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monumento
El primer proyecto para levantar un monumento conmemorativo en este lugar se debe a José I Bonaparte, interesado en construir un arco triunfal en honor de su hermano. El Rey Intruso sólo puso la primera piedra del monumento, siendo Fernando VII en 1813 quien retomara el proyecto, evidentemente no para honrar a Napoleón sino para celebrar su entrada en Madrid. Antonio López Aguado fue el arquitecto elegido para construir este arco triunfal de clara reminiscencia romana, levantado en granito. Cuenta con tres vanos, el central de medio punto y adintelados los laterales, separados por estriadas pilastras de orden jónico y coronado cada uno de ellos con un contundente ático. Ramón Barba es el encargado del grupo escultórico que corona el monumento, llegando a una patente exaltación clasicista con trofeos militares alusivos al triunfo sobre los franceses y la grandeza de Fernando VII.
obra
Antonio López Aguado fue el arquitecto elegido para construir este arco triunfal de clara reminiscencia romana, levantado en granito. El grupo escultórico que la corona fue proyectado por José Ginés y modelado por Ramón Barba con la ayuda de Valeriano Salvatierra. Aparece una alegoría de España portando el escudo de Madrid, mientras a su lado se encuentra una personificación de las Artes y una matrona simbolizando las provincias. El león del poder monárquico y distintos trofeos completan la composición.
monumento
Puerta de origen musulmán, pero modificada varias veces a lo lago del tiempo; la que puede verse actualmente data de 1576, estructurándose mediante una planta cuadrada, con patio central y cuatro torrecillas que lo rodean que, se especula, se alzan sobre el solar de otra puerta de origen visigodo (de tiempos de Wamba). Se trata de una de las puertas más antiguas de la ciudad, época visigoda, y de los musulmanes sólo conserva su estructura. En el siglo XV, se la denominó Puerta de los Judíos por estar situada junto al barrio hebreo. Entre los años 1571-1573, por orden del Corregidor Gutiérrez Tello, fue reedificada casi por completo y allanado su camino de acceso. Los cambios posteriores fueron insignificantes, conservándose todavía las antiguas hojas de la puerta, chapadas en hierro. En 1936 sufrió algunos deterioros debido a un incendio durante la guerra Civil (1936-39), siendo posteriormente restaurada. La puerta consta de dos fachadas y, a ambos lados, luce portadas renacentistas con blasones de la ciudad en la parte exterior, y el de Felipe II en la interior. Tanto la interior, frente al Monasterio de San Juan de los Reyes, como la exterior, orientada hacia la vega, están rematadas con dos torreones laterales. La fachada interior está estructurada en tres cuerpos, situándose en el inferior el vano de la puerta, enmarcado por un arco de medio punto entre dos columnas dóricas. En el cuerpo central, junto con los cuatro vanos destinados a ventanas, sobresale el escudo real situado sobre una urna que contiene una talla de la imagen de santa Leocadia. Se trata de la única puerta abierta al tráfico rodado y su nombre proviene de la Cambronera, planta espinosa que creció en una de sus torres.
obra
La del Cambrón es una de las puertas de acceso más antiguas de Toledo, pues la que se puede ver hoy día, del siglo XVI, fue construida sobre una antigua puerta visigoda de tiempos de Wamba (siglo VII). A lo largo de los siglos ha sufrido diferentes reformas, siendo las más importantes las llevadas a cabo en 1576, por orden del Corregidor Gutiérrez Tello, y la posterior a la Guerra Civil española (1936-39).