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acepcion
Cultura indígena antigua peruana, cuyo máximo momento se dio entre los años 1200 y 1400. Se localiza entre el río Tumbes, al sur del Ecuador, y el Chillón, en la costa central peruana. Alcanzó un alto grado de desarrollo urbano.
contexto
Desde mediados del siglo XVII, China había disfrutado del sólido gobierno de la dinastía manchú. Sin embargo, durante las primeras décadas del XIX, el sistema administrativo y su ejército fueron perdiendo eficacia. A pesar de ello, los chinos siguieron convencidos de que la suya era la civilización central del mundo. La falta de contacto con los europeos se consideraba como una merma para los "bárbaros" de occidente más que para China. En su vasto y complejo Imperio, los chinos no experimentaban ninguna sensación de aislamiento. No obstante, en el mismo período en que las instituciones chinas se hundían, los países occidentales se estaban modificando vigorosamente por la revolución industrial y el sistema liberal. El período que abarca las décadas de 1830 a 1880 es el que corresponde al impacto sobre China de los países occidentales europeos y de los occidentalizados, como Japón y Estados Unidos. China vivía en un régimen de tratados desiguales impuestos por las potencias occidentales. Existían una serie de puertos francos en los que la soberanía china era puramente formal. Los ingresos aduaneros, en estos puertos, eran supervisados por los occidentales en nombre de China. Así surgió la figura del Inspector General de Aduanas, que en buena parte era quien dirigía el comercio del país. Durante un dilatado período de tiempo, entre 1863 y 1908, este cargo estuvo en manos del influyente británico sir Roben Hart. Los blancos, salvo los misioneros, sólo estaban autorizados a residir en los puertos francos, aunque tenían derecho de tránsito por el resto de China, sin pagar aduanas interiores. A cambio, los blancos no estaban sometidos a la jurisdicción china por la desigualdad del sistema legal. Su importancia en China fue decisiva. Poseían las principales empresas comerciales y financieras. Entre ellos destacaban los ingleses, con más de 400 casas comerciales, los bancos de Shanghai y Hong-Kong y la soberanía plena en este pequeño territorio, lo que permitía, entre otras ventajas, la permanencia de una flota inglesa. Como acabamos de ver, en los años ochenta, los territorios limítrofes con China habían pasado a depender de Francia, Gran Bretaña y Rusia. Un nuevo país, Japón, entró en competencia en su aspiración para tomar posiciones privilegiadas en China. Rusia, que se había extendido hasta el extremo oriental, aspiraba a Manchuria y Corea. Francia deseaba las zonas chinas adyacentes con Tonkin, Gran Bretaña se orientaba a obtener la cuenca del Yangtsé que sirviese para hacer más eficaces los intereses británicos de Hong-Kong y Shanghai. Japón, fortalecido y occidentalizado, no estaba dispuesto a aceptar que Rusia extendiese su influencia en el norte de China ni que este último país lo hiciera con Corea. Teóricamente, el emperador chino ejercía una soberanía sobre Corea que en los años noventa era meramente nominal. Sin embargo, Japón, en 1876, había conseguido de Corea un tratado comercial beneficioso que incluía la apertura de tres puertos comerciales y la jurisdicción japonesa para los ciudadanos de este país que vivieran en ellos. En 1884 tuvo lugar un enfrentamiento entre Japón y China a causa de estos puertos. El acuerdo de 1885 entre Pekín y Tokio suponía que ambos países se retiraban de Corea y se atribuían la intervención simultánea en caso de necesidad. Una intervención china, en 1894, en asuntos internos coreanos llevó a Japón a enviar tropas, que fueron cinco veces más numerosas que las chinas. La situación predominante de Japón fue aprovechada para expulsar a China de Corea. China declaró la guerra a Japón en agosto de 1894. Una guerra en la que la eficacia de Japón demostró al mundo hasta qué punto se había producido una modernización tras la revolución Meijí. Las tropas japonesas ocuparon Manchuria meridional (Liao-Tung), China sufrió una severa derrota y se vio obligada a firmar el tratado de Shimonoseki (abril de 1895), por el que se reconocía la independencia de Corea y cedía a Japón la península de Liao-Tung y algunas islas, entre las que destacaba Taiwan. Además, obtuvo todos los privilegios de que gozaban las grandes potencias occidentales en China. Rusia no estaba dispuesta a aceptar la nueva posición del Japón y especialmente su clara determinación a impedir la influencia de Rusia en Manchuria. Efectivamente, la base rusa de Port Arthur peligraba con la anexión de la península de Liao-Tung. Así pues, Rusia, con el apoyo de Francia y Alemania, obligó a Japón a renunciar a dicha península a los pocos días del tratado de Shimonoseki. La rivalidad que daría lugar a un enfrentamiento entre Rusia y Japón se pospuso, aunque tendría lugar antes de diez años. Si las potencias enfrentadas medían sus fuerzas, lo que todas comprendieron fue la debilidad de China, que aprovecharon para exigir de este país determinadas concesiones. Antes de terminar el siglo XIX, China estaba repartida en áreas de influencia política y económica bajo el control de las potencias extranjeras. Por otra parte, estaba claro que el predominio en el Extremo Oriente pasaba a Japón.
