El fallecimiento de la señorita Castillo - cuyo retrato en el lecho de muerte realizó Fortuny - y su posterior entierro mientras se celebraban los carnavales inspiró al pintor catalán para elaborar esta rápida acuarela que más tarde será pasada a lienzo. El contraste entre la diversión de las figuras de primer plano disfrazadas para la ocasión y la comitiva fúnebre del fondo lleva al pintor a titular la obra de esta manera, mostrando a la vez su interés por recoger en sus trabajos todo lo que ocurre a su alrededor, acercándose así a la filosofía impresionista. La rapidez y el abocetado de las figuras contrasta con la perfección de obras como el Condesito, indicando un cambio técnico y estilístico en el arte de Fortuny.
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obra
El contraste entre el entierro de la señorita de Castillo y la celebración del carnaval en el mismo espacio sirvió a Fortuny como inspiración, elaborando una acuarela preparatoria y este lienzo que contemplamos, protagonizado por dos figuras que bailan en el centro de la composición mientras al fondo la comitiva fúnebre lleva el cadáver en un ataúd blanco. Las figuras están recogidas con la rapidez que requiere el asunto, como si fuera una crónica, interesándose el pintor por el ambiente, el movimiento y los contrastes, como reza el título. También el estudio de la luz preocupa al pintor catalán, acercándose en estos trabajos personales al Impresionismo, en especial por presentar una instantánea de la vida cotidiana.
obra
En el siglo XVII se cultivó un gusto particular hacia la pintura satírica y costumbrista. Van Craesbeeck, pintor de gran calidad, se especializó en escenas rústicas reflejadas de manera burlona. El tema del contrato matrimonial fue muy corriente, pero aquí se muestra como un episodio cómico. El padre de la joven tiene en la mano las monedas de la dote y se muestra desesperado ante el precio. Hay que decir que la muchacha parece estar encinta. La madre del novio, una vieja arpía, se muestra pétrea ante la decisión que ha tomado. La pareja, al fondo, apenas parece tener nada que decir. El marco es sombrío y pobre, lo que aumenta la sordidez del negocio. Los elementos que acompañan a la escena resultan sorprendentes: por un lado tenemos el prodigioso bodegón del primer plano, en el ángulo inferior izquierdo, de composición agradable. Por otro, nos encontramos con la grosería del chiste zafio que suponen los dos huevos y la zanahoria que presiden la mesa sobre la que se está pactando, con un significado obvio. Sin embargo, sobre la sordidez del tema se imponen el hábil manejo del pintor sobre las técnicas pictóricas, como son el empleo de los focos de luz y el modelado de los volúmenes, lo que da como resultado un conseguido óleo propio de la temática del último Barroco Centroeuropeo.
contexto
Desde finales de la década de los años 70 se produce un fenómeno caracterizado por la disminución de la población en el sistema metropolitano como consecuencia del deterioro físico y social de la ciudad central. Se observa incluso que el conjunto de los condados metropolitanos en Estados Unidos crecía más rápidamente que en las áreas metropolitanas. Años más tarde, este fenómeno se constató en Australia, Canadá, Europa occidental y Japón. Se observó también que el movimiento tradicional desde el campo a la ciudad se invirtió en la mayor parte de los países avanzados. A este fenómeno se le denominó "population turnaround" o "contraurbanización".Sin embargo, en la década de los años 80 parece que se apunta una tendencia opuesta a la contraurbanización y manifestada en el descenso de la población de las áreas no metropolitanas en los Estados Unidos que alcanzan, desde el comienzo de la década de los años 80, tasas de crecimiento inferiores a las experimentadas por el conjunto de las áreas metropolitanas. Un comportamiento similar fue comprobado también en el Reino Unido y en los principales países desarrollados.Una de las causas de este cambio reciente se debe al esfuerzo por parte de los gobiernos de revitalización del centro de las grandes ciudades. Tanto en Estados Unidos como en las ciudades más importantes del mundo desarrollado se está realizando un importante esfuerzo rehabilitador privado y público del parque de la vivienda localizado en el centro de las ciudades. Este fenómeno se conoce con el nombre de "gentrification", proceso por el cual ciertas partes deterioradas del centro de la ciudad -especialmente los cascos históricos- son ocupados por grupos sociales de renta superior después de rehabilitada la vivienda. Este proceso invierte