Busqueda de contenidos

obra
Al norte de la localidad de Niebla, para salvar el río Tinto, se levanta el puente romano, uno de los mejor conservados de la Península Ibérica.
fuente
El desarrollo de nuevos y más pesados tanques en los meses precedentes a la II Guerra Mundial, como el M3 Grant y el M4 Sherman, hizo pensar a los ingenieros en nuevos puentes capaces de aguantar el paso de estos gigantes. Uno de ellos, Sir Donald Bailey, del Royal Engineers británico, diseñó el puente Bailey en 1940, hecho a partir de componentes estandarizados, fáciles de transportar y ensamblar, que será usado en prácticamente todos los teatros de operaciones. La producción dio comienzo en julio de 1941, entrando en servicio a partir de diciembre de ese mismo año. En total, fueron fabricadas cerca de 490.000 toneladas de puentes Bailey, sumando un total de 320 kilómetros de longitud de puentes fijos y unos 64 km. de puentes flotantes. El puente Bailey fue pensado para ser movido, reconstruido o cambiado de lugar en apenas unas pocas horas, incluso bajo fuego enemigo. Fue muy utilizado por los Ejércitos aliados en Italia, donde el paso de los ríos fue un importante factor en el desarrollo de las batallas, y el noroeste de Europa. Su importancia para los aliados fue tal que hizo a Montgomery afirmar que "sin los puentes Bailey no hubiéramos ganado la guerra". Fantásticas construcciones, continuaron en uso en algunos lugares durante muchos años después. Donald Bailey fue nombrado caballero en 1946, por su contribución a la victoria aliada en la II Guerra Mundial.
obra
Esta escena complementa a Mañana en Rouen, presentando otro frente del puente desde una zona elevada que nos permite contemplar un buen número de personas cruzando hacia la otra orilla, donde están los edificios de la ciudad. En primer plano contemplamos la frenética actividad portuaria, con un barco que expulsa una blanca columna de humo que se confunde con el ambiente grisáceo de la atmósfera. El estilo de Pissarro en esta década de 1890 es casi puntillista, trabaja con rápidos toques de pincel y se interesa especialmente por los reflejos en el agua, una de las pocas fuentes de luz del lienzo. Los colores grisáceos dominan una composición en donde destacan los colores rojos de la caseta de primer plano y de los edificios del fondo.