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Para la capilla de la familia Vecellio en la iglesia de su villa natal, Piove di Cadore, pintó Tiziano un lienzo protagonizado por la Virgen con el Niño, San Tiziano, San Andrés y el propio artista en el fondo. Se trata de una curiosa Sagrada Conversación ya que incorpora la iconografía de la Virgen de la Leche, al estar María amamantando al Niño. La intensa iluminación empleada crea fuertes contrastes de luz y sombra, aportando el maestro mayor dinamismo al conjunto. Los colores son cada vez más limitados, aplicados de manera rápida y empastada, creando un efecto atmosférico que será admirado posteriormente por Rembranbdt y Rubens en el Barroco.El mal estado de conservación y los diversos repintes que presenta la tela disminuyen la calidad del lienzo, apoyando algunos especialistas la hipótesis de que su hijo Orazio concluiría la composición.
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En 1628 Rubens realiza el cuadro de altar más grande de su producción; se trata de los Desposorios místicos de santa Catalina destinado al altar mayor de la iglesia de san Agustín de Amberes. Para su ejecución definitiva realizó numerosos dibujos y bocetos preparatorios, de los cuales algunos se conservan. El maestro trata el asunto como si se tratara de una "Sacra Conversazione", esquema desarrollado abundantemente por los pintores de la Escuela veneciana en buen número de obras. La parte superior del lienzo la ocupan la Virgen con el Niño en brazos, volcado hacia adelante para unir su mano con la de santa Catalina que aparece arrodillada. San Pedro y san Pablo presencian el acontecimiento tras la columna, mientras san Juan Bautista gesticula teatralmente en la zona superior derecha. La zona inferior está presidida por la bella figura de san Sebastián junto a san Jorge, acompañados por diversos santos y santas. La composición se carga de movimiento, retorciéndose las figuras para crear una sensación de vitalidad difícilmente superable. La pesada arquitectura clásica que presenta el maestro otorga elegancia al conjunto, sirviendo de punto de apoyo a los personajes. La iluminación empleada, el colorido, la sensación atmosférica y la factura están en deuda una vez más con la escuela veneciana, Tiziano y Veronés especialmente. Los valores pictóricos van tomando posiciones dejando atrás los puramente táctiles, tradicionales en la Escuela flamenca. En el Museo del Prado se conserva una réplica de esta gran obra también pintada por el artista.
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La crítica más reciente admite por unanimidad esta obra como autógrafa de Tiziano debido a su similitud con la tabla del Metropolitan. Tradicionalmente había sido atribuida a su hermano Francesco Vecellio o considerada una copia de Cariani tomada de un original perdido del maestro de Cadore. Sin embargo, las recientes restauraciones permiten considerar este trabajo dentro del catálogo del artista, especialmente gracias al empleo de un paisaje vinculado a los "cassone" mitológicos pintados también hacia 1508. Las referencias a Giorgione se aprecian a la inserción de las figuras en la naturaleza, mientras que el realismo del paisaje estaría vinculado a los artistas nórdicos. El efecto atmosférico y el "sfumato" que envuelve a las figuras de María y el Niño están tomados de Leonardo, interpretado también a través del maestro de Castelfranco. La brillantez de los colores y la iluminación empleada estarían en consonancia con la escuela veneciana, especialmente con su maestro Giovanni Bellini.
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Los especialistas han apuntado a Giorgione y a Dominico Caprioli como autores de este trabajo aunque la mayoría de la crítica se inclina por considerar, desde 1877, que se trata de una obra de Tiziano. Se considera un trabajo ligeramente anterior a los frescos de la Scuola de San Antonio en Padua.Apreciamos un importante cambio respecto al paisaje de los paneles de la Academia Carrara al restringirse a la zona derecha de la composición. las figuras sagradas se sitúan en primer plano, sentada la Virgen sobre un pequeño muro y sosteniendo entre sus brazos al Niño. Los intensos colores empleados recuerdan el estilo de Giovanni Bellini, su maestro, mientras que en la atmósfera creada existe cierta sintonía con Leonardo, a través de Giorgione.