claramente la tendencia tradicional en la cual los grupos de escaso poder adquisitivo ocupaban las viviendas del centro abandonadas por las familias de clase media en su huida al suburbio, especialmente tras la II Guerra Mundial.En el caso de los Estados Unidos, el Urban Land Institute (1990) estima que el 70 por 100 de todas las ciudades norteamericanas conocen este proceso de "gentrification". Todo ello refleja una revitalización del centro y un cambio en la estructura y los valores familiares. El fenómeno de "gentrification" también se está produciendo, aunque en distintas proporciones, en las grandes ciudades metropolitanas europeas.Aunque no es posible establecer leyes mecanicistas para explicar el proceso de urbanización, algunos autores consideran que los países desarrollados han pasado por las siguientes fases en un proceso de urbanización:1. La ciudad central crece rápidamente y el entorno inmediato rural pierde población. Es la fase de "urbanización".2. El crecimiento de la ciudad central comienza a descender al mismo tiempo que crece la población residente en la periferia suburbana. La proporción de habitantes en este último ámbito aumenta considerablemente. Es la "suburbanizacion".3. En la fase de "desurbanización" se alcanza el punto en el que la población de la ciudad central comienza a descender a un nivel tal que de ello resulta un descenso absoluto de toda la región urbana funcional. El descenso absoluto de toda la región urbana se asocia al rápido incremento en población y puestos de trabajo en un radio de 50 a 120 kilómetros del centro, en el que sin duda predominan las pequeñas ciudades satélites.4. La "reurbanización" se produce en el caso de que los programas de revitalización de los centros urbanos tengan éxito.Aunque existen mecanismos generales comunes en el proceso de urbanización, también es cierto que estos procesos actúan sobre espacios heredados y estructuras sociales diferentes, lo que hace que podamos hablar de modelos urbanos distintos al descrito para Estados Unidos. Incluso se pueden establecer diferencias entre la ciudad canadiense y la estadounidense; en efecto, la primera es más compacta, más densa y con menor grado de suburbanización. Además, la ciudad canadiense muestra mayor estabilidad social, mejores oportunidades de empleo y menor dicotomía entre la periferia y el centro de las áreas metropolitanas:En el caso de Europa es obvio señalar que su larga historia se refleja en el centro de sus ciudades, y gran parte de ellas exhiben el legado medieval, renacentista y barroco, así como el esplendor colonial. A pesar de las destrucciones durante las guerras mundiales, la huella de la ciudad "preindustrial" queda patente en el paisaje urbano y en el valor simbólico de los cascos históricos. Aunque cada ciudad es única, ellas poseen, sin embargo, características comunes que las diferencian de la ciudad norteamericana, ya que el pasado histórico y la valoración subjetiva del centro hacen que la ciudad europea sea más compacta, con menor desarrollo suburbano y menor verticalización del centro. Asimismo la mayor homogeneidad cultural hace que no sea tan patente la formación de guetos étnicos, aunque en los dos últimos decenios se configuran en las grandes ciudades europeas áreas ocupadas por inmigrantes procedentes de contextos socioculturales muy diferenciados de los países receptores (magrebíes, turcos, etc.).Carácter más compacto, mayores densidades demográficas, predominio del espacio residencial ocupado por edificios de vivienda colectiva, menor difusión del automóvil y del suburbio de vivienda unifamiliar, permiten diseñar un modelo de ciudad europea tal y como propone el geógrafo P. White (1984).En este modelo aparece el casco histórico muy gentrificado y terciarizado con viviendas ocupadas por familias de clases medias, al lado de áreas ocupadas por población marginal. La muralla puede marcar el límite con el ensanche o la expansión de la ciudad burguesa decimonónica. En las proximidades de los industriales aparecen viviendas sociales obreras y en la periferia, en espacios altamente valorados, una clase social acomodada, (nuevas clases medias y clase alta).Ciertamente el modelo responde en mayor o menor medida al espacio social de la ciudad europea, pero no podemos olvidar que tras la II Guerra Mundial, las ciudades europeas rompieron su evolución tradicional y se americanizaron en sus formas y estructuras. La manifestación de este proceso es: verticalización del centro con torres de oficinas y apartamentos, formación del "slum" en los espacios centrales más deteriorados e