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<p>El Renacimiento iniciado durante el Quattrocento se desarrolló en un siglo de madurez inigualable, el siglo XVI o Cinquecento. Dentro de este largo período convivieron dos tendencias fundamentales: la clasicista y la manierista. Al mismo tiempo, Venecia reaprovechó los logros quattrocentistas y los mezcló con su particular tradición e influencias, con lo cual constituía una Escuela, si no aparte del resto de Italia, sí claramente diferenciada en su estilo. El siglo XVI fue además el siglo de la renovación romana, culminante con la Contrarreforma. Durante el siglo XVI nacieron las prédicas de Lutero, el humanismo de Erasmo de Rotterdam y el principio de la disidencia en el seno del Catolicismo. También se produjo el avance imparable de los turcos, la gran fuerza islámica que no puede menos que ser tenida en cuenta al tratar de explicar el arte, la ciencia y el estado del conocimiento en la época. El Cinquecento italiano continuó en paralelo a la expansión de la pintura flamenca. En Italia se atravesaba una época de crisis interna que provocó una serie de luchas políticas y militares, lo cual contribuyó al debilitamiento de unas repúblicas en favor de otras. Los hitos más notables fueron la invasión del Milanesado por el reino francés y el saqueo de Roma por parte del emperador Carlos V, un auténtico trauma para la cristiandad que veía cómo el paladín del cristianismo, el monarca español, pasaba a fuego y espada la ciudad santa del Vaticano. El arte, a pesar de la inestabilidad, alcanzó unas cotas geniales, especialmente en Roma y durante el gobierno del Papa Julio II. Éste actuó como mecenas de los grandes: los mejores arquitectos trabajaron para levantar San Pedro del Vaticano y remodelar los Apartamentos Vaticanos. Miguel Ángel pintó para él la Capilla Sixtina, trazó edificios y diseñó innumerables proyectos escultóricos que no siempre pudo rematar (como el frustrado proyecto funerario de la tumba de Julio II). Rafael también trabajó para el Papa, siendo su obra más famosa pintada para éste, la decoración al fresco de las Estancias de la Signatura en los Apartamentos Vaticanos. Fuera de Roma, la gran figura fue Leonardo: hombre de ciencia, humanista, inventor, diseñador de fortalezas y maquinarias de guerra... y excelente pintor. Trabajó para diversas cortes y mecenas hasta establecerse en Milán. Cuando las tropas francesas invadieron la ciudad, se trasladó a Francia llamado por el rey, donde terminó sus días. Él es el autor del estupendo retrato que muestra a una misteriosa dama sin identificar, con un armiño en su regazo, la Dama del Armiño.</p> ,El Renacimiento iniciado durante el Quattrocento se desarrolló en un siglo de madurez inigualable, el siglo XVI o Cinquecento. Dentro de este largo período convivieron dos tendencias fundamentales: la clasicista y la manierista. Al mismo tiempo, Venecia reaprovechó los logros quattrocentistas y los mezcló con su particular tradición e influencias, con lo cual constituía una Escuela, si no aparte del resto de Italia, sí claramente diferenciada en su estilo. El siglo XVI fue además el siglo de la renovación romana, culminante con la Contrarreforma. Durante el siglo XVI nacieron las prédicas de Lutero, el humanismo de Erasmo de Rotterdam y el principio de la disidencia en el seno del Catolicismo. También se produjo el avance imparable de los turcos, la gran fuerza islámica que no puede menos que ser tenida en cuenta al tratar de explicar el arte, la ciencia y el estado del conocimiento en la época. El Cinquecento italiano continuó en paralelo a la expansión de la pintura flamenca. En Italia se atravesaba una época de crisis interna que provocó una serie de luchas políticas y militares, lo cual contribuyó al debilitamiento de unas repúblicas en favor de otras. Los hitos más notables fueron la invasión del Milanesado por el reino francés y el saqueo de