En América del Norte, término que define los depósitos de carbono que se forman en el suelo a partir de la acumulación de estratos por el ascenso de agua por capilaridad y su evaporación. Su formación es frecuente en zonas áridas en periodos de sequía.
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Personaje
Arquitecto
Los trabajos de Calícrates están asociados al imponente desarrollo cultural alcanzado por Atenas en época de Pericles. En la Acrópolis diseñó el templete dedicado a Atenea Niké, junto a los Propileos, y el Partenón, en colaboración con Ictinos. La obra es una de las más importantes de la arquitectura griega, realizada en mármol blanco del Pentélico. En su interior Fidias levantó la famosa Atenea Partenos, realizada en marfil y oro. Calícrates también desarrolló el proyecto de la elevada muralla que conectaba El Pireo con Atenas.
acepcion
Título que significa "sucesor" o "vicario" de Mahoma, por lo que se refiere al jefe religioso y político del Islam.
contexto
La consolidación del poder político almohade en el Magreb fue un hecho de esencial importancia, puesto que permitió prestar mayor atención al sector peninsular del Imperio. Hasta entonces, el califa Abd al-Mumin mantenía en al-Andalus una intensa actividad militar y diplomática, utilizando, además, los efectos psicológicos de sus victorias magrebíes. En 1160, llegaron noticias a Sevilla de que los rebeldes Ibn Mardanis e Ibn Hamusk habían sitiado Córdoba. En 1159, se había apoderado el primero de Jaén y poco antes, en 1158, habían tomado ambos Écija y Carmona. Sevilla quedaba así seriamente amenazada.Abd al-Mumin decidió entonces visitar y centrarse en al-Andalus y, para ello, estableció como base de operaciones Gibraltar. Allí permaneció durante unos meses hasta enero de 1161, en que confirmó a su hijo Abu Yaqub Yusuf, el que sería su sucesor, como gobernador de Sevilla, donde ya ejercía como tal desde 1155. A su vuelta de Marrakech, sede del Imperio, con conocimiento directo de la situación andalusí, mandó tropas al tiempo que fortaleció la conquista doctrinal mediante el envío de misivas recordando a sus súbditos las líneas esenciales del credo almohade.Era un hecho consumado que desde 1160 los resistentes andalusíes se dedicaron a atacar Sevilla, Córdoba y Granada, ciudades que exigieron sofisticadas estrategias militares para ser recuperadas. Entre tanto, el califa decidió trasladar la capitalidad de al-Andalus a Córdoba, empresa efímera, pues a la muerte de aquél, en 1163, ocho meses después de tomar dicha decisión, su hijo y sucesor Abu Yaqub determinó que Sevilla continuara ostentando la capitalidad.Abu Yaqub (1163-1184) heredó una situación en auge y supo mantenerla. Según los cronistas de la época, fue el más culto de todos los soberanos almohades y afirman que era erudito en árabe, literatura, ciencias religiosas, filosofía y medicina y, además, un gran bibliófilo que se rodeó de una corte ilustrada en la que contó con personajes de la talla de Ibn Tufayl y Averroes. En lo que se refiere al gobierno de al-Andalus, confió las distintas provincias a parientes y allegados, y decidió emprender la lucha contra Ibn Mardanis, que se mantuvo hasta la muerte de éste en 1172; sus familiares aceptaron finalmente a los almohades.Mientras tanto, en el Oeste peninsular Giraldo "sem Pavor", que comenzó sus ataques en 1163, tomó Trujillo, Cáceres y Evora en 1165; al año siguiente, Montánchez y Serpa, y en 1169, Badajoz, atacando incluso posesiones de Fernando II de León, que se alió con los almohades. Juntos entraron este mismo año en Badajoz, que quedó en manos musulmanas. Fernando II el Baboso fundaba poco después la Orden de Santiago y la "colocaba en la Extremadura cacereña, estratégicamente preparada para avanzar y guardar", tal como escribe M? Jesús Viguera en su obra Los reinos de taifas y las invasiones magrebíes.A pesar de las dificultades de control territorial, fueron éstos momentos de prosperidad económica, tanto en el Magreb como en al-Andalus, prosperidad que se reflejó también en una gran labor constructiva ejemplificada, aún hoy día, en diversos vestigios muy conocidos, como la Torre del Oro y el alminar de la gran mezquita de Sevilla, la Giralda.La expansión portuguesa continuaba, al tiempo que Alfonso VIII de Castilla acampaba cerca de Córdoba y se dirigía contra Sevilla y Algeciras en 1182, contando con el apoyo de Fernando IIde León, aliado de Castilla en 1183. Todo esto obligó a Abu Yaqub a volver a la Península desde el Magreb en 1184. Se dirigió a Santarem donde sufrió una herida mortal. Su muerte fue mantenida en secreto durante algún tiempo para evitar discordias hasta que fue