importante suburbanización sincrónica a la terciarización y deterioro de los centros de las ciudades metropolitanas.La revolución soviética, por otra parte, heredó un sistema urbano escasamente desarrollado en el que, en 1919, sólo el 17 por 100 de la población residía en asentamientos urbanos infradotados además de servicios y en los que la mayoría de las viviendas eran cabañas de madera. El proceso de urbanización fue lento y solamente se dispara en el momento en que se aborda prioritariamente la industrialización, logrando doblarse el porcentaje de población urbana entre 1929 y 1939. En el período estalinista las prioridades inversoras se centraron en la industria y por ello las ciudades continuaron con fuertes déficit de servicios y viviendas. El problema de la vivienda se abordó al iniciar la década de los años cincuenta, pero a pesar del esfuerzo realizado, en 1980 el 20 por 100 de las familias urbanas compartían vivienda. El proceso de urbanización no fue demasiado espectacular, ya que en 1950 sólo el 39 por 100 de la población residía en ciudades, acelerándose posteriormente hasta lograr el 66 por 100 en 1993.En la Unión Soviética se planteó un debate entre los partidarios de la "desurbanización" y de la "urbanización", pero triunfó la tesis productivista y funcional que apoyará Stalin de forma contundente en 1931 al declarar que "la historia demuestra que en los grandes centros industriales, el tipo de ciudad más ventajoso, desde el punto de vista económico, lo constituye el que ahorra en obras de canalización, conducción de aguas, iluminación, etc. Por eso, se han equivocado los que han propuesto extender indefinidamente las ciudades".La forma de la ciudad soviética comparte muchas tradiciones y prácticas con la ciudad europea occidental, pero difiere en los principios de planificación central que se idearon para controlar tanto las ciudades tradicionales como las nuevas. Las preocupaciones esenciales de los planificadores urbanos son:- Limitación del tamaño de las ciudades para evitar la formación de superciudades y el desarrollo suburbano metropolitano incontrolado.- Asegurar una estructura interna del barrio igualitaria y autosuficiente.- Regulación estricta de los usos del suelo.- Papel ideológico del centro, ya que en él no se concentran los establecimientos comerciales y de servicios como en el C.B.D. de las ciudades occidentales, sino que el espacio central se consagra a actividades político-educativas.- Control estatal de la producción y distribución de la vivienda.- Igualdad espacial en la distribución de los servicios de consumo, educativos y culturales.- Regulación de una distancia mínima en los desplazamientos al trabajo.La estructura y morfología urbanas que se elaboran tienen como objetivo lograr un espacio diferenciado en comunidades de interacción social. La unidad básica es el "mikrorayon" y tiene como objetivo proporcionar un medio edificado armónico y equilibrado que suscite un sentimiento comunitario, pero esta meta no siempre se logra, ya que las diferentes categorías socioprofesionales que conviven en el mismo espacio urbano mantienen sus propias redes sociales diferenciadas. Además, si ciertamente apenas existe especulación, los rascacielos no están ausentes del paisaje urbano.En resumen, no puede hablarse en sentido estricto de una ciudad socialista concordante con los principios del marxismo-leninismo. Las exigencias de vivienda obligaron a los soviéticos a adoptar en la construcción de la ciudad las concepciones funcionalistas y comunitaristas europeas. Por lo tanto, la forma urbana de la ciudad soviética no difiere sustancialmente de la ciudad occidental, si bien la ausencia de especulación del suelo, el predominio del transporte público, generan una ciudad más uniforme, formal y funcionalmente, carente de individualidad y de personalidad. Por otra parte, la planificación soviética no fue rigurosamente aplicada, pero sí lo suficiente para lograr una ciudad más compacta, con una fuerte separación entre los usos del suelo urbano y rural. Y aunque el planeamiento urbano perseguía una uniformidad en la producción de viviendas y la prohibición de cualquier forma de segregación residencial, en la práctica esta uniformidad y segregación no se logró plenamente, ya que existe una diferencia entre las viviendas construidas por los organismos oficiales y aquellas hechas en régimen cooperativo, y por otra parte, algunos ciudadanos influyentes o adinerados lograron elegir vivienda en partes de la ciudad con mayor prestigio, con lo que aparecen barrios elitistas en la pretendida ciudad igualitaria.