obra
contexto
Desde su fundación, en 221 a.C., hasta su caída a principios del siglo XX, el imperio chino conoció 57 dinastías, unas nacionales y otras de procedencia extranjera. Muchas de estas dinastías coexistieron cada vez que el territorio se dividió, por eso la historiografía tradicional china distingue seis grandes épocas dinásticas: 1. La época Han, que duró hasta el 220 a.C. y que fue un periodo de gran expansión exterior hacia Corea, Asia central y Vietnam. 2. La época llamada de las Seis Dinastías, que comprende los cuatro siglos de desunión entre los imperios Han y Sui. En realidad, en este periodo hubo más de dos docenas de casas reales y de Estados, pero la tradición nacional fue mantenida por las Seis Dinastías, que, a partir de la de Wu, se sucedieron basta 589 en Nankín, su capital. Fue una época de refinamiento en las cortes del Sur mientras en el Norte imperaba la barbarie y el budismo procedente de la India se consolidaba. A su vez el territorio chino sufría un serio intento de invasión por parte de los tártaros en el año 383 en que fueron rechazados por el ejército Tsin. Una de las constantes que ya se manifestó en este periodo fue el gran poder de absorción e integración que la cultura china ejerció siempre sobre los invasores. Al tiempo que quedó marcada la frontera entre las dinastías tártaras del Norte y las chinas del Sur que se fijó prácticamente en el límite norte del área de cultivo del arroz, terreno poco apropiado para las tácticas militares de la caballería nómada de los pueblos centroasiáticos. 3. La época de la llamada reunificación de los imperios Sui y T´ang (581-906). 4. La época de la dinastía Sung que en realidad comprende las Cinco Dinastías que de 907 a 960 coexistieron con otra decena mas como consecuencia de una nueva división de China y el gobierno concreto de los Sung de 960 a 1279. 5. La Época mongola de la dinastía Yüan (1279-1368) que representó una época de dominación extranjera y en realidad el fin de la llamada civilización china clásica pero también un periodo de sincretismo religioso y cultural. 6. La época de la restauración y decadencia definitiva del Imperio, largo periodo que se inició brillantemente con el imperio Ming (1368-1644) verdadero restaurador de un patriotismo nacional en ruinas después del periodo mongol. La antes citada tercera época puede ser tomada como el inicio de la época medieval china después de imperio Ham y de las llamadas Seis Dinastías. La reunificación fue una vez más el resultado de un movimiento surgido en la región norte de China. Yan Chien, un general de ascendencia china, habiendo destronado a la dinastía Ch´i septentrional en el 581 marchó hacia el Sur y derrotó a los Ch´en, la última de las Seis Dinastías, convirtiéndose en el emperador Sui Wen-ti e implantando en China una administración única después de dos siglos y medio de divisiones. Aunque la dinastía Sui duró poco (581-616), su sucesora, la T´ang, consolidó la posición que había heredado e hizo que en el futuro los chinos prefirieran la unificación, que únicamente se quebró por conflictos internos o por conquistas extranjeras. Muchos historiadores chinos han estimado como necesario el preludio Sui del Imperio T´ang, y un sabio Ming escribió, refiriéndose a Yang-ti, el segundo y último emperador Sui: "Acortó la vida de su dinastía en varios años por sus extravagancias en las obras publicas, pero benefició a la posteridad durante diez mil generaciones. Gobernó sin benevolencia, pero en su reinado se llevaron a cabo realizaciones duraderas", clara referencia a la construcción del Gran Canal, que tanta oposición levantó durante su realización, que unía Che, en el río Amarillo, cerca de la actual Pekín, con Hang-chou, pasando por Loyang, y que supuso unir efectivamente las provincias del Norte con las del Sur. Mas de 3 millones de hombres trabajaron en este gran proyecto, hazaña de la ingeniería sólo comparable a la Gran Muralla. A los campesinos que se atrevían a rehuir el trabajo obligatorio les esperaba la decapitación, los azotes o la confiscación de sus propiedades. El emperador Sui Wen-ti trasplantó las dos instituciones características que habían permitido el desarrollo de la China septentrional durante la partición tártara: