponde a la orden monástica que lo habitó, y enlaza con las fórmulas arquitectónicas del clasicismo de base herreriana, construido a la manera toledana con fábrica de ladrillo aparejada con mampostería y cornisas de ladrillo aplantillado. Está situado en un lugar privilegiado al Sudoeste del casco histórico toledano, junto al río Tajo, disfrutando de unas excelentes perspectivas sobre los cigarrales, el Puente de San Martín y la judería toledana. Con el transcurso del tiempo, el edificio conventual ha servido para usos muy diferentes, como cárcel provincial (1936-1951), cuartel de la Guardia Civil (1952-1968) y parque municipal de bomberos (1958-1985).
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Este convento se fundó por bula de Gregorio XIII en 1577. Parece ser que este convento tuvo su origen en varias casas de beatas. Está fue una práctica que en aquellos años funcionó en diferentes lugares y estaba dirigido a aquellas mujeres que, sin pertenecer a un convento o monasterio, llevaban una vida dedicada a la oración. Generalmente estas beatas eran de clase social más baja; vivían en sus propias casas y tenían un confesor. Está fue una manera de entrar en la vida religiosa sin tener que aportar una dote, como era preceptivo en los conventos. Posteriormente profesaron, tomaron hábitos y constituyeron una comunidad de clausura perteneciente a la orden de San Francisco. El convento llevó una vida más o menos prospera durante siglos, aunque nunca gozó de un patrimonio tan rico como el de Sta. Clara. El convento de Jesús, al igual que el resto de los conventos de Alcaudete, sufrió las consecuencias de la desamortización y sus bienes fueron subastados. Ha estado en funcionamiento hasta los últimos años del siglo XX. Presenta un amplio patio de acceso a la iglesia y a la clausura. La puerta de entrada tiene un arco de medio punto y es de estilo sobrio y sereno. El interior de la iglesia repite el esquema de la de Jesús de Roma, con un triple coro. Los púlpitos están enriquecidos con pan de oro y medallones de vírgenes y santos.
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Este convento fue fundado por los marqueses de Villafranca en el año 1606 y se construyó siguiendo el estilo barroco, utilizando como base el antiguo hospital de san Roque. En su iglesia se conservan las reliquias de san Lorenzo de Brindis y un interesante retablo churrigueresco.
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Convento levantado en el siglo XVIII, con una entrada principal de estilo barroco y un patio interior con capilla y espadaña. Destaca de la edificación su fachada principal, donde se puede todavía ver un antiguo reloj de sol. Alrededor de esta construcción creció el actual núcleo urbano de Mollina.
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Su construcción, por iniciativa de la hija del primer Conde de Luna -Leonor de Quiñones Enríquez-, se remonta a 1511. En su interior merece la pena destacar su magnífico mobiliario artístico. Además cuenta con una valiosa colección de retablos barrocos, pintura y orfebrería.