nombrado sucesor su hijo Abu Yusuf Yaqub en Sevilla (1184-1199). Este fue proclamado en el Alcázar y a continuación marchó a Marrakech donde también fue reconocido. La situación a este lado del Estrecho se deterioraba y Abu Yusuf tuvo que volver a la Península; en 1190, desembarcó en Tarifa y continuó hasta Córdoba donde pactó treguas con Castilla, previamente acordadas con León. Su objetivo primordial se centraba en Portugal, donde también firmó treguas. De nuevo, marchó al Magreb para volver a la Península en 1195 para enfrentarse con Alfonso VIII de Castilla, al que derrotó en la famosa batalla de Alarcos, al norte de Córdoba. Esta victoria sobre los castellanos dio estímulos suficientes a los musulmanes para continuar hacia el norte, llegando a poner sitio a Toledo, aunque el califa tuvo que volver a Sevilla para retomar la capital de su Imperio, donde murió en 1199.Entre los problemas con los que se enfrentó Abu Yusuf se encontraba la cuestión de los fundamentos religiosos. Sumido en el celo de los eruditos más devotos, que denunciaban el peligro de ciertos pensadores, decidió quemar todo lo que aquéllos consideraban subversivo; entre los afectados estuvo Averroes, cuyas obras fueron prohibidas. Por otra parte, hay que señalar que se manifestó como un eficiente estadista, preocupado, al igual que su antecesor, por la actividad constructiva.
contexto
La expansión del poder silyuqí no se detuvo con la conquista de Bagdad en el año 1055 sino que continuó en época de Alp Arslan (1063-1O72), hasta dominar toda Mesopotamia, Siria y gran parte de Palestina. Al mismo tiempo, el sultán ocupaba Georgia (1068) y vencía a los bizantinos en Mantzikert (1071), lo que abrió las puertas de Anatolia oriental a la entrada de grupos turcomanos mal encuadrados políticamente debido a la lejanía y marginalidad del territorio en que se instalaban. Damásco y Jerusalén fueron conquistadas ya en época de Maliksah (1072-1092), pero no Cilicia, el Taurus y las plazas de Edesa y Antioquia, donde gobernaba en nombre del Imperio de Constantinopla un armenio helenizado, Filareto. La época de Maliksah vio el apogeo del régimen silyuqí, que mantiene usos de gobierno de origen persa, según los refleja el "Siyasetnameh" o "Libro de Gobierno", compuesto por el visir Nizam. Pero los turcos seguían considerando su dominio territorial como una especie de patrimonio de familia divisible, aun reconociendo la hegemonía de Bagdad, a lo que se añadía la proliferación de concesiones de tierras en iqta a los turcomanos u oguzes y a otros miembros del ejército, y la independencia de hecho de diversos grupos tribales. Las disputas entre pretendientes fueron frecuentes desde finales del siglo XI, así como el gobierno de los territorios asignados en dote a miembros menores de la familia por jefes militares o atabeg, que a veces sobrepasaron su función de tutoría y se consolidaron en el gobierno, formando incluso dinastías provinciales. Así se consolidó en Mosul y Alepo la de Zengi (1128-1146), fortalecida por los éxitos del atabeg y de su hijo Nur-al-Din (1146-1174) contra los cruzados europeos. Mientras tanto, el Jurasan se independizaba bajo el mando de Sanyar, pero éste fue derrotado por los mongoles Kitán, que ocuparon Samarcanda y amplios espacios del Asia central islámica -por cierto que en este hecho tomo pie la leyenda del Preste Juan-. Después de la muerte de Sanyar, en 1056, el Jurasan padeció una época de desgobierno, dominado por diversos jefes guerreros oguzes; a finales de siglo, los gobernadores de Jwarizm consiguieron restaurar el orden y la unidad política en todo el Irán pero, a su vez, introdujeron como mercenarios a los Qipchaqs, cuyas correrías y devastaciones en los primeros decenios del siglo XIII fueron el precedente inmediato de las que produciría la invasión mongola. Mientras tanto, en Iraq subsistía el sultanato originario hasta finales del siglo XII, aunque el poder efectivo estaba en manos de los jefes militares dueños de territorios en iqta. Además, el califa al-Nasir consiguió liberarse de la tutela de los sultanes y gobernar efectivamente en Bagdad y su territorio, durante cerca de cuarenta años, entre los siglos XII y XIII, apoyado por los sectores de población que se agrupaban en movimientos de cofradía religiosa o futuwwa, y por las alianzas que buscó entre los cadíes y en las diversas familias religiosas del Islam, en especial -aparte de los suníes- entre los si´íes duodecimanos. Su proyecto político no tuvo continuación pero algunas de sus ideas y procedimientos serían recogidas por los turcos de Asia Menor. Los silyuqíes apoyaron decididamente al sunnismo, fundaron mezquitas y