el reparto equitativo de la tierra y el ejército organizado en divisiones, ambas se convirtieron en la base del restaurado Imperio. En 590, el emperador Sui Wen-ti decretó que todos los soldados debían estar adscritos a una prefectura y cultivar la tierra como los campesinos. Con tales fuerzas, el emperador Sui Wen-ti derrotó a los mongoles en el Norte, a los turcos en el Noroeste y a los tibetanos en el Oeste. Después de reunificar el país y de haber resuelto los problemas exteriores, se dedico a la reconstrucción del Estado. Se establecieron graneros en todo el imperio, incluso construyéndolos por primera vez en la cuenca del Yangtze. En el año 605, fecha del fallecimiento del emperador, se decía que las reservas estatales de cereales habían alcanzado niveles récord.
contexto
Japón comienza la ocupación de China en 1931 -Manchuria-, la prosigue en 1933 -Jehol- y trata de completarla a partir de 1937, apoderándose de la costa y de grandes extensiones en el interior. El Gobierno del Kuomintang de Chiang Kai-chek, se retira a Chunking. En la retaguardia japonesa se forman guerrillas, dirigidas en general por los comunistas. La intervención japonesa congela la guerra civil entre el Gobierno del Kuomintang y los comunistas de Mao. El Gobierno -y los comunistas- da prioridad a la lucha contra el ocupante, que apenas recibe ayuda de los británicos desde Birmania, y un poco más de los soviéticos desde el norte, hasta que el ataque alemán a la URSS en 1941 deja completamente aislados a los chinos, hasta 1942. Entre tanto, los japoneses habían creado un gobierno colaboracionista en Nankíng -1940-, que durará lo que la ocupación, con Wang Jing-wei, nacionalista, antiguo compañero de Sun Yat-sen y se forma un Ejército Nacional Chino, a las órdenes de Han Te-chin. Paralelamente, se rompe el acuerdo políticomilitar entre el Kuomintang y los comunistas, que sufren, éstos, varios ataques (1941). Chiang Kai-chek se vuelve atrás: ahora quiere dar prioridad a la pacificación interna, es decir, al aniquilamiento de los comunistas, y luego hacer frente a la agresión extranjera. A partir de la entrada en guerra de Estados Unidos, el panorama cambia. Chiang Kai-chek comienza a recibir abundante ayuda diplomática y en armamento. Asimismo, los aliados, para congraciarse con los chinos, renuncian espectacularmente a sus posesiones territoriales en el país y a sus privilegios diplomáticos, y desarrollan a partir de 1943 una política que tiende a hacer de China el Cuarto Grande, y a asociarla a la política internacional aliada -Chiang participará en varias conferencias aliadas-. Pronto, sin embargo, los norteamericanos comienzan a descubrir la corrupción e incapacidad, el despotismo policial y la escasa actividad militar del Gobierna de Chunking encabezado por Chiang Kai-chek (33), cuya única obsesión parecen ser los comunistas. Y deciden suministrar armas a estos últimos, militarmente mucho más competentes. En efecto, las guerrillas comunistas -que en 1937 tenían entre 40.000 y 80.000 hombres- reúnen ya en 1945 un millón de soldados de tropa y una milicia de unos dos millones de individuos que combatían tras las líneas japonesas. Es cierto que las tropas regulares del Kuomintang librarán batallas campales contra el ocupante, pero serán los comunistas quienes contribuirán ampliamente, en realidad, a la destrucción de las fuerzas japonesas. Por otro lado, los comunistas de Mao establecen en las zonas liberadas -que tienen más de 100 millones de habitantes- un régimen político muy elástico, basado en la alianza entre campesinos, obreros, pequeña burguesía y capitalistas nacionales, que emprende amplias reformas y que sabe aliarse a los campesinos -el comunismo chino, como dice J. Chesneaux, sabe ser cabeza del nacionalismo campesino que se opone a los japoneses; para los campesinos chinos, el término comunista será sinónimo de resistente. Cuando la guerra está prácticamente terminada, y los japoneses en retirada, se plantea ya la oposición entre el régimen de Chiang y los comunistas de Mao: mientras éstos quieren un Gobierno de transición, de carácter democrático, Chiang sigue obsesionado en acabar con los rojos y rechaza toda colaboración. La guerra civil y la victoria de los comunistas está próxima.
