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La impronta del Impresionismo queda presente en este lienzo al querer mostrarnos Van Gogh la luz del mediodía estival en una de las calles parisinas transitada por un hombre portando una pala. La intensa luminosidad resbala por los árboles y la arena, resaltando sus colores vivos. Las sombras toman también diferentes tonalidades, rompiendo con la tradicional sombra negra. El estilo puntillista empleado supone una evidente muestra del deseo de Vincent por superar el Impresionismo, iniciando un camino personal que se concreta en Arles.
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Para los románticos un paisaje era un estado de ánimo. A fuerza de escrutar la naturaleza para encontrar la buscada inspiración, los pintores empezaron a interesarse por los aspectos tan variados que su contemplación ofrecía. La gran novedad que aportaron los pintores de la generación realista fue revelar la riqueza del paisaje francés. No había, pues, que viajar a Italia o a otros países para hallar la inspiración deseada. Y la tierra de origen, el terruño familiar, era el que se manifestaba como más expresivo porque se revelaba como el medio que mejor transmitía el contacto con lo real. Constataron así que podía componerse un cuadro sin recurrir a personas, castillos o animales; que el paisaje podía reducirse a un retazo de la naturaleza, al interior o al claro de un bosque o a un sendero; que el hombre y el animal podían fundirse con el paisaje sin que sufriera la estructura del conjunto. Esta es la filosofía de Jongkind, pintor holandés interesado por la luz y el color que es considerado por la mayoría de los impresionistas como "el padre del paisaje moderno", llegando a decir Monet: "A él es a quien debo la educación definitiva de mi ojo".
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En el verano de 1872 Cézanne se traslada a Pontoise en compañía de Pissarro, produciéndose en este momento un importante cambio en su pintura. Si bien en los primeros años de la década de 1870 su obra se ve influida por Manet, esta estancia le supondrá el avance hacia el impresionismo, estilo del que partirá para sus investigaciones posteriores. En el otoño de 1872 se traslada a Auvers donde vivía el doctor Gachet, famoso médico que será inmortalizado por Van Gogh años después. Durante esta estancia Cézanne realizará sus obras más impresionistas, interesándose por captar la luz directamente del natural. Sin embargo, en estos trabajos también podemos apreciar su interés hacia el volumen, su mayor preocupación. Y para ello empleará el color como vehículo, aplicado en cortas pinceladas con las que va configurando el espacio, como si de un mosaico se tratara. Las masas se distribuyen equilibradamente en la composición, disponiendo en el centro el sendero en diagonal, introduciendo al espectador en el espacio pictórico. De esta manera crea un efecto de perspectiva que se acentúa al disponer las tonalidades oscuras en primer plano y en el fondo colores más claros, cerrando el conjunto con el blanco del cielo. El Cruce de la rue Rémy también forma parte de esta conjunto de obras pintadas en Auvers.