escuelas teológicas o madrasas, y protegieron asociaciones hospitalarias o piadosas de sufis (jangahs), porque fueron receptivos hacia las ideas sufíes tal como las expuso Gazalí (m. 1105). No persiguieron, sin embargo, al si´ísmo, excepto a la rama de los "asesinos" o isma'ilíes hasissyyun, que seguían practicando el terrorismo político-religioso. Aquella ortodoxia ecléctica hacía más tolerable el régimen, basado en la fuerza militar de los turcomanos y de diversos mercenarios kurdos y de otras procedencias, a veces de origen esclavo, que ganaban en poder a medida que se fragmentaba el de los silyuqíes y aumentaba la importancia de la iqta. ¿Hubo transformaciones profundas en el régimen agrario como consecuencia de aquellos cambios políticos y del nomadismo inicial de los turcos? Es posible que a medio plazo así haya sido, pero los peores efectos se observan después de las depredaciones y conquistas de los mongoles en el siglo XIII, aunque las dificultades y la ruina de la agricultura sedentaria y de los regadíos comenzarían antes debido a los hábitos de pastoreo nómada de los nuevos dueños, al peso excesivo de los tributos sobre los cultivadores, y a la inseguridad política, que dificultaba tanto el ejercicio pacífico del comercio como el mantenimiento de las obras públicas indispensables.
fuente
El California, terminado en 1920, da nombre a una clase de acoarzado integrada también por el Tennessee. Esta clase se basa en la New Mexico, si bien incorpora algunas modificaciones, especialmente en lo que respecta a la propulsión. En la década de los 20 se instaló una poderosa batería antiaérea y un par de catapultas para lanzar tres o cuatro aviones. En 1939 estaba preparado para recibir una nueva modernización, si bien la escalada de tensión en el Pacífico hizo que fuera destinado a Pearl Harbor. El ataque japonés del 7 de diciembre de 1941 hizo que fuera alcanzado por dos torpedos y tres bombas y, finalmente, hundido. Reflotado en marzo de 1942, fue remolcado hasta los astilleros de la Armada en Puget Sound, donde se inició su reconstrucción. Muy mejorado durante el proceso -recibió mayor blindaje horizontal, "bulges" antitorpedo y un mejor armamento antiaéreo-, volvió a entrar en servicio en enero de 1944. Desde entonces, ofreció apoyo artillero a diversos desembarcos norteamericanos, siendo levemente alcanzado por los cañones de costa japoneses en Saipán, en agosto de 1944. También participó en las batallas del estrecho de Surigao y Leyte. Nuevamente fue alcanzado en enero de 1945, por la acción de un kamikaze. Al finalizar la guerra, pasó a la reserva en la "flota de naftalina", siendo finalmente destinado al desguace en 1959.
contexto
Esta gran Área Cultural, que incluye porciones importantes de los Estados de California, Colorado, Arizona y Nevada en el Suroeste de los Estados Unidos, y los Estados de Sonora y Chihuahua en el norte de México, constituye -por sus especiales relaciones con Mesoamérica durante la etapa prehispánica- un caso muy peculiar en la especificación de las áreas culturales de América del Norte. Como consecuencia de tales relaciones, algunas comunidades se alejan de los patrones característicos del Arcaico que se fundamentan en la recolección y la caza, y se hacen agricultoras incipientes, al menos desde el 500 a.C., dando lugar a diferentes tradiciones. La Tradición Hohokam del Sur de Arizona se inicia aproximadamente en esta fecha, y tiene sus bases en los trabajos agrícolas por medio de la irrigación del desierto. Junto a la agricultura y a los grandes poblados sedentarios como Snaketown, surge la cerámica rojo sobre crema, que acompaña a objetos especializados como manos y metates y puntas aserradas de proyectil. Hacia el 500 d.C., como consecuencia del expansionismo de la gran capital clásica mesoamericana de Teotihuacan, aparecen en la región juegos de pelota y grandes montículos ceremoniales que se concentran en recintos urbanos, como ocurre en Mesa Grande. Estos centros controlaban los ricos suelos aluviales del desierto, en los que se establecían comunidades más pequeñas de casas semisubterráneas circulares. Hacia el 1300 d.C. se produce un profundo cambio en el patrón de asentamiento y se levantan casas de adobe y caliche -una formación rocosa característica del desierto- de forma cuadrada y rectangular, que se disponen en varios pisos colocados en los acantilados de los desfiladeros, en áreas bien defendidas. A mediados del siglo XV las incursiones apaches finalizan el sistema agricultor y se vuelve a una vida seminómada y recolectora. La Tradición Mogollón del suroeste se inicia poco después del 200 d.C. con grupos agrícolas que elaboran