lugar
Situado en el este de Asia, China es el estado más poblado del mundo, con más de 1000 millones de habitantes, y uno de los más grandes en extensión. El territorio chino estuvo ya ocupado por el hombre desde épocas prehistórica, siendo el valle del río Amarillo el lugar donde más restos se han encontrado a lo largo de la historia. El primer emperador chino, Qin Shi Huang, unificó el norte del país. Gracias a él se realizaron monumentos como la Gran Muralla. El último emperador fue Puyi, quien fue depuesto por Yuan Shikai. En octubre de 1949, Mao Zeddong instaura la Republica Popular China, de tal modo que el Partido Comunista será desde entonces el único partido con opciones a gobernar en el país. Tras la muerte de Mao, el dirigente chino mas renombrable fue Deng Xiaoping.
video
China es uno de los países de civilización más antigua. La geografía de China, el extenso país de grandes ríos y altas montañas, en el que surgió una de las más antiguas civilizaciones del mundo, ha tenido un importante papel en el nacimiento y desarrollo de sus culturas. Los dos ríos principales, el Huanghe y el Yangzi, surcan un gigantesco territorio en el que se dibujan montañas y cordilleras, praderas y desiertos. El resultado es un paisaje grandioso e infinito, desde la costa que baña el océano Pacífico hasta la meseta más occidental del continente asiático. China es fundamentalmente un país agrícola. Por tanto, está muy condicionado por las variaciones que experimenta el clima, debida a la influencia de los monzones. Las diferentes alturas y paisajes crean una gran variedad de recursos naturales. El trigo, el arroz, el maíz, el mijo, el sorgo o la soja son los principales productos de las fértiles llanuras. La extensión de las redes fluviales naturales y su importante potencial hidráulico condicionan desde los albores de la historia china la construcción de canales y diques. Ello fomentó el desarrollo de la ingeniería, que alcanzará su primera etapa de esplendor durante la dinastía Qin, con el emperador Qinshi Huangdi. Las zonas montañosas y las praderas del oeste proveen de abundante ganadería, fundamentalmente bovina y lanar, caballar y de camellos. El territorio chino ofrece también una abundante reserva de minerales, que explicaría el desarrollo avanzado de las vasijas o los objetos de bronce en las dinastías Shang y Zhou. China está considerada uno de los lugares más importantes para el estudio del origen del hombre. Según los arqueólogos chinos, hace 1.700.000 años, el hombre de Yuanmou vivió en el suroeste de China, siendo considerado su más antiguo poblador. Sus restos óseos fueron hallados junto a útiles de piedra, huesos de animales y cenizas. Por otra parte, el llamado hombre de Pekín, que vivió hace entre 400 y 500.000 años, ya tenía rasgos humanos, por lo que se le define como el antepasado del chino actual. En el vasto territorio chino surgieron numerosos centros de cultura neolítica. Los yacimientos neolíticos más antiguos se encuentran en las provincias meridionales del Fujian, del Jiangxi, del Guangdong, del Guangxi y del Gizhou, así como en las regiones orientales del norte, a lo largo del río Liao. Estos yacimientos se datan el 8500 y el 5000 a.C. Numerosas tumbas contenían ajuares funerarios y junto a objetos en piedra se han hallado objetos en jade, cuya elaboración revela un alto grado de habilidad artesanal. En una época legendaria, alrededor de los siglos XXI y XVIII a.C., se formó la dinastía denominada Xia, en las provincias de Shanxi y de Henan. Los ricos ajuares funerarios de este periodo demuestran la presencia de una sociedad estratificada, donde el poder político coincidía con la autoridad religiosa. Esta autoridad estaba sancionada por la posesión de recipientes rituales en bronce fundido. Por otro lado, las prácticas adivinatorias realizadas sistemáticamente por la corte implicaron un gran desarrollo de la escritura. El primer imperio chino se formó en el año 221 a.C. Qinshi Huangdi, primer emperador, terminó con sus adversarios y estableció una monarquía centralizada, apoyada en un fuerte aparato burocrático. Qin unificó el peso y la medida, la moneda y los caracteres, estableció un tipo de sistema administrativo vertical y culminó la famosa Gran Muralla. La Gran Muralla, wanli changcheng o La Muralla