lugar
Población celtíbera cuyos restos se encuentran localizados en el Cabezo de las Minas de Botorrita, en la provincia de Zaragoza. Se conoce su existencia desde el siglo V a.C. hasta mediados del siglo I a.C. Durante el levantamiento celtibérico en el año 179 a.C., fue cercada por el pretor Tiberio Sempronio Graco. Fue destruida en el año 49 a.C., cuando fue arrasada por las tropas romanas de Julio César. Entre los restos se han encontrado bolas de piedra, usadas por Roma como proyectiles de las balistas. La ciudad contaba con un foso y una doble muralla. Además, las excavaciones han descubierto un conjunto arquitectónico que se cree tenía una función política o religiosa, y que se considera el edificio más importante de la ciudad. En la década de los 70 se encontraron unas planchas de bronce en las que figura Contrebia Belaisca como nombre de la población. Según algunos historiadores, estos bronces podrían ser un archivo jurídico, mediante el cual se designaba a la ciudad como cabeza judicial de los Belos.
Personaje
Militar
Tras el fallecimiento de Pedrarías Dávila será Rodrigo de Contreras quien ocupe el cargo de gobernador de Nicaragua, en el año 1535. Recorrió el río San Juan, exploró la región de Yara y fundó Nueva Segovia. Sus leyes a favor de los indígenas le provocaron problemas con la Inquisición, siendo juzgado pero salió absuelto de los cargos imputados. Sin embargo, se vio privado del gobierno. Sus hijos iniciaron un complot, siendo descubiertos y Contereas fue acusado de participar en dicho complot; de nuevo volvió a ser juzgado y absuelto.
contexto
El pasaje citado al final del apartado anterior refleja bien la idea del "califato inmóvil". El califa reina realmente en el centro del mundo o al menos del mundo que el califato de Córdoba había llegado a dominar, que iba desde los reinos cristianos vasallos del norte hasta las regiones de Marruecos controladas por las tropas cordobesas y los príncipes y tribus del Magreb que se habían aliado con él o habían sido obligados a reconocer su supremacía. En los pasajes citados anteriormente se observa que se trataba de recibir el mismo día -y casi simbólicamente- a los embajadores enviados por Elvira, tía y tutora del rey de León Ramiro III por una parte y por otra, a los príncipes idrisíes de Marruecos y los notable de una ciudad del Rif, prueba evidente de la consolidación de la potencia cordobesa tanto en el Norte de la Península como en el Magreb occidental. El final del reinado del primer califa vio también, como dijimos, al personal de origen servil -los saqaliba- jugar un papel creciente en el entorno del soberano y en la restauración del poder y de la administración. Con al-Hakam II este proceso de reforzamiento del poder utilizando elementos extranjeros siguió funcionando. Al-Hakam murió asistido por dos domésticos saqaliba de confianza, que intentaron, como veremos, controlar la transmisión del poder en su propio beneficio pero toparon con la oposición del partido del visir al-Mushafi y de su aliado, el director de la moneda Ibn Abi Amir. La política africana, sobre todo, había puesto el poder en contacto con numerosos jefes idrisíes y numerosas tribus beréberes aliadas al régimen omeya y, a partir del año 974, cuando se logró la victoria definitiva sobre el Idrisí al-Hasan b. Guennun, que había opuesto gran resistencia a las fuerzas omeyas, se incorporó al ejército regular un fuerte contingente militar de su clientela beréber. En la misma época o incluso un poco antes, los ejércitos califales habían integrado ya algunos grupos o clanes beréberes enteros, principalmente los zanata Banu Birzal, que siguieron estando organizados en una formación tribal bajo el mando de sus propios jefes. Estos beréberes constituían una excelente caballería, superior, según parece, a la de los andalusíes que Ibn Hawqal consideraba, con o sin razón, una mala caballería. Según Ibn Hawqal, al-Hakam II, en sus últimos