cerámica, aunque no obtiene su esplendor hasta el siglo X. Entonces florecen varios asentamientos en el valle del río Mimbres y se inicia el gran desarrollo de Casas Grandes (Paquimé) entre el año 1.060 y el 1.380 d.C. La etapa tolteca en Mesoamérica potenció la denominada Ruta de la Turquesa, definida por los contactos establecidos entre grupos del centro y norte de México densamente poblado con comunidades del suroeste de Estados Unidos. Como ocurriera con el caso Hohokam, el sistema de asentamiento básico en la región antes de la décima centuria fue el de casas semisubterráneas circulares y la construcción de grandes kivas circulares, que fueron interpretadas como inmensas habitaciones rituales utilizadas para ceremonias colectivas. Estos asentamientos, como Pueblo Bonito, tuvieron un carácter defensivo y actuaron como grandes centros de abastecimiento en relación con inmensas regiones generalmente desasistidas, pero ricas en materias primas, como turquesa, ámbar, ópalo y otros materiales preciosos, que fueron altamente apreciados y requeridos por las elites toltecas mesoamericanas. La cerámica del valle del Mimbres, asociada a algunos de estos centros rituales con kivas, tuvo un gran desarrollo, utilizando la bicromía en rojo y negro sobre fondo blanco con decoraciones geométricas, zoomorfas y antropomorfas, que son un bello ejemplo de integración del mundo simbólico del desierto con el procedente de las complejas realizaciones artísticas de la gran civilización de Mesoamérica. El tercer gran desarrollo cultural del Suroeste está protagonizado por la cultura Anasazi, que manifiesta vida completamente sedentaria desde el 250 a.C. Al contrario que las dos tradiciones anteriores, Anasazi no manufactura cerámica asociada a la vida sedentaria, sino que desarrolla una compleja tradición cestera basada en las pautas culturales recolectoras del desierto, y que se mantiene hasta el 750 d.C. Tal tradición de los cesteros, que elaboran objetos de complicados diseños y variadas funciones, se relaciona con las casas circulares semisubterráneas tan comunes a lo largo de toda el Area Cultural. La cerámica en esta tradición aparece en el 500 d.C. con diseños en negro sobre blanco, coincidiendo con la decadencia del sistema de vivienda semisubterránea. Los grandes centros consisten entonces en habitaciones cuadradas y rectangulares hechas de adobe y caliche, que se agrupan en varios pisos y se colocan también en los acantilados de los desfiladeros, con una clara posición defensiva. Es el caso de Mesa Verde y Cañón de Chelly. Hacia 1300 d.C., estos asentamientos complejos decaen y se reinstaura el sistema de vida seminómada y de agricultura incipiente, de manera que, en cierta medida, las comunidades indígenas de esta región también se asimilan a uno de los sistemas de vida que ha tenido mayor continuidad cultural en Norteamérica: la Tradición Cultural del Desierto.
Personaje
Político
A la muerte de Tiberio recayó la sucesión en Cayo Julio César Germánico, más conocido como Calígula. Su sobrenombre se debe al uso, desde pequeño, del calzado militar llamado caliga. Calígula era hijo de Germánico y Agripina la mayor. Tiberio le adoptó y le designó sucesor junto a su sobrino Tiberio Gemelo pero el Senado se decantó por Calígula con la esperanza de que la política de sometimiento de la clase senatorial llegaría a su fin. El gobierno de Calígula se inició, pues, lleno de buenos augurios, esperándose de él que acabara con el régimen tiránico de su antecesor. En un primer momento satisfizo a todos, respetando al pueblo y al Senado al tiempo que repartía fuertes sumas entre los pretorianos y organizaba espectáculos de circo. Pero pronto la situación cambió cuando ordenó matar a su primo Tiberio Gemelo y subir los impuestos ya que había dilapidado la fortuna de Tiberio. Los gastos crecieron desmesuradamente tanto por las campañas militares emprendidas (Germania y la Galia) como por los triunfos que se realizaban a continuación. El emperador empezaba a mostrar signos de cierto desequilibrio mental que le llevaron a exigir honores divinos y desear que su caballo favorito fuera nombrado senador. Quizá su mente no estuviera tan dislocada y todo fuera producto de la orientalización que se estaba produciendo en el Imperio y de la conversión del principado en monarquía. El régimen de terror impuesto por Calígula motivó la organización de un complot en el año 39. Los promotores fueron descubiertos y el emperador respondió acentuando la política de terror por lo que no pudo evitar la organización de un segundo complot a su regreso de la Galia, siendo asesinado por los pretorianos el 24 de enero del año 41.