de Diez Mil Li de longitud, es el monumento chino más conocido. Aunque llegó a tener más de 5.000 km, su longitud actual es de 2.950 km., extendiéndose desde el mar Bohai, en el este, hasta el desierto de Gobi en el oeste. Jalonada de torreones, utilizados como postes de comunicación, pasos o puertas fortificadas, atalayas y torres, aproximadamente cada 120 m. se levanta una torre de defensa, que en su conjunto suman 25.000. Se trata, sin duda, de una obra que sorprende por sus dimensiones. Pero no es la Gran Muralla china la única construcción monumental que debemos al emperador Qin. En la China central, a 64 km. de la actual ciudad de Xi'an, los arqueólogos hicieron en 1974 el extraordinario hallazgo de su majestuoso mausoleo. En él, dispuestas en perfecto orden de batalla, se encuentran miles de figuras de terracota a tamaño natural representando al ejército del emperador, que guarda así el descanso de su señor. Las estatuas están dotadas de gran realismo. Detalles de los cuerpos o del uniforme, las caras, los peinados, las armas o el rango, cada soldado pertenece a una unidad diferente y en su rostro se puede averiguar hasta su procedencia étnica. Qinshi Huangdi, primer emperador, no encontró sin embargo un sucesor adecuado. A su muerte, en el año 210 a.C. el reino entró en decadencia. Cuatro años más tarde la dinastía Qin fue sustituida por otra, Han, tras apenas quince años en el poder. Con todo, los logros alcanzados durante la dinastía Qin sentaron las bases de la gran cultura china. La dinastía Han conservó las instituciones básicas de su antecesora, pero, ahora, el confucionismo será la ideología oficial del nuevo orden. Las doctrinas de Confucio, bajo la dinastía Qin, predominaron en esta nueva dinastía. La ideología de Confucio ya había presidido las mentalidades del pueblo chino antes de la unificación. Durante ese periodo, varios pensadores como Lao-Tsé y Ming-Tsé también escribieron obras que formaron la base de la antigua cultura filosófica china, junto con la de Confucio. La dinastía Han, considerada como clásica, se extiende entre los años 206 a.C. y 220 d.C. En ella debemos distinguir dos periodos: la dinastía Han del Oeste gobierna hasta el año 9 d.C., estableciendo su capital cerca de Xi'an; la dinastía Han del Este gobierna hasta el año 221, teniendo su capital en Luoyang. Durante este periodo se realizaron importantes reformas e imponentes obras de ingeniería civil, que crearon riqueza y bienestar. Las fronteras del Imperio se ampliaron en todas direcciones y la influencia china llegó hasta Occidente a través de la Ruta de la Seda. Durante siglos, la Ruta de la Seda fue una vía de conexión constante entre los mundos occidental y oriental. El contacto con Oriente hizo llegar a Occidente novedades extraordinarias. La brújula, la fabricación de papel, la pólvora y la imprenta son las invenciones más maravillosas de la antigua China. Su aparición ha jugado un papel muy importante para los seres humanos en su proceso de civilización. Buena parte del conocimiento chino quedó plasmado en su escritura. La escritura tradicional china, basada en unidades de significado variables, se apoya en el uso normal de 5.000 ó 6.000 grafismos. Bronces rituales y estelas de piedra fueron los soportes utilizados en principio. A partir de la dinastía Han, el uso del pincel, la tinta y el tintero desarrollaron y extendieron la escritura sobre papel. La inmensa producción literaria, científica y filosófica china dio lugar al surgimiento de extraordinarias bibliotecas como las de Zhejiang, concebidas para almacenar y transmitir el saber a las generaciones venideras. Tras la caída de la dinastía Han, ocurrida en el año 220, fueron proclamados tres reinos: Wei, Shu Han y Wu. En el año 280, estos reinos fueron fugazmente reunidos por la dinastía de los Jin Occidentales. Desde el 304 al 439, el denominado periodo de los Dieciseis Reinos se caracterizó por la fragmentación del territorio en una constelación de efímeros principados independientes y la entrada en China de pueblos de las estepas del norte. En este periodo empezó a difundirse la religión budista, que había entrado en China en época Han y había sido muy bien acogida, especialmente entre las poblaciones de inmigración reciente. En el siglo V encontramos a China