Roma por parte del emperador Carlos V, un auténtico trauma para la cristiandad que veía cómo el paladín del cristianismo, el monarca español, pasaba a fuego y espada la ciudad santa del Vaticano. El arte, a pesar de la inestabilidad, alcanzó unas cotas geniales, especialmente en Roma y durante el gobierno del Papa Julio II. Éste actuó como mecenas de los grandes: los mejores arquitectos trabajaron para levantar San Pedro del Vaticano y remodelar los Apartamentos Vaticanos. Miguel Ángel pintó para él la Capilla Sixtina, trazó edificios y diseñó innumerables proyectos escultóricos que no siempre pudo rematar (como el frustrado proyecto funerario de la tumba de Julio II). Rafael también trabajó para el Papa, siendo su obra más famosa pintada para éste, la decoración al fresco de las Estancias de la Signatura en los Apartamentos Vaticanos. Fuera de Roma, la gran figura fue Leonardo: hombre de ciencia, humanista, inventor, diseñador de fortalezas y maquinarias de guerra... y excelente pintor. Trabajó para diversas cortes y mecenas hasta establecerse en Milán. Cuando las tropas francesas invadieron la ciudad, se trasladó a Francia llamado por el rey, donde terminó sus días. Él es el autor del estupendo retrato que muestra a una misteriosa dama sin identificar, con un armiño en su regazo, la Dama del Armiño.
termino
acepcion
Tejido largo y estrecho de seda, hilo u otra fibra, y de uno o más colores que sirve para atar, ceñir o adornar.
fuente
Presentada en longitudes de 50 cartuchos, se empleó en la MG 42.
fuente
Cinturón de brocado para uniforme de gala de generales de le Wehrmacht y oficiales de Administración de grados equivalentes. Lleva una hebilla de oro.
obra
La cuarta y última estancia romana supondrá para Fortuny la culminación del fuerte debate en el que estaba viviendo sus últimos años: deseaba pintar a "plein-air", acercándose al Impresionismo al interesarse por la luz, pero su marchante le exigía cuadritos preciosistas que le agotaban física e intelectualmente. Así que tomó la decisión de compaginar ambos estilos, resultando obras tan dispares como la Elección de la modelo o esta joven italiana pintada a la puerta de su hogar, donde la sensación atmosférica y lumínica se convierte en la principal protagonista. El dibujismo y la minuciosidad dejan paso a una factura más rápida y empastada, con tonalidades terrosas que contrastan con el azul de la falda de la muchacha. Satisfecho de pintar al aire libre, Fortuny añora la potente luz de Granada por lo que arde en deseos de regresar a la ciudad andaluza donde pasó sus años más felices.
obra
Son frecuentes los retratos de jóvenes italianas realizados por los pintores españoles del siglo XIX durante su aprendizaje en Roma. Su fácil venta y lo económico del modelo motivarán la amplia cantidad existente. Rosales presenta a una joven campesina de cuerpo entero, vestida con su indumentaria típica, apoyada en una esquina mientras juega con sus dedos. La joven dirige su mirada hacia el espectador aportando mayor gracia a la composición por su risueño gesto. Pero el gran logro de Rosales lo encontramos en la manera de trabajar a base de anchas pinceladas aplicadas en zig-zag que marcan las diferentes tonalidades, envolviéndola en una atmósfera de luz comparable a los trabajos de Velázquez. Incluso la imprecisión de los dedos al moverse lo relacionan con Las Hilanderas. También se apunta una cierta relación con el realismo francés de Corot y Courbet. El resultado es un retrato lleno de frescura, de ambiente y luz mediterráneos donde Rosales se adelanta a su tiempo y anticipa el Impresionismo, especialmente a Manet. El lienzo fue adquirido en 1948 por 10.000 pesetas.
termino
acepcion
Columna o mojón de piedra, típico del Imperio romano, que indicaba en el camino la existencia de una tumba (podía coincidir con el lugar donde el difunto había perdido la vida). Con el paso del tiempo se sustituyó por una estela.