Los reyes taifas que controlaron Málaga tras la caída del Califato en el año 1031 comenzaron pocos años después la construcción de la Alcazaba sobre una colina desde la que se domina la cuidad. Formando parte del sistema defensivo urbano, estaba conectada a las murallas, hoy desaparecidas. La alcazaba se estructura en torno a un doble recinto defendido por torres rectangulares. En su interior se conservan todavía puertas fortificadas, así como bellos jardines de época musulmana.
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En el interior de la alcazaba malagueña se encuentra aún en pie la zona residencial de época taifa, denominada cuartos de Granada. En los pórticos de acceso podemos observar unos complejos arcos entrecruzados de clara inspiración en la mezquita cordobesa. Algunos estudiosos consideran que artesanos de la antigua capital califal se trasladarían a Málaga para realizar estas obras aunque esta hipótesis hoy parece poco probable.