dividida en dos territorios, los correspondientes a las dinastías del Norte y del Sur. En el año 581 hallamos de nuevo una China unificada, esta vez bajo la dinastía Sui, que se prolongó hasta el año 618. Sus soberanos impulsaron reformas agrarias y fiscales, grandes obras de irrigación e iniciaron la reorganización del Imperio. Pero desafortunadas campañas militares y el excesivo lujo de la vida cortesana causaron su caída. La dinastía Tang, que gobernará hasta el año 907, será la responsable del renacimiento y esplendor del denominado Segundo Imperio chino. Con ella finaliza el periodo antiguo de la civilización china. Entre los años 907 y 960 China conoce el periodo llamado de las Cinco Dinastías. A partir del año 960 y hasta el 1234, el poder lo detenta la dinastía Song, sustituida después por la Yuan. Más conocida por los occidentales será la dinastía Ming, que se prolongará hasta 1644. En este periodo, será habitual la llegada a las cortes europeas de preciados objetos de lujo de origen chino, especialmente sedas y porcelanas. También durante la dinastía Ming se concibe la famosa Ciudad Prohibida, un antiguo complejo arquitectónico situado en el centro de la ciudad de Beijing, también conocida como Pekín. La Ciudad Prohibida fue palacio imperial de la dinastía Ming y también de su sucesora, la Qing, hasta 1911. Desde la culminación de la construcción en 1420 del Palacio Imperial fue testigo de una historia de aproximadamente 580 años. En la antigua China fue llamada la Estrella Polar por su posición fija. Su planta representa el cosmos y, en particular, el papel del emperador, el hijo del cielo, como encargado de mantener en él la armonía. Acabamos ya nuestro recorrido por la inmensa y milenaria China, uno de las zonas de civilización más antigua. El llamado "país del centro" o Zhong guo -pues sus habitantes pensaban que era el centro de la Tierra desde el punto de vista geográfico, político y cultural- ha sido y será siempre fascinante para el viajero.
contexto
Desde su fundación, en 221 a.C., hasta su caída a principios del siglo XX, el imperio chino conoció 57 dinastías, unas nacionales y otras de procedencia extranjera. Muchas de estas dinastías coexistieron cada vez que el territorio se dividió, por eso la historiografía tradicional china distingue seis grandes épocas dinásticas: 1. La época Han, que duró hasta el 220 a.C. y que fue un periodo de gran expansión exterior hacia Corea, Asia central y Vietnam. 2. La época llamada de las Seis Dinastías, que comprende los cuatro siglos de desunión entre los imperios Han y Sui. En realidad, en este periodo hubo más de dos docenas de casas reales y de Estados, pero la tradición nacional fue mantenida por las Seis Dinastías, que, a partir de la de Wu, se sucedieron basta 589 en Nankín, su capital. Fue una época de refinamiento en las cortes del Sur mientras en el Norte imperaba la barbarie y el budismo procedente de la India se consolidaba. A su vez el territorio chino sufría un serio intento de invasión por parte de los tártaros en el año 383 en que fueron rechazados por el ejército Tsin. Una de las constantes que ya se manifestó en este periodo fue el gran poder de absorción e integración que la cultura china ejerció siempre sobre los invasores. Al tiempo que quedó marcada la frontera entre las dinastías tártaras del Norte y las chinas del Sur que se fijó prácticamente en el límite norte del área de cultivo del arroz, terreno poco apropiado para las tácticas militares de la caballería nómada de los pueblos centroasiáticos. 3. La época de la llamada reunificación de los imperios Sui y T´ang (581-906). 4. La época de la dinastía Sung que en realidad comprende las Cinco Dinastías que de 907 a 960 coexistieron con otra decena más como consecuencia de una nueva división de China y el gobierno concreto de los Sung de 960 a 1279. 5. La Época mongola de la dinastía Yüan (1279-1368) que representó una época de dominación extranjera y en realidad el fin de la llamada civilización china clásica pero también un periodo de sincretismo religioso y cultural. 6. La época de la restauración y decadencia definitiva del Imperio, largo periodo que se inició brillantemente con el imperio Ming (1368-1644) verdadero restaurador de un patriotismo nacional en ruinas después del periodo mongol.
