En el otoño de 1871 Fortuny realiza un viaje a Marruecos en compañía de los pintores Tapiró y Ferrándiz teniendo como objetivo tomar apuntes para concluir de una vez por todas la Batalla de Tetuán, en cuya ejecución llevaba casi ocho años. Estas notas se ampliaron a diferentes imágenes del mundo marroquí como observamos en Postas árabes en Tánger, Árabe o esta calle de Tánger, teniendo como denominador común un exacerbado interés hacia la luz en relación con los trabajos casi impresionistas que estaba elaborando en Granada. Son pequeñas obras donde el dibujo queda relegado ante el importante papel desempeñado por la luminosidad y el ambiente denso y soleado del norte de África, verdadero revulsivo para el artista. Los arcos encalados con decoraciones vegetales reciben un potente haz de luz, que provoca intensos contrastes de claroscuro, aplicando los colores con rápidos toques de pincel que nos muestran un estilo casi desconocido para el gran público, más relacionado con obras como el Coleccionista de estampas o el Mercader de tapices.
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obra
La producción dibujística de Fortuny es considerable a pesar de su temprana muerte ya que gustaba de tomar apuntes de todo lo que se encontraba, especialmente en sus viajes a Marruecos donde se le habría todo un mundo sorprendente y desconocido. En el otoño de 1871 regresó a Tánger para tomar notas con las que poner definitivamente en orden sus ideas sobre la Batalla de Tetuán, el lienzo encargado por la Diputación de Barcelona once años antes. El viaje será aprovechado para realizar pequeñas obras al natural protagonizadas por la luz - véanse Postas árabes en Tánger o Moro en Tánger - y algunos espectaculares dibujos como éste que contemplamos, sin renunciar al luminismo compaginado con el interés hacia el detalle decorativo de las puertas y arcos musulmanes. Los seguros y firmes trazos son un denominador común en la obra del maestro, trabajando con una rapidez contraria al preciosismo que nos ofrece, obteniendo resultados muy satisfactorios.
monumento
Esta es la calle más famosa de Villafranca. Su estrecha vinculación al Camino de Santiago motivó que en ella se alzaran los edificios más notables, especialmente los palacios como la Casa Morisca, los palacios de los Álvarez de Toledo y de Torquemada y el convento de San José. En la actualidad acoge buena parte de las bodegas típicas de la localidad, en las que se puede degustar el exquisito vino de la zona.
obra
Las bellas casas con tejados rojos y la luz primaveral del norte de París servirán de inspiración a Van Gogh en un buen número de lienzos realizados en los dos meses pasados en Auvers. No en balde, Vincent había manifestado meses atrás su deseo de trasladarse al sur para pintar la luz septentrional, alcanzando en estas obras una fuerza con el color similar a Arles. Los verdes-amarillentos, azules, rojos y sienas se mezclan en una sinfonía cromática llena de ritmo, obtenida a través de cortas y empastadas pinceladas denominadas facetas. Las formas están trazadas con una línea oscura en referencia al estilo de Bernard, contrastando con la violencia del azul celeste, jugando con el blanco de la tela sin pintar.