tiempos, se deleitaba admirando, sobre todo, los ejercicios ecuestres de estos guerreros beréberes, que ponía como ejemplo ante los que lo rodeaban y que podríamos comparar, salvando por supuesto las distancias, a los turcos del califato abasí. Probablemente la función de estos beréberes estaba lejos de ser tan importante como la de los turcos, pero hay que observar, sin embargo, que cuando al-Hakam murió en el 976, los Banu Birzal jugaron un papel destacado al formar una fuerza armada a disposición del partido del visir al-Mushafi (del que quizá conviene recordar el origen beréber andalusí) y de su aliado Ibn Abi Amir, primero para detener el proyecto de los saqaliba del palacio que pretendían descartar de la sucesión al hijo menor de al-Hakam, designado heredero, y apoyar la de su tío al-Mughira, luego para contrarrestar la amenaza de una posible reacción eslava en las semanas siguientes. Al final del reinado de al-Hakam, el califato ya había establecido sólidamente su supremacía sobre el extremo occidental del Mediterráneo. En el Magreb occidental, Ceuta estaba bien controlada y los príncipes idrisíes del norte de Marruecos se vieron obligados a someterse y se integraron en el sistema omeya. Descendientes de Mahoma, eran garantes del régimen que les honraba a la vez que les vigilaba muy de cerca. Aliadas de Córdoba contra los fatimíes, las poderosas tribus zanata-maghrawa opuestas a los sanhaya del Magreb Central eran un elemento de peso en las alianzas cordobesas. Había intercambios constantes entre al-Andalus y la orilla africana: idas y venidas de tropas, generales y funcionarios, acogida de rehenes y de delegaciones de jefes magrebíes a Córdoba, intercambio de cartas, envío recíproco de regalos, sin olvidar las considerables inversiones en monedas de oro o de plata que consentía el califa para comprar a señores locales y a jefes de tribus, pagar las guarniciones de Ceuta y otros presidios, financiar las expediciones militares. Así, como sabemos, Muhammad b. Abi Amir, el futuro al-Mansur, fue enviado al final del reinado de al-Hakam, en el año 973-974, como gran cadí de las posesiones califales en el Magreb occidental, de hecho para controlar el empleo de los fondos transferidos al Magreb por los generales omeyas. Una de las consecuencias importantes de estos contactos incesantes fue el reclutamiento, ya mencionado, de algunos cientos de caballeros beréberes que llegaron para reforzar el ejército califal en la Península. En el otro extremo del espacio califal, las fronteras septentrionales estaban sólidamente protegidas. Las impresionantes ruinas de la ciudad omeya cuyo nombre desconocemos -tal vez era Saktan- y que se encuentra ahora en el lugar llamado Vascos, cerca de Talavera, donde se han realizado excavaciones bajo la dirección de Ricardo Izquierdo Benito, es uno de los testimonios de esta preocupación del califato por vigilar y proteger la frontera cristiana, así como el célebre y sólido castillo de Gormaz, en la frontera de Medinaceli, edificado bajo al-Hakam II. Entre los dos tal vez haya alguna diferencia de concepción importante: Vascos, trátese de Saktan o no, era todavía una ciudad, edificada antes de mediados del siglo para establecer allí una población probablemente militarizada pero implantada de forma permanente sobre la frontera. La construcción está hecha de piedra tallada, con elementos todavía de la tradición romano-bizantina que le hace parecerse a las sólidas fortificaciones de piedra de la época del emirato y del comienzo del califato (la alcazaba de Mérida, el alcázar omeya de Sevilla). Gormaz era un castillo fronterizo más tardío destinado a concentrar las tropas durante las expediciones y servirles de punto de apoyo en sus campañas. La construcción, que todavía lleva piedra y algunos trozos de buen aparejo, es en su conjunto menos cuidada; el uso de la mampostería de piedras irregulares bañada en mortero estaba muy extendido.