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En 1607 Rubens recibió uno de sus encargos italianos más importantes: un cuadro para el altar mayor de la Chiesa Nuova di Santa María in Vallicella, recién construida por los Oratorianos. En el lienzo debían figurar una Virgen con el Niño y seis santos pero existía un pequeño problema: debía incorporar a la obra la imagen de un antiguo icono milagroso que se guardaba en la iglesia. De esta manera se ensamblaban la obra moderna y el icono antiguo. Sin embargo, al colocar el lienzo en el altar se apreció que la iluminación era muy mala y los brillos provocaban que apenas se pudiera contemplar, por lo que los frailes sugirieron a Rubens que repitiera la escena sobre un material antirreflectante como la pizarra, a lo que el maestro se negó, ejecutando un nuevo retablo constituido por tres lienzos. Los santos quedan repartidos en las telas laterales mientras que la central presenta la imagen de la Virgen con el Niño venerada por los ángeles, esta vez dentro de un marco real. De esta manera, se podía quitar la Virgen pintada por Rubens para que en su lugar apareciera la imagen milagrosa que se conservaba debajo. El movimiento de los ángeles se convierte en uno de las características fundamentales de la composición y en general, de la obra del maestro flamenco. La influencia de los Carracci y de Correggio se pone de manifiesto en los ángeles de la zona baja de la composición.
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Tiziano pintó este fresco en el luneto al pie de la escalera de los Senadores en el palacio de los Dogos de Venecia, decorando el pasaje que conducía a la pequeña iglesia consagrada a San Nicolás en el interior del palacio. A su lado se encontraba otro fresco con el tema de la Resurrección pintado por su hermano Francesco Vecellio. Esta pequeña iglesia fue inaugurada el 6 de diciembre de 1523 por el dux Andrea Gritti, lo que permite situar la ejecución del fresco en estas fechas.Tiziano realizó la obra en dos sesiones, situando a la Virgen y al Niño en el centro de la sencilla composición, acompañados de dos ángeles envueltos en nubes. Al igual que en las Sagradas Conversaciones, existe una relación gestual entre los personajes, humanizando de esta manera la escena. En 1899 el fresco fue arrancado y pasado a tela.
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Hasta el siglo XIX esta tabla había sido atribuida a Palma el Viejo pero en los años finales de esa centuria se empezaron a barajar otros nombres como Bernardo Licinio o Polidoro da Lanciano. Será en 1880 cuando Morelli la atribuya a Tiziano, mostrándose la crítica actualmente indecisa. La paternidad tizianesca vendría determinada por su vinculación con los frescos de la Scuola del Santo en Padua y las Sagradas Familias de Londres y Maniano.Las figuras se presentan en primer plano abriendo el fondo a un paisaje, uniendo ambas zonas con la colocación de un árbol. Una potente iluminación impacta en los personajes sagrados y en el donante que recibe la bendición del Niño. La luz resalta las tonalidades brillantes empleadas por Tiziano, siguiendo de esta manera la forma de trabajar de su maestro, Giovanni Bellini. En las idealizadas figuras y en el tratamiento humanizado de los temas podemos apreciar cierta influencia de Rafael, mientras que en los efectos atmosféricos estaría relacionado con Leonardo, a través de Giorgione.
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Esta tabla era propiedad de la familia veneciana de los Grimani ai Serve y en ella podemos apreciar una de las características Sagradas Conversaciones pintadas por Tiziano en los años finales de la década de 1510. Los diversos personajes rompen con el aislamiento característico del Quattrocento para relacionarse a través de gestos y miradas. La figura de la Virgen tiene cierta similitud con la Asunción de Santa Maria dei Frari. Situada en el centro de la composición, sostiene entre sus brazos al Niño, ayudada por San Juan Bautista que queda en la zona de penumbra. Jesús dirige su mirada a María Magdalena que agacha la cabeza; tras ella observamos a San Jerónimo con su característica capa roja, ocupando San Pablo el único espacio libre en la escena, impidiendo que la composición se abra a un paisaje. La escena se cierra por los laterales con un cortinaje y una amplia columna, mientras que en primer plano apreciamos la presencia de un antecuerpo.La iluminación es la habitual de Tiziano en estas fechas -véase el Tributo de la moneda- creando intensos contrastes lumínicos y acentuando la intensidad cromática de las tonalidades, especialmente los azules, rojos y blancos, en sintonía con su maestro Giovanni Bellini. La monumentalidad de las figuras estaría vinculada con su admiración por la pintura de Miguel Angel mientras que el "sfumato" presente en la escena sería herencia de Leonardo. Algunos especialistas consideran que algunas de las figuras de los santos serían obra del taller.