A diferencia del sepulcro realizado pocos años antes para Juan II y su esposa Isabel de Portugal, Gil de Siloé adosa al muro el sepulcro de Alfonso. El infante aparece arrodillado en actitud de orar y mira hacia al altar. La labor de tracería y ornamento es en todo similar a lo hecho hasta entonces. Parece que en esta obra trabajó al menos otro maestro, también magistral, del que desconocemos su identidad y que realizaría algunas de las pequeñas esculturas exentas de la parte alta.
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obra
La estructura de este sepulcro sigue el esquema del Pollaiuolo en su tumba de Sixto IV, representando en sus frentes a un lado las cuatro Virtudes cardinales, en nichos avenerados, centradas por el medallón de Nuestra Señora. Al otro lado, el de San Juan Bautista con la figura de la Caridad y otros Santos bajo nichos. A los pies una inscripción entre dos putti y a la cabecera Santo Tomás de Aquino y dos querubes. En los ángulos, águilas de poco desarrollo y sobre este primer cuerpo un segundo más estrecho sobre el que reposa un simple lecho con el yacente.
obra
Arturo Mélida es el encargado de esculpir este sepulcro, excepto la estatua que sostiene la efigie, obra de Elías Martín. Se trata de un enterramiento mural en forma de retablo, bajo un gran arco de medio punto que cobija la figura del Genio de la Guerra, en actitud meditativa, sostiene un medallón con el busto de perfil del glorioso militar. A los pies de estas figuras se sitúa un león, guardián y símbolo de la inmortalidad, guardando el sueño eterno del difunto. En la parte exterior de la rosca del arco están grabados los nombres de las batallas en las que destacó el Marqués.
obra
Del sepulcro del virrey, ejecutado en alabastro al romano, quedan restos en esa localidad turolense de Alcañiz, con dos bellas esculturas de Virtudes, de formas muy italianizantes, cuyas anatomías se marcan bajo los ropajes.
acepcion
Enterramientos en fosas que tienen su origen en las culturas neolíticas de base agrícola, emplazadas en la zona de Cataluña. Con el tiempo, este tipo de sepulcro sería también empleado por los pueblos prerromanos.
obra
La producción artística de Granada sufrirá una importante transformación con el intento imperial de convertir la ciudad en sede terrena y panteón de los Austrias, lo que multiplicará las iniciativas. Las primeras se centran en la Capilla Real y serán llevadas a cabo por la nobleza, de manera previa a la censura que el emperador establece en la Capilla Real en su visita de 1526. El inicio del cambio del plan gótico comienza con el encargo a Doménico Fancelli del cenotafio de los Reyes Católicos. El sepulcro se inspira en los modelos cuatrocentistas italianos como la tumba de Sixto IV, obra de Pollaiolo. El esquema no avanza en exceso sobre las propuestas italianas pero sí es clave para entender el cambio estético que se ha producido en la corte. Se asume el concepto humanista de la muerte, significando no la idea medieval del triunfo de la muerte sino el triunfo sobre la muerte conseguido mediante la Fama, la cual hace perdurar el recuerdo del difunto mediante sus virtudes expresadas con una compleja simbología que permite la inmortalidad en este mundo. Las esculturas dormidas de Isabel y Fernando descansan sobre un lecho troncopiramidal que permite amplios laterales para desarrollar un importante grupo de símbolos con escenas religiosas alusivas al triunfo espiritual sobre la muerte (Bautismo de Cristo, Resurrección), a los que se une la idea del éxito militar mediante la representación de los santos guerreros (san Jorge y Santiago). El programa se completa con estatuas de los Apóstoles y Padres de la Iglesia. Motivos exclusivamente decorativos, heráldica, emblemas de los monarcas y una cartela, a los pies, sostenida por putti que, con caracteres latinos, explica el sentido de triunfo en la actividad guerrera de los reyes contra los musulmanes, cierran el conjunto. El sepulcro de Felipe y Juana fue realizado por Bartolomé Ordóñez con mármol de Carrara, retrasándose su instalación hasta 1603. La obra es un túmulo más alto que el de Fancelli con las figuras yacentes de los monarcas claramente idealizados. Frente a los personajes centrales las significaciones religiosas se concretan con los temas de la Natividad, Oración del Huerto, Santo Entierro y Epifanía, así como con las estatuas sedentes de los ángulos, que representan a san Miguel, san Andrés y los santos Juanes. La fuerza expresiva de los distintos grupos escultóricos así como el relieve de los elementos decorativos de unión contrastan vivamente con el bajorrelieve casi pictórico del sepulcro contiguo.
obra
El sepulcro de los Reyes Católicos fue realizado en mármol de Carrara por Domenico Fancelli. Presenta forma tronco piramidal y muestra en sus paredes relieves y esculturas con escenas del Bautismo, la Resurrección, imágenes de santos y diversos elementos ornamentales propios del Renacimiento como guirnaldas, mascarones o emblemas. En la parte superior se sitúan las esculturas yacentes de los Reyes Católicos, un tanto idealizadas. El sepulcro de Doña Juana y Don Felipe fue realizado posteriormente por el escultor español formado en Italia, Bartolomé Ordoñez, con una estructura similar al anterior.