estilo
<p>El Arte Chino se ha mantenido durante más de cuatro milenios, con variaciones, añadidos, retrocesos, pero siempre con un espíritu claramente particular. Se inició casi en la época prehistórica, y las dinastías se sucedieron siguiendo los avances técnicos y materiales. Así, la diferencia entre una escuela dinástica y la siguiente la determinaba la obtención de cierto material nuevo, en perjuicio del anterior: la cerámica fue sustituida por el jade. El nuevo material conserva los valores rituales y el viejo se relega a funciones meramente estéticas. De esta forma, ningún material se abandonó nunca y la forma de tratarlo se recuperaba cada cierto tiempo, imitando las maneras de los grandes maestros del pasado. Las dinastías asociadas con nuevos materiales son Xiá, Shang, Zhou, Qin y Han.En China, cada técnica es una expresión espiritual, y principalmente se delimitan en: cerámica, bronce, jade, seda, arte del pincel (caligrafía, paisaje, figuras), laca, porcelana, y como arte menor, al contrario que en Occidente, la arquitectura; ésta normalmente se construye en madera y está supeditada por completo al paisaje, al que se trata de evitar cualquier distorsión. El perfeccionamiento de los materiales y la imitación de escuelas anteriores se lleva a cabo con las dinastías Sui, Tang, Song, Yuan, Ming y Qing.China fue una de las primeras civilizaciones en recoger datos de sus artistas en biografías y cronologías, como hizo la Europa post-renacentista. Este respeto al arte y sus artífices, con frecuencia procedentes de la familia imperial o de los más importantes monasterios, permite reconstruir minuciosamente la historia de este arte delicado y lleno de significaciones trascendentales.El Arte Chino produjo una pintura sofisticada y refinada, lo cual se puede apreciar no sólo en el tratamiento de los temas más normales a primera vista, sino en la elección de los materiales, como en el Mono de la Conchinchina, una visión naturalista de la fauna propia del lugar realizada nada menos que en tinta sobre seda. Este interés por la Naturaleza tiene una raíz religiosa, o espiritual: el taoísmo. El taoísmo se entiende como una experiencia religiosa individual de integración en la naturaleza, y la pintura es uno de los medios que el tao tiene para hacerse interpretar por el ser humano. El tao además se manifiesta en el agua, que es eterna e inestable, por lo cual, las pinturas chinas de paisaje serán siempre protagonizadas por el agua en sus múltiples formas (nubes, bruma, arroyos, nieve...). Formalmente, la pintura china se asemeja al tao, al ritmo de la naturaleza en el cual prima la curva y la asimetría.Cuando a través de la India se introduzca el budismo, se acentuará el carácter de meditación que tiene la pintura, especialmente en la escuela Chan de la dinastía Yuan, y la escuela Zen de Japón.Los géneros, por supuesto, se remiten a la naturaleza y el más importante con diferencia, es el paisaje, que en chino significa "montañas y agua". Le sigue el tema de los bambúes, las flores y pájaros (animales y plantas en general), los caballos o animales míticos relacionados con la corte, y las figuras humanas. Este último género es un género menor que se adopta por influencia india, y se dedica al retrato genérico de las cualidades humanas, sin rasgos de realismo, o a las escenas costumbristas.Un paisaje pintado no se realiza para exponerse sino para contemplarse en privado, para leerse tras un profundo entrenamiento. El objetivo del espectador es pasear literalmente por la Naturaleza pintada e integrarse en ella. Las imágenes chinas están llenas de sutilezas, y la tinta que emplean es polícroma, aunque a los ojos occidentales parezca monocroma.Las simbologías también son muy frecuentes, representando una flor o un animal desde una virtud hasta una estación del año: por ejemplo, el murciélago simboliza la felicidad, las peonías a la belleza y a la mujer, etc. Según este complejo código, cada escena pintada puede interpretarse como una poesía o como una narración en la que los conceptos no se representan con palabras sino con bellísimas imágenes.</p>
contexto
Tres momentos encontramos en el proceso evolutivo de China entre el Neolítico y los primeros siglos de nuestra era. El primero será el inicio de la neolitización, apareciendo dos focos: el Norte y el Sur. En el segundo se manifiesta el desarrollo de las comunidades agrícolas, produciéndose también varios focos: norte de China, China litoral y el Suroeste. El tercer momento será el inicio de las culturas históricas donde aparecen diferentes dinastías.