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El Tesoro de Guarrazar se descubrió en el interior de una cámara de una iglesia muy cerca de la localidad toledana que le da nombre, en el siglo XIX. La parte fundamental del tesoro son las coronas votivas (entre las que destacan las dos de mayor riqueza, la de Recesvinto y la de Suintila) y las cruces que colgaban de ellas. Las piezas están realizadas en oro y piedras preciosas -como zafiros y perlas- con una técnica de engaste de pedrería muy parecida a la bizantina.
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El famoso Tesoro de Guarrazar está constituido por seis coronas y cinco cruces patadas de oro y pedrería. El conjunto de joyas fue hallado por unos campesinos, en 1858, junto a la Fuente de Guarrazar, situada al lado del camino que entonces unía Toledo con Guadamur y donde, probablemente, hubo un monasterio. El tesoro estaba guardado en dos fosas revestidas de hormigón, lo que indica la intención de ocultar estas joyas para protegerlas de un peligro inminente, que pudo tener lugar años después de la invasión musulmana. Durante los años que siguieron al descubrimiento, el Tesoro se dividió y muchas piezas se perdieron. En el año 1941 volvieron a España desde París buena parte de las coronas y desde entonces no han abandonado las salas del Museo Arqueológico Nacional. Esta cruz de gran tamaño que contemplamos, con zafiros alineados en el centro y perlas en los bordes corresponde al mismo estilo de la corona de Recesvinto.
museo
La catedral de Tortosa comenzó a construirse en el año 1347, concluyéndose las obras fundamentales dos siglos mas tarde. La fachada barroca es del siglo XVII. El interior, una elegantísima obra gótica, consta de tres naves de diferente altura, sin crucero y con ábside rodeado de girola. Son muy bellos los púlpitos góticos situados junto a las dos ultimas columnas y el coro. La sacristía alberga el Tesoro, con orfebrería, esmaltes, relicarios y tapices.
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En un recodo que forma la Vía Sacra en su empinado recorrido hasta el Templo de Apolo, a la entrada de la Estoa de los Atenienses, se levanta un templo pequeño erigido hacia el año 490. Es de orden dórico y tiene la forma canónica del thesauros con dos columnas in antis, obra de mármol de Paros. Lo que hoy vemos es la restauración llevada a cabo por los arqueólogos franceses en 1906 y, pese a la problemática inherente a ella, presenta la ventaja de devolvernos la idea original, la definición del orden dórico reducido a su esencia más sucinta. No faltaba en ella la decoración escultórica de frontones y metopas; aquéllos se han perdido; éstas, esculpidas con temas de amazonomaquia y hazañas del héroe ateniense Teseo y de Herakles, se conservan en el Museo de Delfos.
monumento
En un recodo que forma la Vía Sacra en su empinado recorrido hasta el Templo de Apolo, a la entrada de la Estoa de los Atenienses, se levanta un templo pequeño erigido hacia el año 490. Es de orden dórico y tiene la forma canónica del thesauros con dos columnas in antis, obra de mármol de Paros. Lo que hoy vemos es la restauración llevada a cabo por los arqueólogos franceses en 1906 y, pese a la problemática inherente a ella, presenta la ventaja de devolvernos la idea original, la definición del orden dórico reducido a su esencia más sucinta. No faltaba en ella la decoración escultórica de frontones y metopas; aquéllos se han perdido; éstas, esculpidas con temas de amazonomaquia y hazañas del héroe ateniense Teseo y de Herakles, se conservan en el Museo de Delfos.
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Las formas carolingias, aprendidas a través del estilo del Maestro de Tréveris, se manifiestan en una serie de marfiles realizados en el entorno del obispo Notger de Lieja (972-1008). Esta pieza es una de las que mejor reflejan esta influencia, donde se aprecian los característicos conceptos de volumen y serenidad de las figuras a la antigua, que conocemos en el mismo tema iconográfico del Sacramentario de Lorsch.
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Las piezas del Tesoro de Torredonjimeno, en Jaén, representan a un taller andaluz en el que se imitaron los productos toledanos del llamado tesoro de Guarrazar, con materiales más pobres. Los descubridores creyeron que se trataba de simple bisuteria de latón y entregaron el lote de cruces y coronas a los niños para que jugasen; muchas joyas se desmenuzaron para hacer figuritas brillantes de barro.